Abigail Martínez lleva 11 meses pedaleando desde México hacia la Patagonia Argentina.
Por Michelle Raposo
Fotos: Gentileza El diario de Abi
Ya recorrer el mundo en bicicleta es toda una aventura, imagínense lo que puede ser hacerlo en plena adolescencia. Eso es lo que podemos ver en El Diario de Abi, en que su protagonista Abigail Martínez de la Vega nos va mostrando su visión de lo que ha sido recorrer Latinoamérica en bicicleta.
“Mi primera bicicleta fue entre los cinco o seis años. Me la trajeron los Reyes Magos, yo la había pedido, y era una bicicleta chiquita de infantes, con llantitas y color como lila rosa y la aprendí a montar al principio con las llantitas, y después ya me harté y le dije a mi papá quítame las llantitas, y él me ayudó a mantener el equilibrio en la bici”, nos cuenta Abi desde el Cusco.
Oriunda de Naucalpan, México, ya son 11 meses en que esta adolescente que le gusta hacer cosas nuevas, jugar con sus primas, hacer pinturas de paisajes, y recientemente tejer a crochet, se encuentra pedaleando por América Latina con el fin de llegar a la Patagonia en Argentina, acompañada de su madre psicoterapeuta Angie, y el documentalista Goros en el proyecto bautizado como “Ruta en 3”.
¿Cómo ha sido la experiencia de viajar por Latinoamérica? ¿es como imaginabas?
Bueno, es muy increíble porque todos los días descubres algo nuevo y me encanta eso. No es como imaginaba. Lo imaginaba más fácil, más rápido y no, es el contrario. Me ha llamado mucho la atención los paisajes, la gente, la cultura y básicamente cada país tiene lo suyo y me gusta.
Entre los destinos esperados, cuenta Abi, estaba conocer los cenotes de Yucatán, y “ahora quiero ir a la montaña de los sietes colores acá en Perú. Quiero ir a Argentina, porque desde chiquita quiero tocar la nieve, quiero conocerla”.
¿Y qué ha sido lo más desafiante de la experiencia?
Lo más desafiante que siento en un viaje así, es que nunca sabes a dónde llegar, y es la incertidumbre que no sabes si te vas a quedar en una gasolinera, en una casa o la comunidad te va a ofrecer algún lugar. Y también los carros, porque por ejemplo, acá en Perú hemos notado que los carros pasan muy cerca y pues nos da miedillo. Y sí, es como lo que siento más desafiante, de ahí en fuera no lo siento tan desafiante.
A futuro, Abi cuenta que tiene un “plan no tan planificado” de su vida, “pero obviamente hay que ser flexibles a todo. Cuando sea grande yo quiero seguir viajando, pero como le hice una promesa a mi papá de que después al regresar tenía que terminar todos mis estudios, y una vez que terminara todos mis estudios ya iba a poder hacer lo que quisiera con mi vida”.
Una de las ideas es estudiar veterinaria zootecnista, “y quiero viajar en van. Obviamente no así de largo los viajes. O sea, irme como una semana, cinco días y ya regresar y así. También quiero tener en la parte de atrás de mi van un consultorio para poder atender mascotas, por ejemplo, en comunidades que no tienen cerca un veterinario para sus mascotas o que necesitan esterilización. También voy a hacer campañas de eso, pues voy a ir a ofrecer mis servicios, y también a zoológicos, como voy a ser zootecnista, ahí pienso ganar dinero, pues yo digo no es tan fácil encontrar un veterinario zootecnista, entonces pienso que me podrían pagar bien”.
Son más de 20 mil kilómetros para llegar a destino, con bicicletas cargadas con más de 15 kilos con lo necesario para sobrevivir como botiquín, baterías solares y carpas, entre otros.
¿Qué te dicen tus amigos? ¿le recomendarías la experiencia a alguien más?
Bueno antes de salir me decían no que muy padre, y si me amarras a la parrilla, y si me traes una piedrita del río, no importa cuál sea, sólo tráeme una piedrita del río. Y me dicen que cuando llegues a Ushuaia puedes secuestrar un pingüino y me lo traes.
Sí se lo recomendaría a alguien más, porque es una experiencia que te abre completamente a diferentes tipos de situaciones y circunstancias que te preparan, te hacen más fuerte, más hábil, más todo.