Por Daniela Suau Contreras
Periodista, activista movilidad sustentable y feminista.
El pasado 20 de mayo, gracias a una petición de organizaciones de la sociedad civil promovilidad sustentable en Chile, el gobierno decidió considerar a la bicicleta como un artículo esencial durante la pandemia.
En la práctica, esto quiere decir que la bicicleta, tiendas, talleres y servicios asociados de biciestacionamientos, así como de reparto, pasaron a ser incorporados en la categoría de servicios básicos, de utilidad pública y de alta valoración social, durante el período de confinamiento por covid-19. Instrucción que la autoridad de Transportes envió el mes pasado a los ministerios de Salud, Interior y Hacienda.
Pese a la gran valoración que se le da a esta medida, la realidad es que es una respuesta a la situación que nos encontramos viviendo, donde la movilidad se ha visto restringida por la necesidad de cuarentena masiva, el porcentaje de pasajeros en el transporte público ha caído hasta en 90% y la bicicleta ha jugado un rol importante ante el aumento del reparto a domicilio. Si bien se espera que el uso de la bicicleta se siga incrementando una vez que pase la pandemia, el temor que sienten las personas a contagiarse en medios como el transporte masivo también provocará que muchas se vuelquen al uso del automóvil particular.
Es por esto que de cara al desconfinamiento es sumamente importante incentivar la caminata, el uso de ciclos y fomentar la intermodalidad, en especial, con los antecedentes de Santiago, donde los conductores pasan en promedio un 43% más de tiempo atrapados en el tráfico, siendo la segunda ciudad con más congestión vehicular en Sudamérica. Cifras a las que deben sumarse las muertes anuales de entre 3.500 y 13.000 personas por la contaminación del aire, donde los autos particulares producen el 90% de la contaminación generada por el transporte.
Esta problemática fue corroborada por la ministra de Transportes, Gloria Hutt, la semana pasada en el webinar “Ciclovías y COVID-19”, organizado por Cedeus y la Embajada del Reino de los Países Bajos en Chile: “Mi preocupación inmediata es cómo contenemos esta tendencia que aparece en el mundo muy fuerte, esta percepción de que la gente siente que su auto particular es el ambiente que controla, porque sabe donde estuvo, porque sabe que lo desinfectó, quién lo usó, entonces siente que ahí no se va a contagiar y eso es lo que los está moviendo. No es que quieran usar el auto, sino que quieren usar el modo que les muestre menos riesgo de contagio. Ése es el foco donde tenemos que apuntar, a que la percepción cambie hacia la movilidad activa o el transporte público masivo”.
Precisamente por esta inquietud planteada por la Ministra, lo que se espera de la autoridad son medidas que prevengan un incremento del uso del automóvil particular, evitando las conocidas consecuencias asociadas en términos de congestión y contaminación. Como señala Sandra Aguilera, coordinadora del colectivo Muévete, medidas como considerar a la bicicleta como un artículo esencial durante la pandemia “deben ir acompañadas y complementadas con otras iniciativas de rápida implementación, como mejoras en infraestructura, demarcaciones que faciliten el poder utilizar la bicicleta, fiscalización al exceso de velocidad, facilidades para que trabajadores esenciales puedan usarlas, entre otras”.
Debido a que durante la crisis sanitaria el uso de este medio ha sido una tendencia a nivel mundial, la implementación de infraestructura de emergencia es una decisión que muchos países están tomado y una demanda que en Chile también ha cobrado fuerza. No sólo porque representa un incentivo para nuevos usuarios de poder desplazarse en un medio que permite hacer viajes de manera segura, sino porque ayuda a descongestionar el transporte público, evitando aglomeraciones y beneficiando a quienes viven más distantes de los lugares hacia los que deben desplazarse.
Es por esto que llamó la atención de los espectadores del webinar, al igual que de algunos panelistas, cuando la Ministra manifestó que en «el caso de las ciclovías no tenemos recursos en nuestro presupuesto, nuestro rol es normativo y es de entregar los permisos, no es construir las ciclovías, eso lo hacen principalmente los municipios. Yo creo que aquí también hay que innovar y dado que las nuevas ciclovías requieren de recursos bastante sencillos de conseguir, como conos, como señalización y pintura, deberíamos involucrar también más al sector privado y a empresas que trabajan y operan en ciertos territorios, como Renca, por ejemplo, que tiene un sector industrial importante, se podría ampliar también la gama, ver que si los recursos públicos son escasos, recurrir también a la comunidad, armemos más sentido de comunidad. Si nosotros logramos ese vínculo podríamos resolver todos estos problemas juntos«.
