Los ciclistas de Melipilla se encontraron con la sorpresa de la eliminación de la ciclovía de calle Libertad.
Por Michelle Raposo
El 8 de marzo, y con solo seis meses de funcionamiento, los ciclistas de Melipilla se encontraron con la sorpresa de la eliminación de la ciclovía de calle Libertad. Una noticia que no solo sorprendió a la comunidad ciclista, sino que también causa preocupación de lo ligero que algunas autoridades se toman la infraestructura para ciclos.
Cronología de un desastre
En febrero de 2024, la Resolución Exenta Nº428/2024 SRM-RM aprobada por el Seremi del Ministerio de Transportes, Rodrigo Valladares, autoriza la construcción de la ciclovía temporal, en calle Libertad, entre Av. Las Torres y Alcalde. El proyecto fue ingresado en enero de ese año, bajo la administración de la alcaldesa de ese entonces Lorena Olavarría Baeza.
Para entender cómo funciona este proceso, desde el MTT informan que con respecto a los procesos de implementación de proyectos de ciclovías, es importante indicar que estos se componen de los siguientes pasos:
1. El ejecutante (por ejemplo, un municipio), da cuenta al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), a través de las Secretarías Regionales Ministeriales (SEREMIS), de su proyecto.
2. El diseño y propuesta, ingresado a la oficina de partes de la Seremi, es posteriormente revisada por los equipos técnicos correspondientes. (Por ejemplo Sectra, UOCT, etc).
3. Luego de ello, la Seremi aprueba el diseño, quedando entonces a la disponibilidad del ejecutante su construcción, en base al financiamiento con el que cuenten (propio o externo).

Un año después, en enero de 2025, la Dirección de Tránsito y Transporte Público de la Municipalidad de Melipilla, presenta un informe negativo de la ciclovía, y solicita al Seremi analizar la factibilidad de reubicación, a lo que el 3 de marzo, este responde que comparte el diagnóstico realizado, e indica que “es la Municipalidad la que tiene, en último término, la facultad de reubicar la ciclovía en comento, o eventualmente eliminarla”.
Cinco días después, los ciclistas empiezan a ver el despiece de la ciclovía por parte de la Municipalidad.
Tirando el esfuerzo por la borda
En la opinión de Francisco Martínez, ciclista y miembro del Consejo Ecológico de Melipilla, el informe de la Municipalidad “no colocó las cosas positivas de la ciclovía, y tenía que hacer un estudio de flujo en marzo, con la contabilidad de los ciclistas y también medidas de mitigación”.
Por otra parte, cuenta que si algunos vecinos se opusieron al comienzo en la creación de la ciclovía, «hubo conversaciones con diferentes actores. Hubo un comité de movilidad donde participaron los actuales directores de tránsito y obras. Se realizaron dos comités de ordenamiento territorial, que los lideró un ex concejal de la comuna. Se llevaron a cabo diversas reuniones con la presidenta de la Junta de Vecinos del centro».
Además, “se trabajó con la misma directora de tránsito las medidas de mitigación, y el día 8 de marzo, sin siquiera dar aviso que se iba a sacar o eliminar la ciclovía, nos enteramos que la estaban sacando, por redes sociales y por fotos que nos enviaron”.
“Después averiguamos qué había pasado y nos enteramos que la directora de tránsito que saca el informe negativo, es la misma que había firmado aprobar la ciclovía en febrero del 2024, y el 2025 cambia de opinión y hace un informe sesgado y negativo”.
Tampoco se entiende que “al Seremi le envían el informe negativo que hicieron en enero del 2025, siendo que habían trabajado antes en la implementación de la misma ciclovía que tanto la directora de tránsito de Melipilla como el Seremi aprobaron, bajo las condiciones que se discutieron entre los equipos y las reuniones que tuvieron con la oficina de movilidad”, agrega Francisco.
Exijo una explicación
¿Cómo llegó a pasar esto? ¿Se puede prescindir de una ciclovía así sin más? ¿De quién es la responsabilidad finalmente que no se malgasten los recursos? Son muchas las interrogantes que buscan encontrar claridad para que esto no se repita a futuro.
Porque a diferencia de unas décadas atrás, en la actualidad para construir una ciclovía, “tienes que aprobar un anteproyecto, tienes que aprobar un proyecto, están todos los proyectos de especialidades, es una gestión súper larga. Por lo tanto, pensamos que si a alguien se le ocurre sacar una ciclovía debiera, a lo menos, argumentar por qué, o sea, tener una argumentación muy clara de cuáles son los conflictos, de por qué no sirve, medir flujo, entre otros”, comenta María José Castillo, asesora urbana de la Municipalidad de Providencia, que tiene una basta experiencia desarrollando proyectos de movilidad activa que en su momento dieron que hablar por su impacto, como la ciclovía de Eliodoro Yáñez.

