Written by 11:50 am Mi primera bicicleta

Tricicletto crêpe: arte y amor en una crepería sobre ruedas

Por Myriam Salazar

Fotos Víctor Rojas

Tras un largo año de reparaciones, probar recetas y mucho trabajo junto a una extensa lista colaboradores comienza a circular un atractivo carrito de sabores.

Camila Ljubetic  y Carlos Fuentealba desde niños han estado ligados a las bicicletas. Jugando, estudiando y trabajando siempre han estado cerca de una cleta.  

Camila es caracterizadora y maquilladora profesional, “desde muy chica ando en bici. Siempre tuve mucha facilidad para andar en bici porque hice mucho deporte cuando chica. La bicicleta siempre ha sido mi compañera, de hecho hasta la tengo tatuada, ha sido un apoyo en todo sentido, hasta me he cambiado de casa en bici”.

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¿Cuál es tu historia con la bicicleta?

-Camila: mi primera bicicleta fue la bicicleta de mi abuela Liselotte. El otro día hablábamos de eso, mi abuela veía esa bicicleta tan vieja, tan chatarra que se la regaló a los basureros y yo le dije ¡por qué la regalaste!.  Era de estas chanchas con acolchado y resortes, en ella aprendí como a los 5 años. Nunca anduve con rueditas. Me crié mucho con mis abuelos, mi abuelo Rafael era como mi papá, nos íbamos todos los veranos a Punta de Tralca. En realidad él me enseñó casi todo y también a andar en bici y el gustito a pedalear, porque allá ibas a todos lados en bicicleta. Al tiempo me compraron otra y después tuve una de paseo hasta que me cambié a una pistera.

-Carlos: desde que tengo uso de razón que tengo una bicicleta en mi casa. Mi primer regalo grande fue una bicicleta para navidad. Aprendí muy chico a arreglar mi bicicleta, mi papá me enseñó. Salí del colegio y estudié electricidad pero no me gustó la carrera. Luego de eso entré a estudiar teatro a la Universidad Bolivariana en el centro. La bicicleta siempre ha sido transversal en mi vida, cuando vivía con mis viejos andaba en bici, después me fui a vivir solo y lo primero que hice fue comprarme otra bicicleta, porque sabía con ella me podría movilizar  y también ahorrar plata. Desde ese tiempo es mi medio de transporte.

De la tele a la itinerancia sobre ruedas

Camila tiene habilidades creativas que heredó de su madre. “Mi mamá es maquilladora, pero se dedicó a ser mamá,  somos 5 hermanos.  Ella me entregó  esa facilidad que tengo para lo artístico. Estudié maquillaje y comencé trabajando en canales de televisión que es como lo más fácil. Me desilusioné mucho de mi carrera, porque  no era lo que quería, me imaginaba otra cosa. La creatividad en la tele es súper limitada y no tenía tiempo para hacer nada más”.

Luego de trabajar maquillando actores para algunas teleseries Camila buscó nuevos desafíos.  “Me cambié al Teatro Municipal, fue una alegría inmensa, algo que siempre quise. Estuve 4 años ahí caracterizando bailarines de danza, cantantes de ópera, era hermoso, lo voy a recordar toda la vida. Pero nunca me contrataron, así que tuve que dar un paso al lado y realizar un proyecto propio”.

foto2-webPor su parte Carlos es bien extrovertido y busquilla, “he trabajado como eléctrico, fui cartero durante un año. Como actor participé en teleseries y también en teatro. No es fácil encontrar  trabajo como actor, económicamente es muy inestable así que lo dejé”. Hoy en día trabaja como repartidor de sushi en bicicleta, labor que le acomoda mucho ya que ama pedalear.

Ambos reconocen que fue bien especial la forma en que  se comenzaron, a través de amigos en común y luego trabajando juntos en diferentes productoras televisivas. “Carlos no me caía muy bien al principio porque lo encontraba demasiado extrovertido, somos súper diferentes en ese sentido. Después de dos meses empezamos a tener onda”, cuenta Camila, quien junto a una amiga por ese entonces se preparaban para hacer un viaje por Sudamérica. Pero su amiga se enfermó de algo grave y el viaje tuvo que suspenderse.

“Con Carlos estábamos empezando algo, y un mes antes del viaje me dijo que me fuera a vivir a su  casa para ahorrarme el arriendo ya que cada uno vivía solo en su casa”. Camila aceptó y desde ahí llevan 3 años y medio juntos. Carlos confiesa que urdió un plan perfecto para poder conquistarla.

En ese tiempo ambos  estaban en un profundo estancamiento laboral, con turnos eternos y poca plata, estaban estresados. “Nos fuimos de viaje a Perú, esa fue nuestra terapia y empezamos a gestar la idea de ser independientes y no trabajarle ni un día más a nadie” cuenta Carlos.

Siempre tuvieron la idea de que fuera algo itinerante y al alcance de todos, así fue como Camila empezó a pensar en un triciclo. Que fuera bonito y con acceso para todos. En Pasarelas Verdes conocieron a Café Triciclo donde su dueño les entregó más de algún consejo.

Investigando y buscando información en internet dieron con triciclos de repostería, muy populares en países europeos. “No soy muy fanática de los dulces, Carlos sí. Mi familia tiene mucha conexión con lo dulce porque mi abuela Liselotte –la misma de la bicicleta- es alemana. Vi una opción clara con los crepes porque pueden ser dulces o salados. Se preparan en el momento, eso es lo que nos ha motivado harto porque es como una puesta en escena, porque todo el mundo te está mirando, eso también es rico porque mientras preparas el crepes conversamos con los clientes”, agrega Camila.

Con la ayuda de mis amigos

El triciclo lo compraron a buen precio a un amigo, para restaurarlo y adaptarlo a lo que necesitaban contaron con la ayuda de un tío experto en mobiliario, la iluminación la hizo el papá de Carlos, la crepera  fue una donación de Liselotte- la abuela- y de Carla García, mamá de Camila. Carlos diseñó el logo y toda la parte gráfica. El triciclo demoró un año en estar listo.

Mientras recorren ferias y eventos de todo tipo preparando crepes, Camila y Carlos sueñan con ir más allá. “Mi sueño es tener un auto con carrito de arrastre para llevar el triciclo y Carlos quiere hacer un proyecto audiovisual, la idea es recorrer las zonas más turísticas de Latinoamérica preparando crepes”.

Cuando a esta pareja se le fija una idea en la cabeza no paran hasta conseguir el objetivo, Tricicleto crêpe es la prueba de ello.

 

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Etiquetas: Last modified: junio 5, 2017
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