Experta internacional en transporte activo, sustentable y justo, se ha desarrollado como periodista, urbanista y académica reconocida a nivel mundial por fomentar la participación de la sociedad civil en la gestión urbana y rural. “Mientras estamos discutiendo se nos quema el planeta y se nos desertifican las ciudades”, dijo con preocupación y al mismo tiempo convencida de que si se escucha y se integra en las decisiones a la comunidad que habita los territorios, se puede generar cambios relevantes en miras a un espacio público equitativo para todes.
Por Eduardo Inostroza Villarroel
Fotos Víctor Rojas
Lake Sagaris llegó en 1979 a Chile y se instaló a vivir en el país dos años después. Trabajó como corresponsal independiente para medios de comunicación de Inglaterra, Estados Unidos y Canadá, su país natal. Disfrutaba hacer periodismo radial, informando sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura y la lucha por la vuelta a la democracia en el país.
Por su crianza fue muy natural su conexión con la bicicleta, desde muy pequeña su padre le enseñó y la motivó a trasladarse a la escuela pedaleando. Cuando emigró a nuestro país a principios de la década de los 80’ no le fue fácil movilizarse de esta forma, puesto que en las calles no circulaban gran cantidad de autos y las velocidades que éstos alcanzaban eran criminales para los ciclistas.
“Empecé a retomar gracias a los movimientos sociales, especialmente al Movimiento Furiosos Ciclistas que fue el primero en esa época. Se pudo ir conquistando el espacio y salía con mis chicos a andar los fines de semana, ellos dos son pedaleros también. Volví de tomar la bici a fines de los 90’ como medio de transporte, porque no encuentro nada mejor, es rápida, cómoda, eficiente, bella y es compatible con el medio ambiente y con la equidad social. Esto es una puerta a la vida poder andar en bici y mientras más vieja mejor me parece”.
Defendiendo el barrio Bellavista de la construcción de la autopista Costanera Norte, conoció a distintas personas preocupadas de la movilidad activa, y junto a otras compañeras fundó la organización Ciudad Viva. Pocas eran las mujeres que eran activistas, pero supo enfrentar las dinámicas machistas e influyó en que el movimiento de ciclistas se hiciera más inclusivo e igualitario.
Actualmente es profesora en la Pontificia Universidad Católica en el Departamento de Ingeniería de Transporte, pero se está trasladando de lleno al Instituto de Desarrollo Sustentable de la misma casa educativa. Nuevamente nos recibió en su casa para conversar y mostrar sus perspectivas sobre la coyuntura política y social que se desarrolla hoy por hoy en Chile.
Sobre el movimiento de ciclistas
Llevas muchos años en el país; como experta y activista, ¿cómo has visto los cambios de las organizaciones de ciclistas en Chile?
Mira yo no fui parte y no soy vocera del Movimiento Furiosos Ciclistas, pero como espectadora vi que fueron un semillero de otras organizaciones como Bicicultura, que toma la bici en el contexto de la cultura, el arte y la actividad humana. Entonces hubo una diversificación, lo que resultó en un hito mayor, la experiencia de organizar el Foro Mundial de la Bicicleta el 2015, donde los dirigentes se foguearon y tuvieron que asumir una responsabilidad mucho mayor, que requería de un nivel de organización grande. Ahí surgieron muchas prácticas antidemocráticas que fueron rechazadas por la mayoría, y así se fue generando una instancia muy democrática en pro de la bici, que se transformó en el Colectivo Muévete y que cuenta con múltiples agendas, metas y metodologías.
Democratizar para gobernar
Tú hablas de la democratización como un elemento central en toda organización, ¿cuál es su importancia en la planificación de la ciudad?
La organización donde aprendí y participé que fue Ciudad Viva era la más diversa del lote, al final nuestro raigambre eran las organizaciones territoriales, fuimos generando una mirada de urbanismo ciudadano donde la ciudadanía planificamos, proponemos planes de movilidad local y luchamos por esos cambios, tuvimos logros muy importantes como la remodelación de Pío Nono en 2008, ya que ahí se demostró la importancia de la democratización como un ingrediente que nunca se menciona en el mundo pro-bici, pero si tú miras los dos países que tiene mejores condiciones para el ciclista en el mundo, Dinamarca y Holanda, son los más democráticos e igualitarios. Es un logro tener ciudades más equitativas que favorezcan a la caminata, a la bicicleta y al transporte público, pero es difícil. En Chile por falta de diálogo y de participación real, deliberante y vinculante, ha quedado muy mal el Transantiago, y a mí me duele eso, porque yo provengo de culturas donde la caminata, la bici y el bus van junto y te permiten vivir libre del automóvil que es una tremenda carga económica ambiental y social.
Con el proceso constitucional actual se espera que muchos aspectos culturales cambien, ¿qué derechos deberían estar garantizados respecto a la movilidad para generar estas transformaciones?
