Por Patricio Cofré A.
Fotos Víctor Rojas
El nuevo operador de Bike Santiago, debutó en febrero con la renovación total del sistema que comenzó en 2013 bajo el alero de Banco Itaú. Hoy, con 14 comunas asociadas y una inversión de $50 millones de dólares, la empresa brasileña anuncia que antes de mayo tendrá 350 estaciones y 3500 bicicletas completamente nuevas. Pese a que su foco de 2019 es completar ese proceso, la empresa ya comienza a visualizar su futuro en el país: analizan ampliarse a nuevas comunas, que su tarifa se integre a la tarjeta Bip! y proyectan el aterrizaje en regiones en el mediano plazo. “El uso en Santiago es similar a Río de Janeiro y Sao Paulo”, explica.
En octubre de 2013, las calles de Santiago comenzaron lentamente a teñirse de naranjo. La forma de moverse por la ciudad ya no dependía de un automóvil, un bus o el Metro. Comenzaban a aparecer las bicicletas compartidas, de la mano de las primeras políticas de movilidad urbana que incluían la construcción de ciclovías -en zonas urbanas y comerciales negadas en el pasado para ese tipo de vehículos- en comunas como Santiago o Providencia, y de la masificación de la bicicleta como medio de transportes.
Fue Vitacura el primer municipio que innovó en la Región Metropolitana y adoptó el moderno sistema Bike Santiago. La fórmula era sencilla: el usuario se suscribía y recibía una tarjeta que permitía liberar una bicicleta desde un dock que se alimentaba de paneles solares. Luego solo bastaba con dejarlas en una estación, con lo que se completaba la devolución. Antes de eso, sólo Providencia contaba con un modelo más precario y sin tecnología donde las entregas eran realizadas por cuidadores.
Por eso, ante la buena recepción de Bike Santiago, la expansión no tardó en llegar y pronto comunas como Lo Barnechea y Ñuñoa, se integraban a la red. Pero sin duda, el gran salto se dio en febrero de 2015. Ese año, comenzó la operación en 11 comunas de forma conjunta: Santiago, Providencia, Independencia, San Miguel, Estación Central, La Florida, Puente Alto, San Joaquín, entre otras comunas se sumaron al proyecto que en esa época encabezaba por Bcycle Latam empresa bajo el sello del banco Itaú.
La renovación que debía realizar Providencia y la intención de Santiago de sumarse, bajo las administraciones de Josefa Errázuriz y Carolina Tohá –respectivamente-, marcaron un hito fundamental: las jefaturas comunales decidieron en 2014 potenciar la interconexión de la red e invitaron a otras 9 jefaturas comunales a adoptar el proyecto haciendo un convenio común, en base a los procesos administrativos que debía desarrollar cada territorio.
El proceso dio resultados a inicios de 2015, pero si bien el explosivo crecimiento terminó de llenar las calles de la colorida apuesta, también trajo consigo las primeras señales de problemas: estaciones sin bicicletas en horas punta, el deterioro progresivo de muchas de las unidades y un exceso de usuarios que no pudo ser absorbido. Esto último provocó cobros erróneos, reclamos al Servicio Nacional del Consumidor y el cierre temporal de las suscripciones. La situación comenzó a alertar a las autoridades de las empresas involucradas de que era el momento de realizar un cambio profundo.
Desde hace dos años, la empresa brasileña Tembici comenzó a evaluar un proceso de expansión fuera de las fronteras del país carioca. Con 16 de las principales ciudades en la nación más grande del subcontinente, millones de usuarios, 8 mil bicicletas y 800 estaciones, sentían que debían dar el salto y decidieron estudiar la realidad de la capital de nuestro país.
“De inmediato nos pareció que era una muy buena oportunidad. Se necesitaba una inversión importante para una renovación completa y los datos de uso eran muy buenos”, comenta Bruno Loução, gerente de la nueva operadora de Bike Santiago.
