De la Chimba a Suipacha
Texto y fotos de Juan Ayekafe
La primera vez. Mi papá empujándome por Avenida Central, lograr el equilibrio, adrenalina en el estómago, ¡papá estoy andando solo!. Felicidad tatuada en el rostro. Bicicleta como juguete.
La segunda. Transantiago. Irse apretado, llegar tarde, está caro, insoportable. Volver a pedalear, llegar a tiempo, ahorrar plata. Bicicleta como medio de transporte.
La tercera. Ritmo humano, entender la realidad, cuestionarla, intentar modificarla. Bicicleta como herramienta de transformación social.
Llegué al FMB5 luego de un llamado a voluntariado realizado el año 2015. En ese contexto conocí a gran parte de las organizaciones de la escena ciclista capitalina, siendo Indepecleta la agrupación con la cual generé mayor afinidad, ¿será su gente sencilla y buena onda?, ¿será su mística de barrio?, ¿será que soy también de La Chimba? No lo sé, pero al término del encuentro ya era un indepecleto.
“Mecánica básica, el pinchazo, el cosito del cosito, la ruta patrimonial, el contacto con el vecino, la propuesta nacional ciclista, ¡subieron la ciclovía de Avenida La Paz sobre la vereda! Eso es ilegal, reunión con la Muni de Indepe, la mesa de movilidad de Renca, la ciclovía de La Chimba, la guía Pedaleando se ahorra, y está en Creol, ¿COMOSAVA?”
La invitación al Encuentro Contrapedal se gesta en el campamento de cicloviajeros del FMB5, ahí nacen las afinidades entre Indepecletos y Suipachas, al ver que ambas organizaciones tienen trabajo territorial similar. Posteriormente, en septiembre se oficializa la invitación mediante correo electrónico, a lo que surge la pregunta ¿quién va?, Juan.
“Te subes al cilindro alado, la bala cruza Los Andes y cruzo los dedos hasta tocar piso firme, el check point imaginario de los estados, ¿en qué trabaja?, ¿a qué viene?, la Bip! Cordobesa, la batería del celu que va a morir, sin GPS y yo que soy tan perdido, el miedo y la aventura, el Tomy me espera en el taller hasta las 22:00, el bus dobló mal, caminar, conocer y llegar a destino” .
La previa
La invitación contemplaba techo, comida y vehículo de dos ruedas. Desde mi llegada apliqué apoyo mutuo, así fue que acompañé a Tomi al mercado de la ciudad (en bicicleta obvio) a comprar los insumos de las pizzas que comeríamos en la inauguración del Taller. Llegando a casa nos pusimos a amasar, mientras afinaban los últimos detalles del material que se presentaría en el primer día del encuentro, ahí conocí a Naco, Juan y Lino. Me contaron que Córdoba es la ciudad de Argentina con mayor cantidad de policías por persona, que existe una fuerte represión a las clases populares que son estigmatizadas por su estética, y además el gatillo fácil se ha hecho costumbre. Es por esto que periódicamente se organiza una marcha contra estas políticas públicas llamada “La marcha de la gorra”, que coincidentemente seria al día siguiente. En la marcha lo primero que me llamó la atención fueron los policías, usaban solo camisa y pantalones, ni parecido a la policía militarizada de Chile, además la marcha se desarrolló de manera pacífica, sin ningún tipo de incidente, finalizando en un gran escenario cercano al edificio municipal.
El encuentro
Activistas de la bicicleta y de movimientos afines se dieron cita en Córdoba, durante 3 días en los cuales se hicieron talleres como el de Huertas agroecológicas urbanas, taller de experimento de animación en afiches, Acupunturas
Urbanas (sobre el proceso de construcción de Suipacha), taller de corporalidad realizado por un grupo de danza, presentación de documentales, plenario de talleres populares, conversatorio cobre el proceso de conformación de la Red Argentina en Bici, conversatorio sobre mecánica por y para mujeres, lesbianas, trans e identidades femeninas, y el taller sobre como armar una ruta patrimonial.
Es enriquecedor ver como en distintos territorios se articulan organizaciones que rompen la lógica del individualismo e intentan coordinarse de manera horizontal, me llamó la atención el avance que han alcanzado en torno al proceso de toma de decisiones colectivas; evitan usar la votación, esforzándose por llegar a consensos. También me llamó la atención el desarrollo respecto al tema de género, por ejemplo en Suipacha hay un día en el cual solo asisten mujeres, lesbianas, trans e identidades femeninas.
Mi misión era absorber la mayor cantidad de experiencias, de explicar a través del taller de rutas patrimoniales nuestra idea fuerza; “praxis ciclista localizada” y generar redes con otras organizaciones, lo cual se consiguió con creces. Este tipo de viajes son un aliciente que te llena de energía e ideas para replicar en la propia realidad, las cuales, si bien venían gestándose con anterioridad en la organización, toman mayor fuerza al verlas materializadas por otros. A la vuelta, la junta con Indepecleta coincidió con nuestra evaluación y proyección anual, coincidencia que aprovechamos planteándonos como objetivo 2018 tener un espacio propio.