¿Cómo repensar las bicicletas cargo? Un proyecto desarrollado en colaboración entre la Facultad Tecnológica de la USACH y Monstralis (emprendimiento que busca desarrollar soluciones de innovación en el tema de movilidad activa), en el marco del Taller de Diseño Industrial, llevó a 25 estudiantes a replantearse las bicicletas de carga y adaptarlas a las necesidades de movilidad en América Latina.
Por Michelle Raposo
Fotos: Gentileza Facultad Tecnológica y Diseño Industrial USACH
El desafío, cuenta Carolina Flores, académica e investigadora de la USACH, y una de las creadoras de Monstralis, era presentarles un problema de investigación a los estudiantes de Diseño Industrial “para modelar en los software de diseño algunas bicicletas de carga, y plantear el desarrollo de una solución, algún tipo de inquietud de movilidad para personas con movilidad normal, o con movilidad reducida”.
“Se les planteó a los estudiantes que las líneas de desarrollo que tenía la empresa era plantear soluciones de movilidad que exigen actualmente en el mercado internacional, pero que en América Latina no son tan conocidas, producto de la dificultad que implica desplazarse en bicicleta, la falta de infraestructura y, sobre todo, los costos asociados a importar un elemento de transporte distinto desde el extranjero. Principalmente, reducir los costos con una producción local de estas soluciones de movilidad”.
Repartidos en dos grupos, y asistidos por un profesor, los estudiantes partieron con una investigación sobre las bicicletas de carga y sus desarrollos más notables para encontrar su propia solución innovadora. Algo interesante, recuerda Carola, al hacer la inducción del tema, es que muchos estudiantes no conocían sobre este tema.
Junto con diseñar el modelo, también había que construirlo y eso trajo un nuevo conocimiento que los alumnos tuvieron que desbloquear.
“Hasta este momento de la carrera, que es aproximadamente el tercer año, tienen solamente construcción de modelos en madera, plástico y metal, pero cosas que son más pequeñas, no una máquina. Entonces se planteó el desafío de la construcción en metal y para eso se contactó a un colaborador de Monstralis para que hiciera una capacitación en técnicas de soldaduras básicas”.
Expandiendo límites
“El mundo de las bicicletas de carga en las últimas décadas ha tenido un alto desarrollo, sobre todo en el Hemisferio Norte, donde las ciudades altamente pobladas y con un alto tráfico de automóviles han tenido que cambiar los modos de transporte debido a la saturación que existe en las carreteras, en las calles, producto del constante aumento del uso del vehículo particular”, contextualiza Carolina.
En ese sentido, “muchas ciudades han optado por hacer estrategias para desincentivar el uso del auto y eso ha hecho que se evolucione mucho en el tema de las bicicletas de carga”.
Uno de los modelos más clásicos que se ve en las calles es el Long John, donde la carga va ubicada en una plataforma en la parte delantera de bicicleta, la cual permite controlar bastante bien la carga y un pedaleo estable. “Pero son grandes, entonces tampoco se adaptan a veces a la realidad de viviendas que tenemos en las ciudades altamente pobladas”.
Otra opción más pequeña es la Long Tail, con una parrilla más larga integrada al marco, que es útil para transportar niños, o usadas para correos.
Aunque pareciera que este tipo de bicicletas no tiene una mayor incidencia en la sociedad, hay un dato que Carolina pone en perspectiva. “En los últimos cinco años se ha visto en Chile, por ejemplo, el resurgimiento de las bicicletas mosquito como una alternativa para las personas que trabajan en delivery para facilitar este trabajo. Sin embargo, son bicicletas altamente contaminantes, por lo tanto, su uso es bastante controversial y se están tratando de incentivar medidas de abandono a este tipo de máquinas que en realidad queman aceite”.
Por otra parte, el desafío principal para llevar cargas medianas o grandes, es que tiene una demanda física muy alta. También puede haber costos asociados a la salud de los repartidores por la cantidad de horas que pasan llevando peso, exigiendo a las articulaciones. “Entonces, la idea es también que este pedaleo pueda ser asistido con electricidad y muchos repartidores están tratando de orientar su trabajo a la utilización de estos medios de transporte que, efectivamente, pueden ser menos contaminantes al utilizar motores eléctricos.
