Por Myriam Salazar
Alejandro Hoppe es una persona de hablar calmado, reflexivo. “Soy de esa generación de pasar piola como se dice ahora, el fotógrafo que hace su trabajo y se va”.
Actualmente se desempeña como fotógrafo independiente y docente de la carrera de Fotografía Periodística en Alpes Escuela de Imagen y Comunicación, pero sus inicios no fueron precisamente con una cámara fotográfica.
¿Cómo te hiciste fotógrafo?
-Sin cámara, estudié mecánica y me fui al sur de Chile a Coyhaique. Trabajé en una mina que se estaba haciendo de cobre y zinc, me fui con 3 mineros de El Teniente. La cosa es que llegué a ese lugar precioso, una naturaleza increíble. Era el año 82, el año que se salió el Mapocho, el año de la Guerra de las Malvinas y todo eso que estaba pasando, yo estaba en el contexto de mi primer trabajo explorando todo un mundo laboral a los 21 años. Tenía que hacerme cargo de un generador para los mineros que en este caso estaban haciendo un túnel por donde pasara agua y así generar electricidad, mi pega era que el compresor funcionara.
Me atrae el tema del viajar, de conocer lugares nuevos y ahí fue la primera experiencia de conocer este mundo minero, este mundo fuerte que era la minería junto a este lugar que era hermoso. Recuerdo que llegué en verano, estuve todo un año y había nieve, parecía un paisaje europeo donde la nieve llegaba a los dos metros, 12° bajo cero, era un mundo rudo. Mi jornada era de 8 horas, pero no tenía nada que hacer, entonces teníamos que convivir con la gente, escuchar música. Había un río donde al principio íbamos a pescar, caminar, porque estabas aislado, las ciudades estaban lejos, viajaba 3 veces al año a Santiago era como el servicio militar, que no lo hice jajaja pero fue una especie de servicio militar.
En esos espacios sureños Alejandro empezó a observar sin cámara, a mirar, a escuchar.
Luego de un año en el sur volvió a Santiago a trabajar como obrero en una fábrica textil. Durante el día trabajaba en la fábrica y en la noche estudiaba fotografía en Fotoforum.
Además de su gusto por observar tuvo influencias que acentuaron su interés por la imagen, empezando por su hermano Álvaro. “En el barrio en que vivía lo que ahora es Bellavista había gente que estaba vinculada al tema visual. Recuerdo que al lado de la casa había un camarógrafo. El papá de unos amigos también era camarógrafo de una agencia internacional. Siempre estaba viendo imágenes, cuando el papá de estos amigos volvía de sus viajes nos mostraba diapositivas de lugares como China, la Antártida”.
¿Recuerdas tu primera cámara?
-Mi primera cámara si por supuesto. Me pegué un viaje a Iquique con unos amigos, nos fuimos a dedo y en la zona franca me compré una Nikon FM2, un lente normal y un trípode. Recuerdo que estábamos en el altiplano en Visviri, ahí fotografié harto, de hecho, hay una fotografía que recuerdo muy nítidamente, estaba fotografiando y de repente aparecen como 6 cabros chicos de distintos tamaños y bonitos los cabros, había una muralla de adobe y al fondo el paisaje. Tengo fotos tomadas en blanco y negro y en diapositivas, una de esas diapositivas la ocuparon para un proyecto de derechos humanos y el tipo al que le pasé la diapo me la perdió, siempre me acuerdo de eso, de ahí que nunca más pasé originales.
Después de la fábrica tuvo su primer trabajo como fotógrafo en la Universidad del Norte. “En ese tiempo, año 86´ mi pega era hacer las fotos de los profesores del campo marítimo, tenía que revelar, copiar y en paralelo tenía que fotografiar un edificio que había sido donado por los japoneses. Teníamos unas cámaras totales, así empecé a reconocer las calidades de los lentes, era muy especial la tecnología japonesa, había microscopios, lentes muy luminosos. Estuve un par de meses en eso cuando a mi hermano Álvaro lo detuvo la CNI. La noticia apareció en el diario, me vincularon con la situación de Álvaro lo que provocó ruido y me despidieron de la universidad. Me vine a Santiago. Mi tema era lo que estaba pasando, fue una oportunidad, ahí me vine derecho a la calle, trabajé independiente colaborando en revistas como Apsi, Cauce, Fortín Mapocho, Análisis.
Hoppe además fue parte del primer equipo de fotógrafos del Diario La Época, donde registró los difíciles momentos que vivía el país. “Cuando se gestó el diario me invitaron a participar, trabajé junto a Miguel Ángel Larrea, Gustavo Pueller, Luis Navarro, Jesús Inostroza, Marcelo Agos, José Luis Bustos, Osvaldo Briceño a cargo del laboratorio, Carla Möller, Carmen Gloria Escudero”.
Entre el año 2000 y 2006 trabajó como fotógrafo del presidente Ricardo Lagos, donde recorrió diversos países. Sus fotografías han sido parte de destacadas exposiciones y publicaciones.
A sus 58 años Hoppe releva la importancia del trabajo colectivo en la disciplina, lo que permite la contención necesaria para crear proyectos a través de la unión de diferentes puntos de vista.
Finalmente, ¿qué es para ti la fotografía?
-La fotografía para mi es como respirar.