Así fue como en 2018 se cerró la compra de la marca por parte de la compañía carioca, manteniendo el convenio con Itaú como socio y sponsor de la iniciativa. El cambio, que incluye todos los elementos operativos, de gestión y suscripción, incluye una inversión de 12 millones de dólares.
El proyecto en total inyectará 50 millones de la divisa norteamericana. “La marca y la forma de operar ya está metida en la lógica de la ciudad, tomamos todos los conflictos que se arrastraban porque creemos que es un gran mercado y que nuestra experiencia en operación le dará un salto de calidad al servicio”, explica Loução.
En pleno proceso de ampliación, la firma también comenzó a operar a fines de febrero en Buenos Aires.
Bip, más comunas y regiones.
Bruno Loução, conoció a Santiago hace unos 7 años, cuando recién comenzaban a sembrarse las semillas de una movilidad urbana que incluía nuevos modos de desplazamiento. “Ya se veía que el uso de la bicicleta comenzaba a tomar fuerza y había algo de infraestructura”, recuerda. Ahora, el brasileño ya lleva dos años viviendo en la ciudad y tiene una buena evaluación de ella. “Santiago tiene una muy buena calidad de vida, me gusta mucho”, señala.
Luego de ser Gerente de Operaciones de la marca nacida hace siete años como una startup de dos estudiantes de Sao Paulo, tomó el desafío de implementar el sistema en las capitales de Chile y Argentina.
Tembici también tiene ramificaciones en Brasil para el desarrollo de proyectos de infraestructura, gestión de estacionamientos para bicicletas, entre otras iniciativas. Cada mes tienen 1 millón de viajes, cuentan con más de 3,5 millones de usuarios y están presentes en Porto Alegre, Salvador de Bahía, Río de Janeiro y Sao Paulo, además de otras 12 urbes.
¿Cuales fueron las características que hicieron que Santiago fuera la primera ciudad fuera de Brasil en la que opera Tembici?
Desde que comenzamos a estudiar el mercado chileno en 2017, consideramos que era un muy buen lugar. El uso de las bicicletas compartidas era similar al que tenemos en nuestras mejores plazas de Brasil. Acá el uso por unidad era similar al de Río de Janeiro o Sao Paulo donde cada unidad realiza entre 8 y 9 viajes por día. Estamos muy sorprendidos por el gran uso de la bicicleta en Santiago. Además, existía una base muy importante y que era fundamental para nosotros. El contrato a largo plazo con las 14 comunas es muy relevante para nosotros. Es un compromiso que nos permite proyectarnos en el trabajo y eso fue muy relevante en nuestra decisión.
¿Cuál es la evaluación que hacen de la infraestructura de Santiago?
Creemos que existe una buena red de ciclovías y planes para ampliarlas en cada una de las comunas. Hemos conversado con todos los alcaldes y la idea es que podamos ayudar y ser un aporte para los vecinos. Nuestra idea es que no tengamos estaciones en un rango de distancia mayor a 400 metros. La ampliación debía estar concluida en marzo próximo, por lo que hemos trabajado muy cerca de las administraciones locales para ir determinando los nuevos lugares, en base a las necesidades que nos plantean y pensando en la utilidad para la comunidad, para facilitar su desplazamiento.
¿Ha sido muy complejo el tema de la burocracia en la relación con 14 administraciones diferentes?
En Brasil estamos en 17 ciudades, por lo que estamos acostumbrados a relacionarnos con el poder político. Nos ha sorprendido que hemos encontrado mucha colaboración e interés por trabajar en conjunto, codo a codo, de parte de las autoridades. Eso es sumamente importante. Nuestra idea también es ser parte de la construcción de los planes comunales o proyectos. Vamos a entregar la información de los movimientos de las personas en cada comuna, sus desplazamientos, horarios, para que esa información sirva como insumo para las iniciativas que desarrollen las autoridades.
