Por Michelle Raposo
Fotos: Pedalea
La bicicleta, más que un simple medio de transporte se ha ido consolidando como un símbolo de movilidad sustentable, que aporta además a la salud pública y al desarrollo urbano. Esto se aplica tanto para Chile, como para el resto de América Latina, según muestra un ránking con las ciudades de la región con mayor cantidad de ciclovías.
Si bien es valioso contar con este tipo de contenido para destacar la importancia de la infraestructura ciclista, revisamos la información más reciente para conocer más del panorama de las ciclovías en Latinoamérica, y como la bici se instala como una alternativa ante la necesidad de descongestionar las ciudades.
Sumando kilómetros a la red
Consultando la información disponible, entre las ciudades que más destacan por su red de ciclovía se encuentra São Paulo, que se posiciona como líder con 771,7 kilómetros de infraestructura, entre distintos tipos de ciclovías. Según el plan de metas 2021-2024 que tenía la ciudad, se querían agregar 300 km extra de ciclovías, pero según reportan algunos medios (G1, O Globo), solo se habría construido alrededor del 10% de esta meta.
En segundo lugar, se encuentra Bogotá, un referente de América Latina en movilidad, con más de 608 kilómetros de ciclorrutas (en 2023). La capital colombiana, además, ha sido pionera con sus ciclovías recreativas que partieron por primera vez en 1974. Por su parte, las autoridades de la ciudad han mantenido el aumento de las ciclovías y mejoras a estas dentro de su carpeta de proyectos (Ciudad Bogotá, Plaza Capital).

Ciudad de México es otra de las ciudades que destaca en el ránking de infraestructura, con 533 kilómetros. Conocidos son los problemas de contaminación del aire y congestión que tiene la capital de México, por lo que las autoridades han hecho un esfuerzo por seguir reforzando su infraestructura ciclista, la disponibilidad de bicicletas públicas y el transporte público. Según el “Plan Ciclista 2025-2030” el objetivo es construir 300 km adicionales de ciclovías, mejorar los más de 500 que existen, construir 50 biciestacionamientos nuevos y sumar 20 mil bicicletas al sistema de Ecobici de aquí al 2026, como preparación además para el Mundial de Fútbol que se va a realizar en la capital.
Fortaleza, en Brasil, es otra ciudad que destaca por su red de 495,1 kilómetros. Para finales del 2024 esperaban alcanzar los 500 kilómetros de meta de aumento de infraestructura entre distintos tipos de ciclovías. Como dato, el 2012 la ciudad contaba solo con 68,6 km de red.
Según las cifras del Gobierno Regional, en Santiago actualmente existen cerca de 480 km de ciclovías, entre nuevas y antiguas que no cumplen con el estándar de calidad actual. Para aumentar la infraestructura el 2024 el Gobierno Regional Metropolitano presentó el Plan Maestro de Ciclovías del Gran Santiago, que busca aumentar a 820 km la red de rutas para ciclos en 34 comunas de la región. Este Plan Maestro, que significa una inversión de $8.995 millones, está en etapa de estudios, consultoría y diseño, pensando en un plazo de construcción de aquí a 10 años.
Buenos Aires por su parte, tiene una red aproximada entre 300 y 310 km, construida desde 2019. Según el informe de análisis de uso de bicicletas en CABA de diciembre de 2024, el movimiento de ciclistas es de alrededor de 350 mil personas al día. A diferencia de otras ciudades, en vez de aumentar la red, el nuevo gobierno de la ciudad ha decidido levantar algunas ciclovías de la capital.
Más o menos en el mismo rango de extensión se encuentra Lima, que cuenta con 332 kilómetros de ciclovías. Eso sí, estas se encuentran fragmentadas y no integradas entre sí, según comentó Elvira Moscoso, gerente de Movilidad Urbana de la Municipalidad de Lima. Para que esta red siga mejorando, la ciudad tiene proyectos en colaboración con el banco alemán KfW y el Banco Mundial. La meta proyectada para el 2040 es una red de 762 kilómetros, que atraviese Lima de punta a punta.
Desafíos de una movilidad moderna

Si bien la suma de kilómetros son buenas noticias, no hay que dejar de lado la calidad de estos, argumentan los especialistas. La antigüedad de algunas redes implica que muchas fueron pensadas como proyectos únicos y no como una red de apoyo a la movilidad sustentable.
Para esto los manuales y directrices de diseño y construcción también han sido revisados o actualizados para cumplir con estándares más modernos en cuanto a la segregación y seguridad, los anchos adecuados en las vías, tipos de superficies, iluminación y señalización, y especialmente la conectividad con el resto de la red.
De todas formas, el panorama se ve esperanzador en la medida que los gobiernos nacionales y locales sigan impulsando, junto a organismos tanto privados como de la sociedad civil, la construcción de espacios seguros y eficientes para la promoción de la bicicleta y la movilidad sustentable.