La Medición de Eficiencia en Modos de Transporte se realizó esta semana en varias ciudades de Chile, Ecuador, Argentina, Canadá y Estados Unidos.
Por Michelle Raposo
Fotos: Gentileza Leonardo Peña
Esta semana se realizó una nueva Medición de Eficiencia en Modos de Transporte, conocida en corto como MEMT. Como su nombre nos da pistas, su objetivo es medir qué medio de transporte es más eficiente en la hora punta de la mañana de un día hábil.
Esta iniciativa se realizó por primera vez en el 2008, organizada por la asociación “Vive la Bici”. Con los años también se expande, no solo fuera de Santiago (aunque el año pasado se dejó de coordinar en la capital), sino a regiones y otros países.
En esta edición 2024 los participantes fueron Chile (Antofagasta, Chiguayante, Chillán, Concepción, Coyhaique, Machalí, Rancagua, San Pedro de la Paz y Talca); Ecuador, con 5 ciudades (Cuenca, Guayaquil, Loja, Riobamba y Quito); Argentina, en Bahía Blanca y Bariloche; Canadá en Vancouver y Estados Unidos en Alamosa.
Bicicleta mantiene la delantera
Se mantiene la bicicleta como el medio más rápido. Algo que se podía suponer, pero siempre es bueno confirmar. En el caso de Concepción, por ejemplo, el trayecto fue de 5 kilómetros (entre el frontis de la Universidad del Biobío y Plaza Independencia). La bicicleta demoró 12 minutos (1 minuto menos que el año pasado), mientras que el vehículo y el transporte público marcaron tiempos de 25 y 23 minutos respectivamente.
Aunque en general disminuyeron los tiempos de los tres modos, “aún así la ventaja de la bicicleta es como del 50% de eficiencia del tiempo”, comenta Leonardo Peña, parte de la organización Pedal Autónomo y quien ha tomado la posta de continuar con estas mediciones en la ciudad.
En el caso de Chiguayante, que se sumó con un viaje a Concepción de 12 kilómetros, y la bicicleta también llegó primero con 27 minutos, versus 31 del Biotren y 50 del autobús.
Around the world
La coordinación de este año tuvo un whatsapp bilingüe, además de tener que coordinar distintos husos horarios.
Se sumaron dos ciudades de la parte norte del continente americano. Una fue Alamosa, en Colorado. “Una ciudad súper chica. De hecho ahí ganó el auto, porque me contaban que no había mucho tráfico a pesar de que todos tienen auto, pero querían hacer el experimento para pedir más infraestructura para bicicletas”, cuenta Leonardo.
La otra medición se realizó en Canadá, donde la bicicleta sí superó al resto de los modos. “Fue en Vancouver, en la zona centro, así que igual fue entretenido tener como una ciudad emblemática participando, y quedaron súper motivados con la actividad. La coordinadora allá fue Sara Thomas, de un colectivo de ciclistas y me comentaba que se sentía embajadora de la MEMT y que la iban a replicar el próximo año. También querían compartir los datos con un centro de estudios local, porque querían hacer una publicación científica al respecto”, agrega.
“Para esta edición se formó un equipo como de 5 personas que lideramos las reuniones, convocando, coordinando y entregando las instrucciones a todas y todos los demás”, cuenta Leonardo.
Estos colectivos por su parte, empezaron a ser también, formadores y embajadores en sus países, entregando el material, explicando la metodología, las fechas y convocatoria. “Hay un equipo que sería el núcleo, y después se empieza a esparcir la metodología a través de estos subgrupos en cada región”.
La idea para el próximo año es replicar esta experiencia con todo el material básico que ya crearon, y que cada equipo formador replique la MEMT.
Otra capa que se suma al desarrollo de esta iniciativa es el desafío de encontrar voluntarios, ya que depende de la gente que se ofrezca para usar los distintos medios de transporte para ver sus comportamientos. En ese sentido, reflexiona Leonardo, una mejor comunicación de los objetivos de la medición y sus alcances, ayudaría a que más gente se sume, especialmente en las locaciones nuevas.
“Yo les planteaba que cada uno lo utilizara para lo que querían en su ciudad. En términos generales, la MEMT es para comprobar el estado de la movilidad en hora punta, pero, por ejemplo, también se puede usar para pedir un mejor transporte público, seguridad o más ciclovías, ahí cada ciudad le puede dar su objetivo”.
Otra área en la que se podría avanzar, piensa Leonardo, es en la participación de organismos públicos. “Yo creo que la brecha principal es tratar de convocar autoridades. Por ejemplo, en Rancagua participó el Seremi. En Antofagasta igual participó el MTT, pero no en todas las ciudades se han involucrado directamente las autoridades. Creo que sacar estos resultados y hacerlos tangibles, es importante, decirles: mira acá la bicicleta tiene una ventaja, planifiquemos en conjunto cambios, porque el tráfico es un caos, y tenemos a la vista una forma de generar una mejor forma de movernos.
La importancia de seguir midiendo
La motivación para seguir organizando esta medición con los años, es que “se demuestre que no es algo que se dio al azar, que se dio en un momento específico que un modo sea más eficiente que otro. Es importante tener datos año a año que se repitan y tenerlo en varias ciudades”.
“Cada ciudad tiene su dinámica propia, pero el modelo de ciudades en general es el mismo en toda América, por así decirlo, centrada en el automóvil en la mayoría de los casos. Y si tenemos que los datos se repiten en todos lados, que dan una ventaja para la bicicleta en ciudades medianas y grandes, y también en trayectos menores a 10 kilómetros, entonces tenemos una tendencia general, tanto temporal como espacial, que nos dice algo”.
“Cómo analizamos ese dato, cómo lo interpretamos y cómo lo utilizamos para generar cambios a nivel de tomadores de decisiones, creo que es lo relevante de esto. Lo otro es qué pasa con el transporte público. Los tiempos son casi los mismos que los vehículos, pero sabemos que es más beneficioso moverse en transporte público, y podríamos también mejorar y disminuir los tiempos de traslado si sacamos más autos de la calle. Ahí tenemos dos grandes temas que los datos nos dicen: oye podríamos hacer algo”, concluye Leonardo.