“Yo ya no pedaleo por medallas. Ahora pedaleo con sentido”.
Por Michelle Raposo
Fotos: Kanpeki Films
Con esa convicción en mente, Mariana Cristoffanini de 62 años (junto a su amiga Bárbara Muñoz) se subió a su bicicleta y recorrió más de mil kilómetros entre Puerto Montt y Santiago, durante 15 días con un solo objetivo: visibilizar la falta de oportunidades laborales para los jóvenes con discapacidades sensoriales, como su hijo Joaquín, ciego total, bilingüe, con estudios técnicos y universitarios, pero aún sin un empleo digno y estable.
Este viernes 27 de junio, esta cruzada llegará al público en el estreno del documental “Pedaleando con Sentido”, una función que invita a emocionarse, reflexionar y comprometerse.
La función es gratuita y se realizará en el AIEP de Bellavista. Las actividades comienzan a las 16.00 horas y solo en necesario inscribirse en el siguiente link.
Del testimonio a la pantalla

El documental, dirigido por Cristóbal Asenjo con su productora Kanpeki Films, muestra no solo el esfuerzo físico de Mariana, sino también la complejidad de una situación que no tiene mucho eco en el país, como es la inclusión real y efectiva.
Cristóbal ha estado involucrado en la campaña Pedaleando con Sentido desde sus inicios. “Lo que en un principio era un video pequeño, se convirtió en algo más grande para cubrir todo lo que pasa por la mente de Mariana, y un poco por la vida de Joaquín, que la lleva a hacer esta gran campaña por la inclusión laboral en jóvenes con discapacidad”.
Además de la travesía, se abarcan otros temas relacionados con la Ley de Inclusión Laboral -en que si una empresa tienen 100 empleados al menos una persona debe estar dentro del Registro Nacional de Discapacidad- con entrevistas a Constanza Retamal, psicóloga también con discapacidad visual de la Fundación Sofan, y un compañero de Joaquín, entre otros, que reflejan la realidad de la inclusión.
Por ejemplo, cuenta Cristóbal, una de las historias que se plasman en el documental es una “propuesta que le llegó a Joaquín en una empresa de mantención automotriz donde estuvo por tres meses, pero en ese tiempo no pudo cumplir sus labores porque nunca se logró adaptar el programa de lector de pantalla, y al final terminó haciendo tareas más básicas, no se pudo incluir bien, y luego de los tres meses no le renovaron el contrato”.

“Creo que es algo súper interesante lo que le sucede a mucha gente en otros puestos de trabajo, que ya es súper difícil para una persona con discapacidad conseguir una entrevista, y luego ya estando dentro, que la empresa no tenga los medios o como la disposición para adaptar cargos o las herramientas, y al final eso no es una verdadera inclusión. Lo más probable es que el aprendizaje es que a la próxima no vayan a contratar a una persona con discapacidad visual”.
En este camino de generar conciencia, Cristóbal también se encuentra preparando una actividad inmersiva previa al estreno del documental, simulando la experiencia de tomar el Metro, siendo una persona ciega.
Más allá de lo evidente
Si bien este viernes se estrena el documental, la lucha de Mariana por la inclusión viene de mucho antes, y seguirá por un tiempo más.
“Me puse a pedalear todo el 2024 haciendo llamar la atención a la gente. Aunque exista una Ley de Inclusión, eso no quiere decir que la ley haya hecho progresos. Todavía falta mucho para que, especialmente los jóvenes que nacen con discapacidades sensoriales, los ciegos, los sordos, logren ser incluidos laboralmente”.
Un ejemplo de esto, es que la ley permitió a las empresas que si alguno de colaboradores habían entrado en una pequeña situación de discapacidad -por decir 5% de pérdida auditiva- pueden mandarlo a sacar carnet de discapacidad, y ese mismo colaborador que llevaba 20 años en la empresa, ahora pasa a esta nueva categoría. “Con eso se cubrieron el 60% de los cupos que la ley exigía”.

Por otra parte, para la discapacidad intelectual y discapacidad motora, ha habido una mejor “inclusión”, quizás un efecto de la misma Teletón, reflexiona Mariana, sin embargo, algunos aún quedan rezagados.
“Porque se ha abogado mucho por la accesibilidad, hoy un restaurante debe tener un baño accesible, e incluso hay unos que se dicen que son inclusivos, porque tienen un baño, pero no hay carta en Braille, no hay alguien que le explique a un sordomudo, entonces nos hemos quedado en la simpleza de tener un baño amplio y una silla de ruedas y decir yo ya incluí”.
Así, se suman otras actividades del día a día, como tratar de usar una tarjeta de coordenadas para hacer una transferencia o confiar que te están cobrando lo correcto en un comercio, porque la máquina de la tarjeta no habla.
Incluso Mariana se ha encontrado con situaciones inéditas, cuando una persona le dijo que podía contratar a Joaquín en forma part-time por un sueldo de $100 mil pesos, pero con el requisito de que nunca fuera. “Entonces, eso es no entender nada, porque mi hijo no sólo necesita los 100 mil pesos, él necesita sentirse parte de la sociedad”.
“Lo que yo veo, es que para que esto resulte no tiene que pasar por la obligación, tienen que pasar por la convicción”.

En el lado positivo de las cosas, también hay personas que sí hace los esfuerzos. Joaquín fue contratado por una empresa tres días al mes, como parte del staff de apoyo para conferencias internacionales en el Hotel Sheraton, y se han preocupado de integrarlo y preguntarle qué necesita él para hacer el trabajo más fácil. “La persona tiene una pyme, él no tiene ninguna necesidad de cumplir con el 1%. Lo hizo porque vio que la persona tenía capacidades, que podía ser un aporte para su empresa, porque Joaquín es bilingüe “.
Finalmente, la realización del documental no solo muestra lo que ha vivido Mariana junto a Joaquín, sino también las realidades de otras regiones, y muchos aprendizajes. “Un poco es demostrar que está lleno de personas con discapacidades que son capaces de muchas cosas, y que la sociedad pierda el miedo, que les dé una oportunidad, que va a ser un aporte y no un costo”.