Por Marcelo González y Daniel Inostroza de Indepecleta
Es verano en la ciudad y en el letargo caluroso de la época desde Indepecleta nos preguntamos ¿qué será de los y las amigas del club Santiago-Bikepolo que pedalean por el barrio hace ya un tiempo?
También nos preguntamos sobre lo interesante que sería hacer algo en conjunto. Es así como nació a fines de marzo el primer abierto de bicipolo en Independencia que, con diversos apoyos y colaboraciones, logró durante dos días activar este deporte con el objetivo y sinergia de motivar a más personas a practicarlo, ahora en un lugar más consolidado, ubicándose definitivamente en el epicentro deportivo de nuestro barrio.
El momento vivido se puede definir como espectacular. Primero, porque no conocíamos en profundidad de que se trataba y evidenciamos que es un deporte con alto nivel de competitividad, vértigo y emoción. Y segundo, porque es una actividad que releva distintos valores, tanto en términos de inclusión por su carácter de práctica y competencia mixta, como también por ese simbolismo underground que se traduce en el rescate de espacios urbanos inactivos. Y también porque genera una instancia de complicidad a nivel latino, que motivó a muchas personas a venir desde variadas partes de Argentina y Ecuador a compartir la mística de este algo desconocido deporte.
En ese contexto, y algo obnubilados por la efervescencia de dicho evento, nos enteramos de que este año en el mes de septiembre se desarrollaría por primera vez un mundial en de bicipolo, específicamente en la ciudad de Córdoba, en Argentina.
Era en las tierras donde es oriundo el club “Córdoba Bicipolo”, quienes estaban organizando esta inédita experiencia deportiva a todo pulmón. Se trata de una ciudad cercana y hermana, donde también nos podríamos reencontrar con activistas de la bici al otro lado de Los Andes, por lo que nos motivamos a conocer más de cerca este fenómeno.
Así, desde Indepecleta decidimos viajar unos días a Córdoba capital y conocer a los astros mundiales de la disciplina, donde por supuesto Stgo Bikepolo estaría presente.
Bajo el intenso sol primaveral allende Los Andes, y en medio de un agradable clima humano, el mundial se desarrolló entre los días 16 y 21 de septiembre, en el asfalto de los estacionamientos del mítico Estadio Olímpico de Córdoba, hoy llamado Mario Alberto Kempes en honor al ídolo del fútbol argentino campeón y goleador de la Copa del Mundo de 1978.
En el recinto se emplazaron tres canchas simultáneas para disputar paralelamente los 15 minutos que se otorgan por cada juego, conjugados con espacios de descanso, mecánica, hidratación y alimentación. Las fechas se dividieron en dos etapas una correspondiente a clasificatorias, denominadas por la organización como wildcard al más puro estilo del circuito ATP de tenis, y aquellas destinadas a los ya clasificados, denominada Main. La presencia nacional a cargo de Stgo Bikepolo destacó con cuatro equipos, entre ellos los ya clasificados Nietos, y en el Wildcard, Pulpfiction, Sacreableu y Olvídame, estos dos últimos compuestos por poleros de distintas nacionalidades. En el avance, Pulpfiction y Nietos lograría pasar a las etapas finales.
El evento fue catalogado como todo un éxito, tanto por organizadores como por participantes. En total participaron 36 equipos con jugadores de distintas nacionalidades, provenientes de países como Argentina, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, Ecuador, México, Colombia, Australia, Bélgica, Nueva Zelanda, España, Suiza y Chile. Los partidos se disputaron en intensas jornadas, desde las ocho de la mañana hasta pasada las diez de la noche, donde desde Indepecleta pudimos ser testigos privilegiados de la pasión, del probarse con su opuesto, de aprender, hacer amistad, conocer nuevos implementos, en medio de un lenguaje y un código común, el del amor por la bicicleta.
