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Bici Bus CDMX: la ruta escolar que transforma la ciudad

Por Michelle Raposo

¿Qué pasaría si hubiera alguna alternativa? ¿Si al menos una vez al mes ir a clases sea lo más entretenido del mundo? Conversamos con la mexicana Mónica Martínez, quien ha coordinado varios Bicibuses, y quien nos da luces de cómo organizar estas iniciativas.

Como solía pasar hace décadas atrás, Mónica Martínez, creció en un barrio donde se podía jugar en la calle sin preocupaciones. Con el tiempo, y las tareas diarias de la vida, la mexicana llegó a pasar hasta dos horas diarias en el tráfico de Ciudad de México, hasta que en un viaje redescubrió la bicicleta como un medio de transporte eficiente.

Al convertirse en mamá, su visión de la movilidad se enfrentó a nuevos desafíos, que no solo la motivaron a seguir pedaleando con su hija a bordo, sino también la impulsaron a organizar Bicibuses en CDMX, de los cuales ya se pueden contar cuatro iniciativas diferentes, tres de ellas vinculadas directamente en cuanto a su organización. 

El impulso de la Cicletada de las Niñas

Cuando su hija cumplió alrededor de 10 meses, Mónica la subió a la silla de niños en su bici, y la bicicleta -junto al transporte público- se transformó en su forma de vivir la ciudad, haciéndola más práctica, libre y disfrutable. Al principio eso sí, no solo se replanteó la seguridad en las calles para peatones y ciclistas con niños.

En estas vueltas de la vida, fue que en el 2019 asistieron a la primera Cicletada de las Niñas que se realizó en CDMX. “Ese momento me hizo tomar conciencia de la importancia de que las infancias puedan ocupar el espacio público de forma segura, más allá de lo recreativo. Crecí viendo la bicicleta como algo solo para los domingos en el parque, pero al ver a mi hija rodando con otras niñas y mujeres, entendí lo poderoso que es acompañarlas y promover espacios donde puedan moverse libremente”.

¿Y si pedaleamos todos juntos a clases?

En uno de los cambios de escuela de su hija, Mónica se dio cuenta que no era la única madre que llegaba en bici, y que varias familias hacían lo mismo.

Después de participar en la primera Cicletada de las Niñas, Mónica se involucró en la organización de la segunda y tercera edición de este evento en CDMX, por eso al ver en 2020 cómo el Bici Bus de Barcelona se hacía viral en las redes, la hizo pensar que algo así también era posible en su ciudad.

Ya para junio del 2022, y tras meses de maduración, junto a la asociación de padres de familia y la escuela pusieron en marcha el proyecto. “La escuela ya tenía espacio para bicicletas y logramos una buena coordinación entre las familias y la institución. La experiencia organizando las cicletadas previas me ayudó a formar esta iniciativa, que marcó un cambio en nuestra forma de movernos y ver la ciudad”.

De la idea a la práctica

“Nunca imaginé que llegaría al nivel actual, pero me emociona ver su crecimiento en estos casi tres años”, comenta Mónica. En esa primera versión se reunieron entre 15 y 20 personas, incluyendo a niños en sus propias bicicletas, y ya en enero de este año superaron las 100 personas.

En un principio “decidimos continuar al siguiente ciclo escolar con una frecuencia bimestral, asegurando siempre la presencia de adultos para encapsular al grupo, ya que la infraestructura ciclista en Ciudad de México aún tiene limitaciones”.

Luego ya pasaron a hacerlo mensualmente, en una ruta larga de tres kilómetros, considerando un ritmo infantil. Actualmente incluso, un grupo de familias propuso una ruta corta, más frecuente, naciendo una versión semanal para quienes viven más cerca del establecimiento.

La logística también incluye llegar 15 minutos antes de las clases, para evitar el caos vehícular a la entrada de la escuelita, lo que también facilitaba el acomodo de las bicicletas, sin generar más congestión.

