Ciclovía Alameda en su recta final: innovación y desafíos antes de su apertura

Por Michelle Raposo

Fotos: Víctor Rojas

A poco de su inauguración, la nueva ciclovía de la Alameda promete marcar un antes y un después para la movilidad ciclista en la capital. A medida que nos acercamos a la fecha, salen a la luz más detalles de las novedades que podremos ver durante el trayecto. Especialistas y usuarios coinciden en que es un avance importante, aunque aún hay desafíos por resolver.

El proyecto no solo aporta una ruta más segura y central para los ciclistas, sino que también incorpora algunos elementos que buscan mejorar la experiencia de los usuarios, y también dar cuenta del impacto de esta. 

Entre ellas se encuentra un contador digital de ciclistas, que registra en tiempo real el flujo diario y acumulado de ciclistas. Una forma simple de conocer la cantidad de usuarios que transitan por este trayecto y el impacto que esta vía tiene en la movilidad. 

Para los usuarios de la ciclovía, hay señaléticas con las distancias y conexiones hacia otras ciclovías de la ciudad, y los famosos apoya pies metálicos, que ayudan a detenerse sin tener que bajarse necesariamente de la bicicleta. 

Algo que no puede faltar obviamente son los semáforos con fases especiales, que facilitan los cruces desde el eje central hacia calles o ciclovías laterales.

“Como la ciclovía va por el centro, no se puede doblar de inmediato. Hay que definir bien los puntos de espera y la señalética para que sea intuitivo. En algunos casos, los semáforos tendrán fases especiales para eso”, explica Ricardo Hurtubia, investigador principal del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) y académico de la PUC. 

“Lo bueno es enemigo de lo perfecto”

Ricardo ha seguido el desarrollo de la ciclovía y, aunque reconoce sus limitaciones, la evalúa positivamente. 

“Tiene ventajas y dificultades. Técnicamente habría sido más fácil hacerla por el costado derecho de la calzada, porque eso facilita conectarse con otras ciclovías. Pero eso implicaba una obra mayor. No es lo óptimo, pero lo perfecto es enemigo de lo bueno, así que está bien.”

El investigador destaca el nivel de ejecución de la ciclovía, aunque advierte diferencias de ancho entre tramos:  “En algunas partes está bien -el ancho es variable igual- pero en los tramos en que es unidireccional, pegada a cada costado del bandejón central, hay alguno en que es muy angosto y que adelantar va a ser un poquito peligroso, o sea, esa es mi preocupación”.

De todas formas no tiene duda que la ciclovía de la Alameda será un éxito. “Raya para la suma, es un súper aporte esta ciclovía”. Incluso en mayo pasado hizo algunas predicciones a través de Ciclo-P, herramienta desarrollada en la Universidad Católica a través de un proyecto Fondef, donde circularían cerca de 200 bicicletas por hora en el horario punta de la mañana, una cifra que califica de conservadora. 

La experiencia ciudadana

Quienes ya han recorrido la ciclovía antes de su apertura oficial coinciden en que representa un salto importante en calidad. Los primeros usuarios destacan su buen nivel de conectividad, la separación clara del flujo vehicular y el pavimento, que permite desplazarse sin sobresaltos. En general, la evalúan con notas altas y valoran que sea un espacio pensado para pedalear con seguridad y fluidez. Algunas observaciones apuntan a la necesidad de mayor limpieza y mantención frecuente, pero la percepción general es muy positiva. 

Con la ciclovía casi lista, también sale a flote otra reflexión sobre la continuidad del trazado. Para Ricardo, el mayor desafío está ahora en completar la conexión hacia el oriente. “Esta ciclovía llega solo hasta Vicuña Mackenna. La continuación por Providencia y Apoquindo habría sido fantástica, como se contempló en algún momento con el proyecto Alameda-Providencia. Los equipos técnicos querían hacerlo, pero faltó apoyo político”, hace hincapié el investigador, reiterando la importancia de mantener la conectividad en la ciudad.

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