¿Cuál es la idea con respecto a la posibilidad de una integración con el transporte público a través de la tarjeta Bip?
Nos interesa mucho la opción de que se pueda desbloquear las bicicleta y realizar el pago a través de la tarjeta Bip!. Creemos que el sistema es parte de las ciudades y que debe estar integrado al resto de los medios de transporte y ser parte de ellos. Iniciamos las conversaciones con el Ministerio de Transportes, pero sabemos que existe un proceso de licitación que se debe realizar para renovar y actualizar la tecnología de la tarjeta Bip!. Antes de que eso ocurra es muy difícil. Nosotros tenemos la capacidad para adaptar los lectores de las estaciones y bicicletas para eso, ya ocurre así en Río de Janeiro y Sao Paulo. La idea es que las personas puedan subirse al Metro, a los buses y a las bicicletas y puedan enlazar sus recorridos con los diversos modos.
¿En el corto plazo se planea sumar nuevas comunas a la oferta de Bike Santiago?
La demanda es increíble. Estamos conversando con algunos municipios y es una meta a corto o mediano plazo al igual que sumarnos a la tarjeta Bip!. Son procesos que aun restan pasos para que se concreten. Estamos 100% enfocados en que la ampliación y renovación se hagan de la forma que la hemos planificado durante estos meses y lograr el sistema de mejor calidad. El resto lo iremos viendo.
¿Existe la posibilidad de expandirse a regiones?
Creemos que existen muchas ciudades que podrían tener el potencial para tener un sistema de bicicletas públicas como el nuestro. Es un objetivo a mediano plazo. Todavía no tenemos estudios, no hemos conversado con nadie, ni hemos visto una ciudad en específico. No te podría decir que todo el país o todas las ciudades pueden contar con un sistema así, pero hay varias que perfectamente podrían tener. Existen ciudades costeras que podrían asimilarse con algunas que ya tenemos en operación. Queremos expandirnos dentro de Chile, pero todavía no iniciamos estudios concretos.
¿Qué les parece la competencia que existe en el mercado de las bici públicas, considerando lo que ocurre con Mobike?
Creemos que mientras más bicicletas existan en las calles, es mejor para todos. Es importante que tengamos diferentes servicios, porque eso ayuda a los usuarios y todo lo que permita que ayude a que tengamos más ciclistas lo valoramos y creemos que fortalece la movilidad de la ciudad. Nuestra misión es prestar el mejor servicio.
Nueva Cara
A mediados de febrero, se dio el puntapié inicial a la versión 2.0 de Bike Santiago. Bicicletas más livianas y modernas, estaciones con espacio más reducido y mayor capacidad, a lo que se suman una larga lista de nuevas ubicaciones son parte de la nueva cara del sistema. Dentro de las próximas semanas se completarán 350 estaciones y 3500 bicicletas, con lo que se finalizará la actualización. “Con esto quedaremos en la vanguardia con la mejor tecnología de bicicletas compartidas que existe en el mundo”, indica Loução.
Los renovados docks cuentan con paneles solares de 70kw que permiten su funcionamiento las 24 horas y cuentan, al igual que las bicicletas, con tecnología PSBC Urban Solutions, una empresa canadiense con la que también operan en Brasil.
Cada unidad tiene un peso de 21 kilos- cerca de cuatro kilos menos que el modelo anterior-, sus ruedas son aro 24 y cuenta con una luz delantera que permite cerca de 10 mil horas de uso, un sistema de 3 velocidades, entre otras características mejoradas.
“Hemos mantenido la sociedad con Banco Itaú y hemos buscado bajar los precios en el mercado”, comenta el ejecutivo. El valor va desde los 2.990 pesos diarios, a los 59.990 por la membresía anual, lo que da un costo mensual que bordea los 5 mil pesos. Otra variación que tuvo la red es la aplicación que deben utilizar los usuarios. Ahora se accederá a través de la plataforma Bike Itaú.