Aunque no es una actividad diaria por la logística que implica, el entusiasmo de los niños es evidente, cuenta Mónica. “Ese día se levantan temprano, están listos a tiempo y muchos que normalmente van en auto o transporte piden a sus familias que los lleven en bici”.

Para tener una idea, en esta ruta larga, participan niños que parten entre los 3 y 4 años, que aún van en las sillas traseras con sus padres, hasta niños de 10-11 años, en sus propias bicis. Aunque la mayoría de los que participan tienen entre 5 y 7 años.

En términos de seguridad vial, para mitigar los riesgos, se pedalea en grupo con adultos que van protegiendo a los niños, y que bloquean las calles para asegurarse de que todos crucen los semáforos de forma segura.

En cuanto a los tiempos y logística, la constancia y puntualidad son primordiales. Así el Bici Bus tiene horarios fijos de salida y pasos por los puntos establecidos. No se hacen paradas prolongadas para esperar a nadie, por lo que las familias saben que tienen que estar listas a tiempo.

En la práctica, las familias se han dado cuenta de que es más fácil y seguro de lo que imaginaban. Además los niños suelen estar entusiasmados con la actividad, lo que facilita la organización en casa.

Elementos claves para empezar

En ese primer Bici Bus, la actividad se dio de manera orgánica, sin una gran labor de convencimiento. La clave fue que muchas familias tenían interés en moverse en bicicleta y encontraron en esta iniciativa el impulso que necesitaban.

Sin embargo, explica Mónica, hay un par de factores esenciales que ayudan a lograr el éxito. Entre estos se encuentran la disposición de la escuela, la existencia de un espacio para dejar las bicicletas y el apoyo de la asociación de padres de familia facilitan que la idea se adopte comunitariamente. “Se creó un chat donde poco a poco se fueron sumando más familias, y cada nueva edición trajo más participantes”.

Por ejemplo, ahora la hija de Mónica cambió de escuela, y la dinámica ha sido diferente. “La nueva ruta es más larga, la comunidad escolar es más grande y, a diferencia de la experiencia anterior, la escuela no se ha involucrado en la comunicación, lo que ha representado un desafío para convocar a más familias”.

A pesar de esto, la iniciativa sigue avanzando. En enero inauguraron la nueva ruta, y aunque al principio fue un esfuerzo más individual, en la segunda edición se integraron dos familias más, “lo que demuestra que, aunque el proceso es más lento, sigue creciendo”.

Una vez más recalca Mónica, “que el aprendizaje clave ha sido la importancia de involucrar a toda la comunidad escolar en la iniciativa. La comunicación efectiva entre las familias, la escuela y otras organizaciones es fundamental para que el Bici Bus se consolide y logre un mayor impacto”.

Más allá de aprender a andar en bicicleta, el Bici Bus deja otras lecciones de vida que pueden acompañar a los niños incluso si en el futuro no siguen pedaleando.

Una de estas enseñanzas tiene que ver con aprender a organizarse y formar comunidad. “Desde pequeños, los niños viven la experiencia de coordinarse con otras familias, entender que para lograr cambios es clave organizarse y que el esfuerzo colectivo tiene un impacto real”. Descubren que la comunidad es más grande que su círculo familiar o escolar y que hay adultos que pueden cuidar de ellos más allá de sus papás.

Además aprenden de convivencia vial. Pedalear en grupo no es lo mismo que hacerlo solo, por lo que aprenden a cuidar el espacio, a comunicarse y resolver situaciones en la marcha. Por último, reflexiona Mónica, “uno de los aprendizajes más poderosos es entender que tienen derecho a circular con seguridad. No están “estorbando”, están ejerciendo su derecho a moverse por la ciudad de una forma sostenible. Saben que su presencia en la calle es válida, que la bicicleta es un medio de transporte y que menos autos benefician a todos”.

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Etiquetas: , , , Last modified: marzo 1, 2025
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