Al experimentar los últimos dos días de este periplo por tierras trasandinas, es inevitable reparar en el enorme voluntarismo, la tenacidad y la energía que invirtió durante un año el club cordobés, que obtuvo la posibilidad de organizar este torneo imponiéndose ante Austria y Francia. Así lo relató Roberto Machuca, parte del staff encargado de transporte y albergues, quien aseguró que “los últimos tres meses fueron los más intensos. Las distintas comisiones lograron consolidar lo que soñábamos con distintos auspicios dedicados al polo, y pudimos conseguir los premios, ya que en Córdoba es complejo este aspecto». Y destacó además que pese a los inconvenientes en el último tramo de la organización «logramos asegurar las canchas a pulso, en gran medida gracias al apoyo de Córdoba X, que es la federación de deportes extremos de la ciudad, que son lo principal para que se lleve con éxito este mundial”.
Otro día en el asfalto del Alberto Kempes, las horas pasan inexorables y el fulgor del pavimento quema, pero no merma el entusiasmo de los equipos ni los hace ver cansados. El entusiasmo es total, el compromiso indescriptible. Pocas pausas, mucho roce y pedaleo firme, suenan las campanas de foul y ventaja en todas las canchas habilitadas, la intensidad del juego y la competencia se hacen evidentes. Y mucho llama la atención la capacidad técnica y el alto nivel de desempeño de los equipos. Hacen ver fácil lo complejo: manejar una bicicleta en medio de distintos jugadores, con solo una mano, a alta velocidad y controlando una diminuta pelota con un taco, todo un reto. Bicicletas comprimidas de una velocidad sacan chispas en la búsqueda por controlar el balón y marcar un gol. Las caídas abundan y los choques entre jugadores y el muro perimetral imprimen de emoción un deporte no exento de contacto físico. Tremenda posesión de la pelota y duros golpes con el mallet o taco, voces en inglés, francés y portugués levantando distintas arengas, hicieron de los encuentros algo muy llamativo, sobre todo para quienes pasaban del lugar con cara de extrañados, personas que vienen a hacer otros deportes al estadio y se encontraron con esta rareza… el shooot!! (Dispara!) se escucha constate, viendo la bola levantar el polvo y golpear los rayos de las ruedas.
Al recorrer el lugar se hace evidente toda la cultura que se respira en el bicipolo, la vestimenta con shorts de mezclilla reforzados, guantes de hockey, bicis de marcas como Lightfoot, venidas desde Australia, y Marino Bikes la representante latina desde Lima Perú, entre otras híbridas apiñadas con distintas protecciones. También abundan los bolsos de alto diseño para llevar los implementos, o la diversidad de cuerpos tatuados con diseños poleros o piezas de bicis, la originalidad de los nombres de los equipos, la diversidad de personas, la alegría en el aire y uno que otro mallet dañado por allí. Sin duda uno es testigo de un sentimiento de hermandad que evoca lugares comunes de nuestra infancia en el barrio: cada abrazo al terminar un encuentro, el respeto por el rival pese al gran deseo de ganar y alcanzar el dominio de la bicicleta y el control del juego, a diferencia de la competencia del todo vale de otras disciplinas deportivas, que lo hace una evolucionada forma de ver el deporte.
La noche de sábado cae en el Mario Kempes y ya son los últimos momentos brillantes del tremendo nivel de los europeos y norteamericanos. Un juego incisivo, notable oficio y estrategia sobresalen, sin embargo algo muy importante tuvo que suceder, los locales cordobeses “Leche Negra”, (los mismos que triunfaron en el abierto de Independencia), logran avanzar por primera vez en la historia para un equipo latino entre los primeros 5 equipos en un mundial. Esto, luego de ganarle a Plan B y Los Lapinos, equipos del otro lado del charco y de los más duros de la serie.
Así lo destaca, como uno de los legados que deja el mundial, Nelly Zúñiga, del club Stgo Bikepolo, quien jugó y ganó un cupo con su equipo a la fase Main: “Este año se marca el precedente de la presencia latina más importante en la historia de los mundiales, con un 5° lugar latino que antes no había ocurrido, eso refleja un enorme avance en nivel y convocatoria”.
