¿Y cómo sigues andando en bici embarazada? ¿vas a llegar al hospital a tener la guagua en bici? me preguntan a diario con cara de espanto.
Por Florencia Benítez
Bueno sí. Me sigo moviendo en bici, a las 37 semanas de embarazo, y espero seguir haciéndolo las próximas 2 semanas, siempre que así lo necesite y me sienta cómoda.
Hacer la vida en bici, moviéndose en la cotidianidad, ha sido la tónica de mis últimos años. Bueno, también lo era en mi época de colegio, un poco en la universidad, y sobre todo en la vida laboral en Santiago. Luego, viviendo 2 años en Londres, la bici era LA opción de movilidad para unos becarios que estrujaban la manutención y ahorros a costa de vivir en un lugar relativamente céntrico. La bici siempre fue la primera opción, la más económica, rápida y fácil para moverse en la ciudad y alrededores, incluso en ese Londres que no tenía mucha cicloinfraestructura e incluso estando embarazada de mi primer hijo.
Ya en Coyhaique, mi trabajo de casi 4 años de intensos terrenos por la región limitó la cotidianidad de moverme en bici, pero al mismo tiempo me llevó a valorarla aún más. ¡Qué placer más grande que subirse a la bici después de 8 horas de camino de tierra en auto y recorrer los últimos 6 km hasta la casa! Pero cuando no tenía terrenos, fuimos convenciéndonos de que la bici era la mejor opción, SIEMPRE, para moverse en nuestra ciudad.
Pero eso ha requerido también de una rutina familiar de hacer la vida en bici, la que hemos ido puliendo y afinando con el tiempo. Con un hijo se nos ha hecho muy fácil y hemos ido adaptando distintos accesorios para facilitarnos la vida. El clima tampoco ha sido un impedimento para seguir pedaleando durante el año. Probamos distintas técnicas para vestirnos y protegernos a nosotros y a nuestro hijo Samuel, y bueno, sentir un poquito de frío, es parte de lo rico de vivir en la Patagonia y por lo que pudimos elegir este lugar.
¿Ma-Padres irresponsables?
“Llevando al niño en invierno en la bici”, “andando en bici con ese niño en bicicleta por Baquedano” (calle urbana en ampliación a autopista urbana), “tan tarde con ese niño en bicicleta en las cicletadas de Cicleayque”, etc. Son sólo algunas de las preguntas que nos hace la gente cuando nos ve en la calle. Aah y ahora sumarle, embarazada y llevando al hijo en bicicleta, ¡terrible! Es ahí cuando como familia hemos llegado a la conclusión que ALGUIEN tiene que hacerlo hoy, para demostrar que se puede y que se debe. Que nos somos alienígenas (en Finlandia más del 30% de los niños llegan en bicicleta todo el año y con inviernos crudos, ¡de verdad!), y si no tenemos infraestructura, tenemos una Ley De Convivencia de Modos que a diario estamos educando (y gritando) a las y los conductores sobre la obligatoriedad de compartir la calle responsablemente. Moverse en bici es un acto político en la ciudad y sociedad que queremos y que en su mayoría demandamos. Y es también un acto social de responsabilidad en medio de la crisis climática.
Por otra parte, nos sentimos con la obligación de sensibilizar a nuestro hijo sobre la contaminación que genera el uso indiscriminado del auto (a todo esto, si tenemos uno pero lo usamos cuando realmente lo necesitamos), la desproporción del uso del espacio público que compartimos todos/as, y de lo lindo que es escuchar las aves en nuestros trayectos cotidianos. Y aunque muchos/as no lo crean, efectivamente la vida se hace más fácil moviéndose en bici (imperativo eso sí equiparla con un par de alforjas). Coyhaique, al final de cuentas, ha sido la ciudad más amigable para hacerlo (imagínense como será cuando tenga ciclovías) y por lejos, la que tiene las mejores oportunidades y vistas.
No puedo dejar de mencionar las bicis con asistencia eléctrica, como aliadas maravilla cuando uno se embarca en esto de la vida sobre pedales. Para mi en lo personal, madre gestante, ha sido una oportunidad de recorridos cotidianos de casi 20 km, con casi 200 metros de desnivel, llevando alforjas cargadas, a un niño de 18 kilos e incluso a veces tirando un carro. La asistencia eléctrica se convierte en un empujoncito divino que hace que la ciudad se vuelva plana y sin viento.
Finalizando por ahora, en dos semanas tendremos que adaptarnos nuevamente a vernos cómo lo hacemos con 2 hijos y cómo seguimos fomentando una responsabilidad individual, familiar y colectiva en torno al uso de la bicicleta. Tenemos grandes referentes que lo hacen con 3, 4 hijos/as, con discapacidad y entornos más hostiles para seguir motivándonos y esperamos que motivándoles. Si quieren seguir conociendo y compartiendo experiencias de la vida en bici y otras charlas entretenidas e interesantes de distintos lugares del mundo, les invitamos a seguir el encuentro BikeBike.org entre el 11 y 13 de noviembre. Ahí estaremos contando la experiencia de Criar en Bici, Cicleayque desde Coyhaique.