Hace unos días se publicó un comunicado anunciando el fin del movimiento. En esta nota damos cuenta del presente de la organización ciclista.
Por Michelle Raposo
Fotos: Víctor Rojas
Incluso la gente que nunca ha tocado una bicicleta, sabe de qué se está hablando cuando uno dice “Movimiento Furiosos Ciclistas” (MFC). No falta el automovilista que dice “estos Furiosos”, casi como si fuera un insulto.
Desde 1995, cuando nació, este movimiento buscaba justamente romper con el status quo de esos años, en que a las bicicletas se les pescaba tarde, mal y nunca.
Quizás una de sus actividades más conocidas sea la cicletada del primer martes del mes, que llegó a reunir a cientos de ciclistas en el peak de convocatoria. “Lloviendo, nevando, en auto ni cagando”, y “somos caleta, andamo en bicicleta”, sus cánticos más populares y pegajosos. Pero también se han dedicado al activismo, empujando y apoyando distintas iniciativas en pro del ciclismo urbano.
Su influencia en cuanto a congregar a la masa crítica se extendió no solo a otras regiones, sino a otros países, inspirando la creación de otros movimientos como Bicitekas en México.
Una de las particularidades de la fundación de MFC es su orgánica más bien horizontal, en que las decisiones se toman según la votación de las asambleas abiertas, y no existía una estructura que mandara o tomara decisiones por su cuenta.
Y quizás es esta misma dinámica lo que ha producido ciertas fricciones entre sus miembros, incluso algunos creando sus propias organizaciones aparte con otras formas de participación.
La última de ellas ocurrió hace unos días, cuando el sitio www.furiosos.cl publicó un comunicado anunciando el fin del movimiento, lo que causó un poco de confusión entre la comunidad ciclista, ya que por otra parte en las redes sociales del MFC se afirmaba lo contrario.
¿Cómo entender esta situación? ¿Quiénes siguen, quiénes no siguen? Hablamos con ambas partes -digamos la vieja y la nueva guardia- para entender más sobre lo ocurrido.
Furiosos actuales
Como decíamos más arriba, fue en una asamblea alrededor del 2017 donde se comenzó a crear una desavenencia sobre la forma de trabajar.
“Nosotros trabajamos con una asamblea que es soberana y absoluta, donde todos tienen derecho a voz y voto. Y en ese minuto se decidió que se quería sacar una personalidad jurídica para poder optar a fondos concursables, para participar de algunos estamentos como el COSOC del Ministerio de Transporte, y para eso nos pedían la personería jurídica. En el fondo, teníamos que formalizarnos un poco, para seguir avanzando”, cuenta Pablo Peñaloza, representante del MFC (de la nueva guardia).
“La asamblea decidió tomar esta decisión, y obviamente se invitó a todos a participar. A los más antiguos, a la gente más nueva, estábamos todos ahí, y algunos estuvieron más reticentes y empezaron de a poco a retirarse”, agrega.
Como dato para entender el puzzle, parte de las personas que empezaron a dar un paso al costado, estaban a cargo del dominio del sitio de los Furiosos, que por mucho tiempo era el único canal existente. Las redes sociales tampoco pegaban mucho en ese tiempo, y lo que estaba de moda eran MSN, ICQ y foros.
Finalmente se sacó la personalidad jurídica, cuenta Pablo, y se han mantenido las asambleas donde todos tienen derecho a participación. Actualmente hay alrededor de 16 personas que participan de esta instancia de forma voluntaria, y que también van a reuniones con el Ministerio de Transporte, autoridades varias y otras entidades. A eso se suma actividades como la cicletada del primer martes, apoyo en las Calles Abiertas en Macul, talleres de mecánica y charlas para colegios y empresas, entre otros.
También han trabajado con el ISL, ayudando con la difusión de accidentes de trayecto, sobre todo para los usuarios de la bicicleta. Posterior al estallido social estuvieron apoyando a los familiares de los detenidos, organizando un par de ciclomarchas.
Pablo aclara que siguen funcionando como el Movimiento Furiosos Ciclistas, “seguimos trabajando, seguimos en el COSOC, con el ISL, con nuestras propuestas y nuestras actividades”.
Por ahora los canales de comunicación oficiales son las redes sociales, principalmente Instagram, “seguimos con la misma normativa con la cual nosotros entramos, y con la cual todos decidimos participar. La asamblea sigue siendo soberana y tomando decisiones”.
La vieja escuela
Para entender un poco más del mensaje del otro lado, hablamos con César Garrido, uno de los personajes históricos del MFC, que estuvo desde los inicios del movimiento y una de las caras que uno asocia a este grupo de la vieja guardia.
La asamblea es también un punto de partida de este cisma, recuerda César, aunque también lo relaciona más con un problema que se dio por la forma de actuar de un miembro en particular.
“Siempre nuestro mayor rollo era, no manejar plata, no cobrar, no tener persona jurídica, de ser contraparte del gobierno, pero no parte del gobierno, independiente del que fuese. Y se armó una asamblea paralela, se sacó RUT, y se hizo todo lo que nunca quisimos hacer. Y nosotros pensamos que era absolutamente inconsistente con el discurso”, rememora César.
Una de las formas para hacer cosas, explica, sin tener que pasar por ese trámite, era trabajar en conjunto con otras organizaciones. “Cuando había fondos que eran interesantes para hacer algo, se hacían a través de alianzas con distintas ONGs, para que hicieran el rol de administrar las plata, y por lo tanto, podíamos acceder de manera indirecta a hacer cosas”. De esa forma, se evitaban los problemas propios de manejar recursos, y mantenían su independencia.
Según cuenta, ese grupo de la asamblea original siguió haciendo cosas, hasta que dijeron hasta aquí llegamos, y deciden cerrar el canal original de difusión que existía, en el que seguían compartiendo información.
“Y ese es el motivo de la publicación, la persona que estaba a cargo de eso me escribió la semana pasada, me pareció razonable, que se había demorado harto, pero me parecía correcto. Claro que ese canal, era también una tontera, porque comunicacionalmente es raro igual. Pero en definitiva ese sitio y esos furiosos decían adiós a las pistas”.
Haciendo introspección, comenta César, se perdió la mística de las “bases que permitieron formar al movimiento y que le permitieron crecer”, junto con haber dado más apoyo a los liderazgos más jóvenes que se unían a la causa.
¿Este concepto de ser transversales tiene que ver con estos cambios?
“O sea, hay gente que siempre me reclamó que por qué votábamos de nuevo todas las cosas, y si llegaba gente nueva había que votar no más, era parte del proceso. Y además gracias a eso crecimos como bestias en esa época. Llegamos a tener actividades en cinco regiones en paralelos, nos consideraban para las mesas de trabajo técnicas sin tener la personalidad jurídica, hacíamos actividades en comunidades, colegios, empresas, y eso lo construyó esa asamblea. Bueno, pero los tiempos cambian”.