Por Myriam Salazar
Las amplias y tranquilas calles de este sector de La Florida invitan al pedaleo, a la vida de barrio. En este contexto hace un par de años se instala Calaca Bikes, una opción para quienes buscan reparar y armar una bicicleta desde cero.
Felipe Álvarez junto a Paula Santibáñez y Benjamín Aros forman el equipo de este taller. Felipe es el creador y dueño, Paula enraya, centra y hace todo lo que tiene que ver con las ruedas. Benjamín llegó como cliente y se quedó para ser parte del taller.
A un par de cuadras se ubica un colegio, una feria libre y otros pequeños negocios. Felipe comenta, “La gente del colegio me entrega reparaciones, trabajos bien clásicos, pegas chicas que salvan en esta época del año que es más lenta. Acá fundamentalmente lo que hacemos es armar bicicletas y esa gente llega por internet principalmente. El foco del taller partió así armando bicicletas personalizadas”.
A Felipe siempre le han gustado las bicis, “Estuve harto tiempo sin bicicleta porque me la robaron. Como era estudiante no había muchos recursos para conseguir una nueva. Compre una antigua en la feria y la restauré, se me hizo fácil. Conocía algo de mecánica pero todo de manera autodidacta. En ese tiempo estaba terminando periodismo, me quedó gustando el tema y a modo de hobby empecé a comprar más bicis. Hasta que me hice cliente del caballero que vendía bicicletas antiguas. Comencé restaurando ruteras y minis setenteras, se me hacía fácil y me enamoré del tema. Me armé un taller pequeño en la casa, el que empezó a crecer porque las vendía. Cada vez me compraban más, hasta que llegó el primer encargo. Fue un desafío en ese momento porque no tenía conocimientos formales, solo las ganas. Dio un buen resultado, la persona quedó contenta y me empezó a recomendar, así llegaron más pedidos”.
Las redes sociales han servido de plataforma para publicitar este taller. “Algunos clientes hacen su pedido por internet y después vienen por él. A otros en cambio les gusta ver cómo hacemos su bicicleta y elegir las piezas. En ese sentido es un poco más romántico, hay otras cosas que la gente llega y compra nomás, bueno con las bicis también se da un poco con las multitiendas y todo eso, pero siento que se mantiene la forma antigua, como cuando la gente se mandaba hacer la ropa al sastre, eso se mantiene aquí”, cuenta Álvarez.
¿Cuál es la bicicleta más solicitada?
Felipe: Ha ido variando un poco, en un principio era más la bici urbana, harta single speed o bicis con cambio solo atrás, cosas de ese tipo. Hace un tiempo con Paula hicimos un viaje a la Carretera Austral en bicicleta y empezamos a explotar el tema del cicloturismo. Promocionando a partir de las bicicletas que nos hicimos para ese viaje, empezó a crecer mucho. Sacamos unas fotos en el lugar, para mostrarle a la gente que se puede y que no es necesario tener una MTB cara para hacer un viaje de este tipo porque no es lo ideal. Lo que hicimos fue promocionar las bicis rígidas de acero, más parecidas a las que se hacen afuera. Si vas a la carretera Austral se ve mucho europeo con bicis de este tipo con marcos antiguos, bicicletas relativamente básicas. Explotando ese concepto nos ha ido muy bien.
Su ubicación en el sector sur de Santiago y la cercanía con el Cajón del Maipo y sus alrededores, donde se practica ruta y cicloturismo, instala a Calaca Bikes como una opción para los pedaleros de éstas disciplinas.
“Cualquiera puede venir y hacerse la bici que quiera, hacemos eso fundamentalmente. La gente nos contacta y explica lo que quiere, nosotros conceptualizamos y les presentamos opciones, aceptado el presupuesto comenzamos a trabajar. Agradezco que la gente sea paciente, porque hacer un trabajo personalizado no es algo inmediato”, afirma Felipe.
¿Cuánto demora un trabajo desde cero?
Felipe: Se demora 3 semanas aproximadamente. Depende de la carga laboral y la disponibilidad de componentes y materiales. En ese sentido la gente es súper paciente, en general el cliente viene y quiere la bicicleta al tiro. Cuando les digo que tiene que esperar lo aceptan bien, aunque de todas formas preguntan si esta lista la bici o si le podemos enviar fotos. Es como si fueran niños, a eso me refiero con el romanticismo de la bici, hasta la persona más madura cuando va a tener una bicicleta nueva se pone ansiosa. Cuando uno tiene una bici nueva quiere hasta ir al pan en ella.
Benjamín Aros llegó al taller como cliente, “Como estaba corriendo en el velódromo necesitaba un taller económico porque en la comuna o son caros o muy malos”, comenta.
¿Cómo llegaste a correr al velódromo?
Mi hermano me llevó. Antes del velódromo practicaba circo, principalmente malabarismo, también hice tela y otras disciplinas. Llegó un momento en que no había nuevos desafíos por falta de implementos. Hice un viaje a Francia y a la vuelta me dediqué de lleno al ciclismo. Actualmente soy parte de team Urbanos con el que compito y me ha ido bien. Toda mi energía se centró en el ciclismo. Financio este deporte con mi trabajo en el taller, aquí he aprendido poco a poco hasta que agarré el ritmo. Hago de todo en el taller, corro en el velódromo y también hago ruta. Además voy al preuniversitario para en un futuro estudiar kinesiología.
Este taller cuenta con todos los servicios tradicionales y además construyen marcos de cicloturismo a pedido. Felipe asegura “Aquí puedes venir con una idea muy loca y si la conversamos se puede hacer. En el verano vino un cliente a pedirnos una tándem, nunca habíamos hecho una y quedo muy bien. Creemos que la bicicleta es una máquina espectacular, eso es lo que nos apasiona.