Iván Miranda, conocido como Saile, es uno de los muralistas más reconocidos de Chile. Su arte, ha llenado de color y energía, no solo las calles de Santiago, sino que otras ciudades del mundo.
Por Michelle Raposo
Fotos Víctor Rojas
A pesar de que fue diagnosticado con leucemia cuando tenía un año, y su primera década de vida la pasó en tratamientos, cuenta que no fue impedimento para disfrutar su infancia y andar en bici. “Estuve enfermo como hasta los 10 años, y ya después de eso, pa’ la calle al tiro no más”.
¿Te acuerdas de cómo era tu primera bicicleta?
Sí, súper chico, yo creo que a los seis años, ya tenía una bicicleta, para andar en el pasaje más que nada. Después, ya como a los 12, mi hermano mayor andaba en skate, y me pasó que nunca quiso que yo hiciera lo mismo que él. Y yo agarré una bicicleta BMX, y como veía a mi hermano haciendo trucos, lo mejor para mi fue ponerme a hacer trucos en bicicleta. Como tenía compañeros que también andaban en BMX, íbamos juntos a andar por ahí, armamos unos fierros para saltar en el pasaje, yo deslizaba en los fierros y me pegaba unos trucos, hacía también unos trucos con flatland, un poco más técnicos.
¿En esas salidas a andar te fuiste involucrando con el arte? ¿O cómo fue ese proceso?
Yo empecé a involucrarme en el arte cuando estaba por sexto básico. En esa época ya me juntaba con gente mayor que pintaba graffiti, que andaba rayando, y para mi era una de las tantas cosas que hacía igual, porque trataba de hacer muchas cosas. Entre que andaba en bicicleta, y que me compraba pintura.
Al final pasó que los dos me demandaban un gasto, y obviamente, el mural ganó. Preferí comprarme pintura que estar comprándole accesorios a la bici. Obviamente, siempre la bicicleta fue mi medio de transporte, pero no vi la BMX como algo a lo que me iba a dedicar, y con el arte tampoco fue que dijera “ah sí, me voy a dedicar a esto”, porque eso para mi se dio de más grande. Más encima, en la época que yo empecé a pintar era todo súper así como revolucionario, y súper mal mirado, está rayando, cachai. Casi pandillero.
Antes de 1995, en general no había ni muralismo. Antes del Golpe de Estado había una onda muralística política y después del Golpe ya andar pintando en la calle era penado, y el muralista, artista, como que desapareció de hecho.
Después ya en el 2000, siento que gracias al graffiti, con la presencia que tuvo, se fue mezclando más con el arte en general y ahí empezaron a salir los muralistas con más influencia artística, que venían del graffiti, que estudiaron arte o que tuvieron una visión más artística y llegaron a ser lo que hoy en día son.
¿Te sientes responsable en alguna medida, de que haya agarrado vuelo el muralismo o lo que está relacionado con el street art?
¿Yo de llevarme la responsabilidad total? Creo que no. Porque igual existió una escena anterior a la mía que era mayor que yo. Porque yo empecé súper chico, pero me junté con gente mucho mayor que yo.
Y siento que quizás ellos la llevaron con más responsabilidad que yo. Aunque muchos de ellos no siguieron, fue gracias a ellos que me impulsaron a seguir, y lograr quién soy. No sé, quizás puedo decir que fui de los primeros que empezaron a trabajar quizás con marcas y un poco como a ganar más plata con el lado comercial del muralismo. Quizás por ahí sí. Pero los que impulsaron a que se mezclara con el arte y todo eso, fue la generación más antigua.
¿Y cómo es el proceso de hacer este tipo de arte, versus quizás con un artista que expone en un museo? Aquí el museo está al aire libre, las murallas son los lienzos.
Ya a estas alturas, Santiago es una ciudad un poco full pintada. Igual hay muros por todos lados y la mayoría de estos, suelen ser de sus propios dueños, así que no es tan difícil ir y preguntar, si se puede pintar. O cuando quieres pintar algo con más tiempo, si quieres estar dos días, un día completo y estar tranqui, preguntas y te lo pasan.
Además, aquí pues a comparación de otros países la calidad del graffiti mural o street art ha llegado a niveles bacanes porque existe esa facilidad donde tú puedes pintar donde quieras. Porque en Europa o en Estados Unidos, pintar es súper difícil porque no hay espacios para hacerlo. Tienes que estar ligado al lado artístico para poder crecer o llegar a ser alguien más importante. Es difícil porque no tienes donde pintar. Tienes que irte a una fábrica abandonada o algo así, para hacer proyectos.
Acá en Latinoamérica se da eso de que si quieres ser autosuficiente lo puedes hacer. Existen los materiales, existen los espacios. Existe internet también que puedes influenciarte mucho más rápido, e ir a tu barrio y pedir un muro.
Hablando de internet quizás ¿cuáles fueron tus influencias? Cuando eras chico internet quizás no estaba al alcance de todos.
Como te contaba, cuando era más chico tuve la suerte de juntarme con gente más grande que tenía acceso a revistas, y gente que podía viajar y traer cosas de afuera y sacaban fotocopias y nosotros andábamos con las fotocopias de la revista y era como ¡ah, las fotocopias! ¡las fotocopias! Había poco acceso a poder informarte, saber de qué se trataba esto, porque cuando yo empecé nada venía relacionado con el muralismo tradicional.
