Por Catalina Le-Bert
Comer, viajar y escribir. Eso resume, en tres palabras, lo que hace Consuelo, porque su trabajo consiste en buscar y elegir los mejores sabores, lugares, panoramas y productos relacionados con la gastronomía.
La gastronomía es uno de los temas que ha cobrado importancia con el paso del tiempo y con ello, el periodismo gastronómico, hoy fuertemente consolidado en los medios de comunicación. Y es que la cocina, según Consuelo Goeppinger, es mucho más que probar platos ricos.
“La comida también es cultura, es tradición. Al hablar de cocina no estás solamente hablado de un plato, puedes contar una historia y puedes hablar de tus raíces. Comer también puede ser un acto político. Por ejemplo, el hecho de que alguien tenga su propia huerta, cultive sus productos y decida no comprar en el supermercado, es una decisión política frente a la comida. La comida abarca demasiados aspectos, desde el placer de comer hasta cosas tan importantes como las que acabo de nombrar. Y el trabajo de los periodistas gastronómicos es dar a conocer ese mundo. Es mostrar por ejemplo, el trabajo de los pequeños productores o lo que está pasando con las semillas nativas que están desapareciendo. Puede parecer el periodismo menos periodístico, en el sentido que no es un periodismo duro, no es ese que intenta, por ejemplo, desenmascarar hechos de corrupción. Pero puedes partir hablando de un tema para llegar a algo mucho más profundo que decir solamente estaba rico”.
¿Cómo te especializaste en gastronomía?
-Tuve mucha suerte. A mi siempre me gustó comer, pero era mañosa, sobre todo con las verduras. Las ensaladas crudas eran mi gran tema. Me cargaban. A mis papás les gusta salir a comer y mi mamá cocina súper bien. De chica, una vez al mes nos invitaban a un restaurant y nunca comí el menú de niños. La salchicha con puré en un restaurant definitivamente no. Pedía lo que había en la carta. Pero como era mañosa, pensé que nunca iba a poder dedicarme a esto. Un día vi un anuncio de Daniel Greve, un crítico gastronómico bien conocido, en que necesitaba a alguien para un sitio web sobre gastronomía. Mandé un correo por si acaso y me llamaron para la entrevista. Además, me llevé súper bien con Daniel. Pagaban menos de lo que yo pedía, pero lo vi como una posibilidad para aprender y trabajar en lo que siempre quise. Con él, que fue súper generoso, ingresé al mundo gastronómico.
Tras 4 años trabajando con uno de los críticos gastronómicos más destacados de Chile, Consuelo lanzó el sitio vivirparacomer.cl y cuyo lema es “nos gusta comer, beber y viajar”. La web, especializada en vinos y gastronomía, es visitada por alrededor de mil personas diariamente.
¿Cuál es el objetivo del sitio?
-Es un sitio gastronómico enfocado en dar a conocer lo mejor de la gastronomía, tanto en Santiago como en ciudades que visito en Chile o en el extranjero. Por un lado, es dar a conocer todo lo nuevo, porque siempre es entretenido saber sobre el nuevo restaurant que se abrió. No importa si es una picada o si es un restaurant de mantel largo carísimo. Porque hay personas que les gusta comer y si es muy caro, igual van. Es como ir a un concierto. Los mismos 80 mil pesos que algunos gastan en un recital que dura 3 horas, otros prefieren gastarlos en ir al Boragó, donde se paga por un tipo de degustación que también dura 3 horas. Es un tema de intereses. Pero la base del sitio es que tiene que ser bueno. Puede tener errores, porque no todo es perfecto, pero que al menos la experiencia general sea buena. Ese es el foco principal. Además, hay muchos datos que no tienen nada de nuevo, que son buenísimos y que mucha gente no conoce.
¿Cómo cuáles?
-Por ejemplo, antes había una carnicería en La Vega, que acaba de cerrar. Se llamaba La Continental, una carnicería antiquísima, de 1939, que vendía los mejores costillares de cerdo. Muy antigua y aún así, un montón de gente no la conocía. Ese tipo de datos también tiene cabida en el sitio, porque en el fondo no es nuevo, pero es bueno igual. Entonces, voy alternando entre restaurantes nuevos, datos buenos y panoramas gastronómicos.
