Sète
«Llego a una ciudad que también es un puerto. Enfrento el lugar como una hoja en blanco, como un mapa mudo que quiero dibujar descubriendo no sólo lo físico sino sus esquivas esencias. Mar, Brassens, marisco, vino blanco, Mistral, Valery, Tramontana. Lo que sé antes de llegar se mira en el espejo de lo que voy encontrando. Camino fascinado. Me dejo atravesar con encuentros fortuitos por sus calles. Descubro el ritmo mientras mi sombra se proyecta por su arquitectura ecléctica. Me mezclo en los barrios donde se escuchan los ecos de antiguos y nuevos emigrantes. Me dejo llevar sintiendo la fragilidad de saber que efectivamente estoy aquí. Deambulo por el laberinto de una isla que no es isla, de un lago que no es un lago, hasta disipar cualquier temor. Derrotada la ansiedad, el lugar y yo ya no somos más unos desconocidos.»