Es importante la reforma constitucional, porque el Estado tiene que garantizar equidad. El derecho a la movilidad tiene que ser un derecho fundamental y debe ser explícito en la nueva Constitución, ya que todo indica que el derecho a una movilidad sustentable y justa, es el derecho que hay que resguardar. La idea es que la ciudadanía pueda hacer realidad eso, y por lo tanto contar con información y financiamiento.
Nuevo gobierno
La victoria de Gabriel Boric dice mucho del porvenir del país. ¿Cuál es tu perspectiva sobre estos resultados electorales?
Primero yo creo que esto de dividir el mundo entre izquierda y derecha, como se hace en Chile, es muy esquemático y no cabe el mundo en ese esquema, y los temas de sustentabilidad y movilidad no caben muy bien en estas lógicas. Sí opino que de lo que pasó en la elección, es sumamente significativa el tema de la democratización. Todos sabemos que lo que tenemos en el país no es una democracia real, porque no hay una cultura de igualdad, no hay una cultura de respeto a la diversidad y no hay un respeto a los derechos básicos de manifestarse, de expresar una opinión, de criticar y de influir en las decisiones que te afectan, esos son privilegios de unos pocos como bien se ha dicho muchas veces en estos últimos tres años. Entonces es ahí donde es realmente significativa la victoria de Gabriel Boric, porque al final no es una victoria ni de izquierda ni derecha, sino que es un compromiso con seguir adelante con un proceso de democratización muy pendiente, necesario y urgente. Para mi el sistema más eficiente para movilizar el conocimiento es la participación ciudadana con los profesionales, los técnicos y la gente de la calle, porque todos tenemos algo de conocimiento sobre lo que pasa en un barrio o en un rincón de la ciudad.
¿Qué cosas recomendarías hacer a las nuevas autoridades de gobierno que trabajarán en un futuro gabinete?
Izkia Sichez cuando se fue a la campaña dijo que esta no es la hora para la arrogancia ni la imposición, es la hora de escuchar y de escuchar de verdad. Sobre eso yo diría una cosa. Estas son varias generaciones de jóvenes que han hecho un trabajo sociopolítico maravilloso de diálogo y de negociación al interior de las universidades, pero esto es distinto a la realidad territorial. Una fortaleza y debilidad del movimiento estudiantil es que es transitorio y el territorio es lo opuesto, acá en el territorio estamos siempre y en muchas zonas de Chile fueron tomas, donde la gente misma hizo la ciudad, no la consume, sino que produce la ciudad.
¿Cómo lograr esa conexión con el territorio?
Tienes que llegar con una política de reforzar la democracia local y colaborar con las organizaciones ciudadanas, porque debe haber alianzas. Incluso es necesaria una delegación de roles del Estado hacia las organizaciones territoriales, eso significa administrar recursos dignos, nada de eso de estos proyectos de trabajo local de $1.800.000 para un trabajo ciudadano que vale mucho más, mínimo deben ser 10 o 12 millones de pesos para cada Junta de Vecinos, con entrenamiento e insumo para que se invierta correctamente. Deberían darle mayor valor a las mesas de movilidad, porque no pueden seguir pagando consultores que vienen, hacen una pega y se van, cuando deberían estar invirtiendo en capacidad local.
Es el momento de distribuir el poder
Boric será el primer presidente sin automóvil y habla de no fomentar su uso privado, ¿cuáles crees que son los focos más importantes en dónde las nuevas autoridades deben poner atención?
Para mi gusto esto va a ser una gran prueba para este gobierno nuevo y para la democracia que todos anhelamos y que tiene que nacer. De partida es importante empoderar mucho más los gobiernos regionales que son el componente que más le ha hecho falta a esta democracia. Más que un superministro de esto o de lo otro, lo que necesitamos es ministras y ministros que van a soltar el poder, que van a distribuirlo democráticamente y que van a respetar y fomentar los procesos deliberativos para la toma de decisiones, o sea una descentralización real. Es imposible vivir sustentable cuando las autoridades que saben no pueden tomar decisiones y cuando las personas que menos saben -por muy importante que sea la universidad donde estudiaron- no son capaces de entender la realidad de una localidad rural, los hechos y los números demuestran que no les importa, para mí la mayor evidencia de a eso es la falta de respuestas reales a la violencia vial, porque es totalmente inefectivo lo que han hecho durante los últimos 30 años, la ciencia está, ya sabemos cómo hacerlo, entonces cuando no lo hacen es porque realmente no les importa que esté muriendo gente.
Además ese discurso de desincentivar el uso del automóvil lo vengo escuchando desde hace 30 años en Chile, entonces no le creo mucho. Una meta mucho mejor es que las ciudades y la ruralidad chilena sean espacios seguros para que las personas que caminamos, andamos en bicicleta o tomamos transporte público, con un sistema de fiscalización y castigo que realmente esté a la altura del daño que hace un automóvil cuando mata o daña a una persona, cosa que no pasa ahora, los automovilistas son absolutamente impunes.