Ante este planteamiento, le consultamos su opinión al Alcalde de Renca, Claudio Castro, quien señaló que: “En Chile tenemos un problema de coordinación grave entre todos los organismos públicos cuya acción afecta el desarrollo urbano. Tenemos que dejar de mirar esto en silos, en los que cada uno se hace cargo de su tema específico. No es posible que el Estado afecte la movilidad de los vecinos de Renca de la forma que lo ha hecho con la construcción de autopistas o que el Metro de Santiago no aproveche el impacto urbano de la construcción de nuevas líneas para generar vivienda bien localizada. En estos casos es cuando se echa de menos un alcalde mayor, pero creo que hay instancias como la COMICIVYT para coordinar esa acción hoy”.
Como señalamos en el artículo anterior de Pedalea “La infraestructura más allá del centro de la ciudad”, no hay que olvidar que, al igual que la vecina Pudahuel, la comuna de Renca también padece de la segregación provocada por carreteras y autopistas urbanas, así como “una línea del tren que dividen su territorio, por lo que es difícil desplazarse a pie o en bicicleta en varios sectores. Tenemos unas pocas ciclovías, en tramos muy cortos, desconectadas entre sí y que no cumplen con el estándar Minvu. Aun así, de acuerdo con la Encuesta Origen Destino 2012, el 7,5% de los viajes que se generan desde Renca se hacen en bicicleta, casi el doble que el promedio de la Región Metropolitana”, cuenta el edil.
Para Sandra Aguilera de Muévete, la preocupación va en el sentido de que: “Las municipalidades, en línea con la comunidad, están haciendo un esfuerzo extraordinario para responder a la crisis sanitaria, sin embargo, el Ministerio de Transportes ahora le entrega la responsabilidad de generar infraestructura cicloinclusiva. La institución ministerial no está trabajando para apoyar la inserción de la movilidad sustentable, a pesar de toda la experiencia a nivel mundial, ni está trabajando para fortalecer y preparar el transporte público para el retorno pospandemia. Desde nuestra mirada, se está perdiendo la gran oportunidad de trabajar para el futuro de nuestras ciudades”.
Por su parte, el Alcalde de Renca agregó que: “La inversión en mejores calles para peatones y ciclistas es también una inversión en hacer frente a la pandemia. Por una parte, necesitamos fomentar los modos de transporte activos, que contaminan menos y ayudan a mantener un buen estado de salud mental y física, porque esta crisis es una señal de que necesitamos avanzar hacia un desarrollo más sostenible, lo que en las ciudades es esencial (…) Me gustaría ver una acción más colaborativa entre las distintas carteras para ver cómo avanzamos en mejor infraestructura para peatones y ciclistas, en esa discusión no puede quedar fuera el MOP, por ejemplo, cuya acción es determinante para nuestras ciudades. Por otra parte, aunque los aportes de privados puedan ser bienvenidos, la vialidad cicloinclusiva es un problema público. No es sólo un problema de fondos, que debieran estar cuando vemos los montos que el Estado invierte en infraestructura para el automóvil, sino también normativo, ahí la acción del Minvu y del MTT es fundamental”.
Si no es la autoridad de Transportes quien debe hacerse cargo de este tema y liderar las soluciones, si no cuentan con presupuesto para afrontar una problemática que ellos mismos identifican, ¿quién le pone el cascabel al gato? Esto no se trata de beneficiar a ciclistas, sino de pensar en la movilidad de todas las personas e invertir en veredas que fomenten la caminata para peatones y en ciclovías de emergencia, también es invertir en hacer frente a la pandemia.
No sólo activistas sino un sinfín de académicas y académicos han planteado que estamos ante una oportunidad sin precedentes, de repensar nuestras ciudades y nuestra movilidad, apostando por urbes menos contaminadas y congestionadas, una ocasión que no se volverá a repetir; si no es ahora entonces ¿cuándo?