Como que antes era súper grafitero, estilo americano, con esa esencia callejera, con ese personaje siempre con el spray, con el hip-hop que uno veía cuando llegó aquí, de andar rayando y hacer plateados y cosas rápidas. En sí también el graffiti era más rápido igual, no era tan artístico. Esto es un poco en los inicios de los 90 hasta inicios del 2000.
¿Y ahora qué te inspira?
Siempre estoy mirando un poco las cosas que están haciendo mis amigos, la gente más cercana. Después ya más grande me empecé a influenciar en ilustradores de afuera gracias a internet. Ahí uno va mirando el nivel que está llegando en el arte en general. Igual uno va soltando un poco el graffiti y va evolucionando a un concepto gráfico, visual y de color.
Me inspiran las cosas que voy viviendo también, me gusta expresar un poco como la actitud que tiene el graffiti, quizás no tan hip hop, pero igual basado un poco en cómo es el día a día.
Me pasó también que de muy chico anduve mucho en bicicleta, y por el 2011 me tocó viajar a Europa y volví pelando el cable con las bicis de piñón fijo. Como contaba, cuando era chico tuve una BMX, después tuve una mountain bike y era mi recurso de movilidad. Del 2000 al 2010 yo salía a pintar en la mountain bike, con la bicicleta al hombro y con un canasto atrás con pintura. Y después que volví de Europa, yo dije chao con esta bicicleta y volví a armar una de piñón fijo y hasta el día de hoy es mi estándar de bicicleta.
Una pregunta desde la curiosidad ¿cómo es dibujar tan grande? ¿cómo te haces la perspectiva?
Siento que se me ha afinado el ojo, la visualización, la proyección, uno ya la calibra. O sea, no necesitas tanto estar echándote para atrás y para adelante. Pero existen maneras para reducir el tiempo de trabajo. Yo usualmente trazo al ojo, pero si es un trabajo donde estoy con poco tiempo, o es muy grande, y si lo hago al ojo me puedo demorar un día, versus quizás un proyector que me demoro dos horas. Pongo mi dibujo y lo trazo no más, y eso me ayuda a ahorrar tiempo. Pero todo depende del tiempo. Si tengo de sobra obviamente lo hago al ojo, pero usualmente en los proyectos grandes hay que estar contemplado días de arriendo de los andamios o de una máquina entonces tienes que ser más productivo y optimizar el tiempo.
¿Cuál ha sido la obra más grande que has hecho?
Hace un tiempo atrás en Paraguay, para un festival que se hizo, pintamos un edificio de 11 pisos, con mi amigo Entes. Eran dos edificios, y pintamos los dos con la misma composición, de distintos personajes. Yo hice uno y él hizo el otro de frente, muy similar y que visualmente se comunicaban.
¿Y cuál es tu obra que te pone más orgulloso?
Me pasa que los últimos que hago son los que les tengo más cariño, porque siempre van en escala. Siento que es difícil decir un específico, porque pinto uno, después pinto otro, y siempre está eso de que voy a querer que uno sea mejor que el otro.
Por ahí tienes el proceso del último más cerca y de los otros ya te liberaste un poco
Sí, emocionalmente, como que ya está. Emocionalmente mi esfuerzo, donde más sufro, es en la parte creativa, en el dibujo en el iPad o en el papel previo a pintarlo. Como que siento que mi peor sufrimiento es cuando estoy preparando la parte creativa. Ya resuelto el boceto, lo disfruto pero así total, suelto ese estrés y siento que pintarlo ya es parte mía. Pero siempre ese proceso creativo de qué va a decir el proyecto, si va a sorprender o no, es más estresante que toda la otra etapa.
Y para alguien que se quiera iniciar en esto ¿hay algún camino?
Mira, yo creo que la primera etapa es tirarte a la piscina igual. Porque siento que lo más difícil es pintarlo. Agarra pintura y pinta lo que quieras. Y si eres constante te vas a hacer conocido, pintes lo que pintes.
Porque al final la pega de llegar a ser alguien bueno, te lo va a dar la constancia, más quizás que cómo lo pintes. El arte es muy amplio y súper subjetivo. Si quieres decir algo, lo dices. Si no quieres decir algo, no lo dices. Yo puedo pintar cosas muy bonitas pero no a todo el mundo le van a gustar. Existe siempre el público para todo. Para todos los conceptos de arte va a haber público. Hay que lanzarse no más y ser constante. Y pensar en cómo inviertes tu tiempo y dinero, porque igual hay un gasto que es importante para poder pintar. Las pinturas son caras, todo es caro ahora, todos los precios suben. Así que igual uno tiene que ser precavido en ese aspecto.
¿Estás trabajando en algo? ¿Qué se viene próximamente?
Ahora en verano siempre bajan las pegas. A fin de mes voy a un festival en el norte, me invitaron a Huasco. Y estoy haciendo mis pegas personales. Igual hago harta pega comercial. Estoy pintando un gimnasio por estos días.
Cada cierto tiempo invierto en mis obras. Estoy pensando en arrendar una máquina y pintar un edificio por cuenta propia. Eso también es súper importante basado en la pregunta anterior, no esperar que los demás tiren tu arte para arriba. Uno tiene que ser su propio productor y fomentador del arte. Autogestionarse un poco.
Y bueno, pensaba en producir un par de cosas. Dentro de todo siempre me piden cotizar pegas grandes, pero si salen cuento, si no, no. Por eso me enfoco en mi propio trabajo, porque es lo más seguro, en mi puedo confiar, sé que va a salir.