Trabajando en equipo se llega más lejos
Volviendo al Taller de Diseño Industrial. “La idea de plantear esta inquietud de innovación a los estudiantes, fue que ellos también plantearan a partir de la solución que ellos querían, o el problema que ellos querían solucionar, una alternativa a los modelos ya existentes de bicicletas de carga. Algunos se dieron cuenta que en realidad podían trabajar con una bicicleta de carga pero adaptarla para que el transporte de niños fuera más seguro. Otros hicieron innovaciones respecto a la estructura de carga de la bicicleta y otros trataron de adaptar una, crear una bicicleta para las personas que hacen delivery, con una parrilla en la cual pueden poner de forma más segura la mochila, evitando también el tema de calor que se genera pedaleando con una mochila térmica”.
Para lograr su objetivo, los alumnos tuvieron que superar dos desafíos. El primero, algo no menor, fue aprender a trabajar en conjunto. “Los proyectos con mayor éxito, fueron aquellos en los cuales los equipos trabajaron de forma muy unida y muy respetuosa. En general, aquellos equipos que tuvieron más discrepancia respecto a las decisiones de diseño y ese tipo de cosas, puede haber dificultado mucho más el trabajo, lo cual afecta también el cumplimiento del objetivo”.
Otra habilidad fue el trabajo con metal, “algo que estos estudiantes no conocían, y en realidad es una grata sorpresa ver que lograron llevar a cabo este proyecto por sus propias manos, o sea, se ayudaron entre todos. Yo creo que eso fue algo muy bonito de observar. Entre ellos se daban los datos para la pintura, donde encontraron piezas. Si no hubiera existido ese ambiente, ese círculo virtuoso entre el grupo total, yo creo que hubiera sido muy difícil que ellos en cuatro meses hubieran logrado desde la idea concebir el modelo. Algunos lo simularon, otros se lanzaron con los planos solamente a construir y hacer que las bicicletas rodaran. Lo que siempre es muy interesante”.
Made in Chile
Respecto de la manufactura de bicicletas de carga en el país, analiza Carolina, está “la limitación de que el mercado es pequeño. En realidad, todavía la gente no entiende el concepto de la bicicleta como una opción que puede competirle a un automóvil en distancias más cortas, hay una percepción de la seguridad en la calle bastante baja, entonces no son tan masivas las bicicletas de carga como en otros países, donde la gente opta por llevar a los niños al colegio, tiene confianza en que no van a tener peligro al ir pedaleando y también tenemos que tener presente que los ingresos en el Hemisferio Norte son superiores a los ingresos acá en el Hemisferio Sur y en Latinoamérica en particular, lo cual permite a la gente acceder a estos productos porque hay mucha oferta”.
Junto a esto, en Chile hay dificultades porque hay falta de maquinaria. “Ahora están muchos talleres y muchos artesanos adquiriendo herramientas que permiten facilitar la construcción de bicicletas y también hay mucha gente interesada en construir nuevas soluciones que aborden la movilidad activa. Hay constructores de bicicletas que llevan 20 años haciendo bicicletas, por lo tanto ya tienen una expertise bastante alta, pero siempre es necesario que este cluster de innovación en torno a la movilidad sea fluido, o sea que haya una conversación, un diálogo constante entre la universidad, la industria y los diseñadores”.
Sobre el futuro de las bicicletas cargo hechas en Chile, dice Carolina, “yo creo que es fundamental que exista, por lo menos a nivel latinoamericano, en el Cono Sur, una unión entre los artesanos de bicicleta y entre la gente que está dedicándose a la innovación respecto a la movilidad activa”.
Esta colaboración directa entre los distintos actores es clave. “Que haya instancias de colaboración directa, por ejemplo, de importación de materiales, permiten que así no sea tan difícil innovar, porque hay mucho retraso a veces en la entrega de materiales.
Finalmente, esto va en pos de fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte y desincentivar el uso del auto. “Yo creo que es el objetivo que nos mueve para tener calles más justas, calles más seguras para los niños, para los adultos mayores y para toda la gente que tiene movilidad distinta, que yo creo que han sido un poco excluidos en muchos de los diseños y planificaciones territoriales que conocemos hasta el momento. Esperamos que eso cambie y creo que lo importante para que crezca, es la unión de estos actores que estamos presentes en pro de la movilidad activa”.