María José agrega otro punto muy importante sobre la complejidad de la medición: «porque las ciclovías empiezan a evolucionar con el tiempo. El uso de la ciclovía no es como el primer día, se va haciendo con el tiempo. Por lo tanto, son evaluaciones a más largo plazo. Por eso, no me parece para nada que se saque una ciclovía que ha costado tanto hacer sin una argumentación muy clara».
Para el ojo experto del ingeniero en transporte Ariel López, hay varios puntos del documento que muestran una falta de argumentos técnicos . El primero de ellos, es que “no menciona cómo era la situación antes de la instalación de la ciclovía, como el uso de la calle para estacionamiento, que bloqueaba el flujo vehicular”.
En este sentido, “se argumenta que la ciclovía afectaba al transporte público, pero antes los vehículos estaban incluso estacionados en doble fila, lo que también impedía el flujo”.
Por otra parte, aunque es un poco obvio, si se sacan los autos estacionados mejora la movilidad. “Por una pista con autos estacionados hay flujo cero y en una ciclovía, el flujo de ciclistas, aunque pase un ciclista, es más que cero”.

Otro punto del informe es que la señalética vertical, le quitaba espacio a la vereda para moverse. En este caso, comenta Ariel, «uno podría decir, saquen la señalización, toda señalización y demarcación trabajan de manera redundante, porque si falta una, la otra es la que te sirve. Basta con que haya una y funciona. Entonces, si no hay espacio, no lo ponga, ya está demarcada, está puesta la ciclovía, no es necesario que la ausencia de la señalización haga que la elimines. Elimina la señalización y no la ciclovía».
Opinión similar tiene María José. “Todo se puede mejorar en el fondo, hay que tener muy claros los beneficios”. En ese sentido, hay que tener en cuenta que la congestión vial en Santiago, y el resto de las ciudades al 2030 va a estar colapsada. «Contraintuitivamente, hay que reservar espacio para otros modos. Si no, es imposible. Y eso trae beneficios, obviamente de la gente que usa la ciclovía, pero también hay menos autos que pasan, hay temas medioambientales».
Por su parte, reflexiona Ariel, «si quieren eliminarla, digan las cosas como son, pero sean honestos, y no inventen un argumento técnico donde no lo hay. Y algo muy importante es que cuando uno quiere hacer una ciclovía, te piden una serie de informes, estudios. Todo el trabajo que se hizo, reuniones con los vecinos, reuniones técnicas, un largo trabajo. Y está bien que eso sea así, para que salga bien, pero además porque hay una inversión pública importante de recursos que se invirtieron para que exista una ciclovía. Entonces, la autoridad no puede llegar y tirar todos esos recursos públicos a la basura. Porque un alcalde tiene que velar porque los dineros y las inversiones hechas por el Estado se resguarden, y no porque si no me gusta, lo elimino”.
“Uno podría pensar al revés”, continúa, “a lo mejor podemos eliminar la ciclovía, pero para eso tiene que haber una justificación técnica. Así como se te pide una justificación técnica para hacerla, se te tiene que pedir una justificación técnica para sacarla. No basta con hacer ese informe de medio pelo que presentará para justificarlo. Y lo peor aún es que el Ministerio de Transportes lo haya aceptado”.
Otro aspecto olvidado, y tan importante como el diseño y la normativa, tiene que ver con lo social y la relación entre todos los actores, comenta María José: “yo creo que una cosa importante es que los conflictos los puedas identificar bien y solucionarlos antes y negociar. Por ejemplo, si tienes que sacar todos los estacionamientos, quizás no es bueno y hay que dejar algunos, o hay que dejar algunos de noche, hay que ver dónde se estacionan o sea, tener soluciones, una convivencia”.
Futuros futuros

Una opción es que la ciclovía tenga una nueva ubicación, aunque no en las mismas condiciones de la de Libertad. “Nos dicen que reubiquemos la ciclovía, pero urbana ¿cierto? Porque la respuesta del Seremi, le da facultad al municipio es hacer lo que estime conveniente”, argumenta Francisco.
Por su parte, la actual alcaldesa de Melipilla Paula Garate, quien nunca estuvo de acuerdo con la ciclovía de Libertad, ha comentado que su reubicación podría estar en un sector rural de la ciudad, previo estudio. Aún así la aprobación y construcción de esta tomaría bastante tiempo.