Por Doctor Bike
Continuando con la serie que lleva por título “Cómo personalizar tu bici sin morir en el intento” hoy entregamos esta segunda parte, titulada: El sillín, ese misterioso artefacto.
Insisto, sobre gustos y colores no hay nada escrito. Con ello quiero decir que, aun cuando tenemos infinidad de artículos y estudios al respecto (biométricamente hablando) el sillín (o el accesorio) perfecto para ti, será el que tú desees y todos los datos que entregaré en esta columna son meramente referenciales. Vuelto a aclarar este punto, entremos en materia.
Cinco son los puntos de apoyo de nuestro cuerpo sobre la bicicleta: El manubrio, los pedales y el asiento. Teniendo resuelto el ítem “comodidad” ya podremos comenzar a hablar de personalización.
Ojo, que la altura y avance del sillín también tienen que ver con la comodidad por lo que, de no respetar la altura correcta, no le sacaremos el correcto partido a nuestro nuevo sillín.
¿En qué fijarnos entonces?
Consejo Nº 1: El sillìn màs blando (o con màs cantidad de relleno) no es necesariamente el màs cómodo.
Si, tal y como lo lees, el relleno del cojín NO es lo más importante. El punto más importante a la hora de elegir nuestro nuevo sillín es la distancia entre los isquiones. Los isquiones, son esos huesitos de la cadera donde nos apoyamos al sentarnos y que están próximos al fémur y ,la distancia que existente entre ellos, corresponde al ancho del sillín que deberíamos elegir , – 2 centìmetros aproximadamente, es decir, si la distancia entre mis isquiones es de 130 mm, mi nuevo sillín debiese medir 132 mm. ¿Cómo se cuál es la distancia entre mis isquiones? Revisa la nota al final de este artículo.
Consejo Nº 2: Prefiere sillines de “buena familia”.
En esto me permito ser categórico NO compres sillines económicos. Recuerda que el andar en bicicleta debiese ser una actividad placentera y no una tortura, por lo tanto, invierte unas buenas “lukitas” en la comodidad de tus nalgas, comodidad que, por lo general, un sillín económico jamás te entregará, además, de la corta durabilidad que generalmente brindan los repuestos económicos. Ahora, no te asustes, estamos hablando de una inversión mínima desde $15.000 o $20.000, tampoco es una cifra estratosférica. Junta el dinero, tu trasero te lo agradecerá.
Consejo Nº 3: Deja que tu trasero se acostumbre al nuevo sillín.
Ya leíste todos los consejos que encontraste en internet, aplicaste todas las mediciones posibles, etc. Bien por ti, pero… No olvides que, por muy perfecta que haya sido tu compra hay un período de ajuste y acostumbramiento. Un sillín recién se acomodará a tu cuerpo luego de varias salidas (imposible entregar un número) ¿Acaso creías que mágicamente se iba a amoldar a tu cuerpo?
Consejo Nº 4: Fìjate en los materiales/fomra de construcciòn.
Sobre todo en los rieles del sillín (esos fierritos que van por debajo y que se anclan al tubo de sillín). Unos buenos rieles deberían traer marcas en uno de sus costados exteriores (como una regla) para ajustar el avance del sillín sobre el riel del tubo (desplazamiento hacia adelante o hacia atrás) . Fíjate en que dichos rieles NO se separen entre sí y que la construcción se sienta robusta al tacto. Recuerda que una gran parte de nuestro cuerpo se posa sobre esta zona.
Consejo Nº 5: Hay sillines para hombres y para mujeres.
No quiero causar polémica en temas de igualdad de género (¡por favor!) pero hay que mencionar que físicamente hombres y mujeres somos distintos (al menos en este nivel) ¿Dónde vemos la diferencia? Pues en que las caderas de la mujer suelen ser más anchas que las de los hombres, por lo tanto, un sillín intencionado para una mujer, será a veces, considerablemente más ancho que aquel que fue diseñado para hombres. Ahora bien, si eres varón y el sillín intencionado para damas es el que te acomoda, adelante. Recuerda que tu cuerpo es único.
BONUS TRACK: Cómo saber la distancia de nuestros isquiones.
Existen algunas tiendas especializadas que poseen un banco para este fin. Consta de un cojín donde quedan marcados los puntos de presión de nuestros isquiones al sentarnos. Con una regla (o pie de metro) se puede medir fácilmente la separación. Puedes también hacerlo en casa: Necesitas una silla con algo de relleno y un cartón corrugado. Coloca el cartón sobre la silla, siéntate sobre el cartón y cárgate con la suficiente fuerza como para que los isquiones se marquen en el cartón luego, con una regla, mide la distancia de los puntos más profundos. Si quieres ahorrarte todas estas molestias, ve a tu tienda favorita, pide los sillines que desees probar, colócalos sobre un banco plano sin cojín, coloca el asiento sobre éste y siéntate sobre él.