Entre los cambios se incluye una nueva plataforma para el ingreso de proyectos, así como guías y rúbricas para agilizar las revisiones.
Por Michelle Raposo
Cambios en el reglamento para construir ciclovías en Chile han agilizado el proceso de revisión y autorización de ciclovías, lo que ha llevado a una mejora en los tiempos y un aumento en 60% de las solicitudes de este tipo de infraestructura, informa The Clinic.
Estas modificaciones comenzaron a operar el 25 de enero, y entre sus primeros resultados han logrado bajar de 79 a 40 días aproximadamente los tiempos de revisión. Entre los cambios al Decreto Supremo 102 del MTT (que es el que se refiere a las ciclovías), se incluye una nueva plataforma para el ingreso de proyectos, así como guías y rúbricas para agilizar las revisiones. La visión a largo plazo es que el ciclo desde que se planea una ciclovía hasta su obra disminuya de 7 a 4 años.
Además se está trabajando en una nueva Guía de Infraestructura Ciclista que presentará alternativas de diseño y una mejor integración con la ciudad, para ser una alternativa atractiva frente a los autos.
Conversamos con la gente de SECTRA -organismo dependiente de la Subsecretaría de Transportes, entre cuyas funciones se encuentra la planificación de infraestructura y sistemas de transporte- para ahondar más en las modificaciones y mejoras que han estado realizado.
Mayor comunicación y digitalización
Si bien las modificaciones al D.S 102 fueron publicadas a fines de enero de 2024, cuentan, ya desde el 2023 que el Área de Movilidad Activa (SECTRA) venía trabajando en las mejoras asociadas al procedimiento interno, y herramientas de apoyo y difusión, para su correcta aplicación.
“Al hacer un seguimiento a las solicitudes, y plazos de revisión, desde su publicación en 2021, se realizó una comparación antes y después de septiembre de 2023 (cuando entró en aplicación el procedimiento) y el resultado es un aumento en las solicitudes (+60%) y una disminución en los plazos de revisión de un 50%”.
La clave aquí, comentan, fue el aprovechamiento a través de la digitalización y la comunicación, ya que los cambios al D.S 102 (simplificación de requerimientos técnicos) no modificaban radicalmente el proceso administrativo.
“Son en realidad las mejoras realizadas al procedimiento interno y el uso de herramientas digitales las que permiten una mejor gestión de la información, además del proceso de apoyo en su implementación y diversas iniciativas de formación, difusión y coordinación que se han llevado a cabo desde el área, como por ejemplo, una serie talleres de capacitación, para alrededor de 300 trabajadores de la administración pública en diversas ciudades durante 2023. Todo este despliegue ha facilitado un aumento en la cantidad de solicitudes y una reducción significativa en los plazos de revisión”.
Nos pusimos de acuerdo con la ciclovía ¿y ahora qué?
Para que una ciclovía llegue a ser, primero debe seguir una serie de pasos los que pueden variar según de donde venga el financiamiento.
“Si un municipio tiene recursos propios para financiar el diseño y las obras de construcción, puede tramitar la aprobación directamente en la SEREMI (MTT) y ejecutar en un plazo corto (meses). Lo mismo ocurre cuando un proyecto es financiado por privados (vía IMIV) como mitigación de algún desarrollo inmobiliario”.
“No obstante, para la mayoría de los municipios esto no es una posibilidad y la opción más viable es apostar por algún financiamiento del nivel central o regional. En estos casos, se debe pasar por el Sistema Nacional de Inversiones (SNI) y obtener una RS para las distintas etapas (plan, diseño y ejecución). Esto implica, primero, desarrollar un plan de ciclovías y evaluar su rentabilidad, luego diseñar el proyecto y obtener las aprobaciones sectoriales, y finalmente obtener los fondos para su ejecución”.
Actualmente, con la metodología vigente, el ciclo completo puede durar hasta siete años, explican desde Sectra.
“Tomando en cuenta lo anterior, junto al Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSyF), se ha acordado una metodología piloto aplicada a cinco planes (Arica, Calama, Quilpué y Villa Alemana, Melipilla, San Fernando) para probar una alternativa más distinta, que pone el foco en la oferta y le otorga mayor importancia a la participación ciudadana, además de reducir plazos al incluir la prefactibilidad en el plan. Eso sumado a un modelo alternativo para el diseño de proyectos a precio unitario, se ha planteado como modelo para reducir los plazos. La meta es rebajar en al menos un 40% los plazos, llegando a un ciclo de vida de alrededor de 4 años en total”.
Ligado a lo anterior ¿cuáles fueron los cambios más significativos?
Además de definir un procedimiento formal, con roles claros y plazos definidos para cada tarea, se crearon una serie de herramientas complementarias.
En primer lugar, una plataforma única para el ingreso de proyectos a nivel nacional. Esto permitió tener un seguimiento centralizado de todos los proyectos, además de servir como herramienta de evaluación en sí misma.
Luego, se creó una guía para anteproyectos cicloviales, con criterios claros de evaluación y una rúbrica asociada, para facilitar la revisión de los analistas. Así mismo, se dispuso una memoria tipo para el ingreso de anteproyectos, que sintetiza los elementos que deben ser presentados. Todo este material, fue dispuesto en dos minisitios independientes, uno para solicitantes y otro para analistas.
Pero el diseño de todos estos instrumentos por sí solo no es suficiente. Se requiere acompañamiento y capacitación para asegurar su buen uso. Por eso el año pasado se realizaron cinco talleres presenciales en distintas ciudades, además de sesiones de consulta online todos los jueves para apoyar técnicamente el trabajo de quienes formulan las iniciativas como de quienes deben revisar y aprobar. Finalmente, es la suma de todas estas iniciativas coordinadas las que resultan en una mayor eficiencia del proceso.
Contra viento y marea… y arena y hielo
Al pensar en una nueva ciclovía, quizás la primera imagen que se nos viene a la mente sean las últimas que se han construido con un alto estándar, una conectividad lógica y sin postes al medio de ser posible.
Pero este tipo de solución vial para los ciclistas no siempre es apto para todos los escenarios a nivel nacional. De ahí que se esté trabajando en una nueva “Guía de Infraestructura Ciclista” con otras alternativas de diseño e integración.
“Cuando se trata de diseñar infraestructura para ciclistas, la ciclovía segregada es una de las tipologías posibles, pero no la única. En ese sentido, el desarrollo de la nueva guía busca explorar las distintas configuraciones espaciales que son posibles con el nuevo D.S. 102 para distintos perfiles de vía, entregando una mayor variedad de opciones para formalizar rutas seguras en calles que ya existen y tienen sus restricciones de borde”.
La guía quiere dar un apoyo a los que diseñan, profundizando en áreas como intersecciones seguras, interacción con paraderos y poniendo foco en la toma de decisiones, ofreciendo alternativas en distintos contextos.
“En relación a esto último, los talleres realizados hasta ahora han buscado levantar esas condiciones propias de algunos contextos para tomar en cuenta, como puede ser la arena en zonas costeras o la nieve en zonas extremas, por poner un par de ejemplos.
En efecto, hasta ahora vemos que en el afán de estandarizar, se repite un mismo modelo en todas nuestras ciudades y en cualquier calle. Así, nos encontramos con ciclovías que pueden estar sobredimensionadas en calles menores (que quizás ni siquiera requieren una ciclovía) o, por el contrario, con ciclovías en calles principales que no consideran los espacios necesarios para administrar flujos importantes”.
La guía será publicada de manera digital, “con el objetivo de poder ir mejorándola y complementándola de forma continua en el tiempo”,