Guía Dónde SCL
Consuelo estudió periodismo en la Universidad de Chile, se especializó en gastronomía, y hoy es además miembro del Círculo de Cronistas Gastronómicos, que cada año premia lo más destacado de la escena local. Y es que su trayectoria en temas culinarios la han posicionado como una experta. Ha sido editora de contenidos de programas de televisión como “Terruá” y “Paula sin culpas” y colaboradora recurrente en medios como Revista Paula, Revista Aerolíneas Sky, Diario La Hora, ED y Placeres, entre otros. Su pasión por la comida y la investigación, dieron otro fruto, la publicación de su libro Guía Dónde SCL, ideal para quienes se preguntan dónde conseguir los ingredientes para incursionar en la cocina.
“Me demoré dos años en hacerlo. Era demasiado trabajo. Guías de restaurantes habían, libros de recetas habían, pero nadie sabía bien donde comprar ingredientes. Entonces, me dediqué a recopilar dónde comprar materias primas. Entre los datos que fui obteniendo por mi trabajo, de mucha gente que generosamente también me fue entregando los suyos, fui haciendo la lista. Cuando me dediqué más al libro, llamaba a los chefs y les preguntaba dónde compraban las sardinas, las ostras o investigaba dónde se vendían los mejores huesos para hacer caldo. Iba y los probaba. Me gasté mucha plata, porque una tienda de especias da lo mismo, te compras un frasquito y ya está. O una panadería también. Pero las carnicerías premium por ejemplo, donde el kilo vale 10 mil pesos y te venden la pieza que es de dos kilos, imagínate. También me demoré un montón porque eran demasiados datos distribuidos por todo Santiago, desde Cerrillos hasta La Dehesa. Son como 180 lugares. Cuando tuve mis elegidos, pudo ser publicado”.
Mi primera bicicleta
Todos los domingos, cuando se habilita la CicloRecreoVía que inicia en Tobalaba con Pocuro y que se extiende hasta el Parque Metropolitano y Plaza Italia, Consuelo hace un recorrido de 15 a 20 kilómetros, que se traducen en aproximadamente una hora y media de pedaleo.
“¿Cuándo puedes tú andar por la ciudad, en la mitad de Andrés Bello, sin ningún auto? Puedes ir rápido, los semáforos no valen porque la calle está cerrada y el tránsito es solo para ciclistas o peatones. Yo llego hasta el Bellas Artes o a veces hasta Plaza de Armas y ahí me devuelvo. Lo uso para hacer deporte, para equiparar un poco y complementar el comer, que es mi pega, pero además porque es súper rico”.
¿Qué recuerdos tienes de tu primera bicicleta?
-Me regalaron mi primera bicicleta como a los 8 años. Mi papá tenía una tienda de bicis y traía unas chinas que eran marca BMX. Me regaló una muy masculina, no me acuerdo si era roja o negra, que duró dos años. Después, junto a mi hermana, con la que tengo un año de diferencia, nos regalaron a cada una, unas Oxford rojas. A las dos la misma. Un día le presté mi bici a ella y se la robaron. Entonces la suya quedó para las dos. Y esa duró un montón, hasta los 24 años. Era lo máximo. Mi mamá no me daba permiso para andar tan lejos. Me decía que por la cuadra no más. Y yo obviamente contestaba que sí, pero me iba a lugares donde no podía ir, como a la plaza que quedaba 10 cuadras más allá y mi mamá no tenía idea. Yo no sé si ahora los niños tendrán tantos amigos en el barrio, pero por donde yo vivía llegamos a ser un grupo de 13 y juntos anduvimos mucho en bicicleta.
Para Consuelo, quien se define como alguien que odia los tacos, pero por sobre todo, que detesta andar apretujada en el metro o la micro, la bicicleta representa algo práctico, y es también sinónimo de libertad y rapidez.
“Lo que más valoro de esa época es que mi mamá era súper aprensiva, entonces la bici me dio la libertad de poder ir a donde yo quisiera, entre comillas, porque igual estaba en un radio delimitado y era chica. Pero eso de poder andar sola, sin mi mamá y donde yo quisiera era lo máximo. Y hoy ando un montón. Me muevo prácticamente a todos lados en bicicleta. La congestión vial es heavy y un auto menos igual ayuda. En bicicleta llego mucho más rápido a cualquier lugar, aprovecho de hacer ejercicio, que con esta pega es muy importante y prefiero la bici antes que andar como lata de sardina”.