Llegó la hora y la final se asoma en la cancha A. El campeón vigente sigue paso a paso, mostrando un juego seguro y una actitud determinante. Se trata de los europeos Mongrels United, un equipo mezcla de franceses e ingleses, y que se impusieron en todo el torneo como un muro infranqueable, no perdiendo ningún partido. Del otro lado, los franceses apodados Prendí la Mira, que dejaron atrás a fuertes equipos de Norteamérica como Bob Ross y More Sugar.
La final de este 3×3 se traduce en una danza de bicicletas donde se estudia cada movimiento rival, sobretodo midiendo a los arqueros. Morgan Hidalgo, cancerbero de Mongrels United brilla al tapar sendos y certeros tiros de Bouchard, el más activo e incisivo delantero de Prendí La Mira. Es esa habilidad de Hidalgo la que se hace notar cuando logra el primer gol para los mundialistas, con un preciso y esquinado tiro que genera gritos en la comunidad polera, que inmediatamente pide el empate y dejar así en la retina argentina, una gran final.
No se hace esperar la respuesta del rival y, en un descuido de Hidalgo, Prendí la Mira logra el empate. Los minutos finales del encuentro se avizoran emocionantes, donde luce el trabajo táctico de cada equipo, con giros por entre los arcos, cuchareos de la pelota, pases muy precisos. Es un espectáculo alucinante de medida de tiempos, saltos y detenciones en velocidad, especialmente dedicado para el ojo de los clubes latinos que estos 6 días han tenido la posibilidad de ver de cerca el tremendo nivel de juego. Como reflexiona Marino Bike, uno de los grandes auspiciadores de este mundial que desde el 2008 es parte de este movimiento en Latinoamérica, motivando a muchos poleros, obsequiando cuadros de bicicleta para practicar, y apoyando a los equipos chilenos como Pulpfiction, Las Viudas del loco, Nietos y Zordas: «Después de jugar con muros de pallets, llegar a esta instancia es muy importante para el polo latino, la organización está muy bien, la infraestructura muy buena. Lo más importante es el legado para el continente que abre una puerta y el mirar desde cerca las habilidades de los mejores es importantísimo para seguir mejorando y enseñando”.
Recuerda con nostalgia el primer torneo latino, que se hizo en el Parque Bustamante en el 2011. Una especie de punto de inflexión, que permitió lo que se vive en este mundial. Mientras, la pelota sigue rodando por el impoluto asfalto del Mario Kempes, y los finalistas no dan chance alguna de anotación, dando espacio para que los guardametas se luzcan con su desempeño. Cerca del final, y luego de una contundente avanzada de Prendí la Mira donde su arquero una vez más se luce, Mongrels United cierra el dos a uno definitivo mediante un contraataque que Morgan lidera y convierte en gol con un certero swing.
Suena el silbato y Mongrels United se consagra nuevamente como campeón mundial de bikepolo en medio de abrazos, risas y celebraciones de los asistentes que inundan la cancha. Llega la hora de los galardones, entre los distintos reconocimientos destacan el de la mejor jugadora o LGTB, siguiendo por el infaltable MVP, otorgado al emocionado local Atuel Peña de Leche Negra, o el premio a los organizadores donde “Chaco” (Andrés Vallejos), también de Leche Negra, es reconocido por su entrega en el evento. Para finalizar, el podio a los tres primeros puestos Bob Ross, Prendí la Mira y los imbatibles bicampeones mundiales Mongrels United.
Así se cierra un nuevo capítulo y se sigue marcando la historia, esta vez en Latinoamérica, de estos 9 mundiales de Bikepolo que han recorrido el mundo. ¡Sin duda el horizonte es auspicioso y esperan grandes acontecimientos para este aun nuevo deporte urbano en el continente, donde más que nunca la cultura de la bici muestra un tremendo aguante!