Inspirada en la masa crítica, la actividad reivindica la seguridad para niños y niñas, a través de una pedalada masiva por las calles de diversas urbes del mundo. Bajo el cántico “en bici a la escuela, eso sí que mola”, cerca de 2.000 personas se reunieron a pedalear el pasado domingo en Barcelona.
Por Daniela Suau Contreras.
Foto principal Sergi Periche
Fotos Laura M. Chaves V.
Que cualquier niño o niña pueda moverse en bicicleta de manera segura, suena de todo sentido común y algo en lo que todos los adultos deberíamos estar de acuerdo, pero en ciudades que continúan siendo altamente motorizadas, sigue siendo un enorme desafío y una deuda global.
Incentivar entornos urbanos saludables y seguros, es el lema de la Kidical Mass que, desde hace 14 años, reclama el derecho de cualquier niñez a poder moverse en bicicleta sin peligro. Nació en la ciudad de Eugene, en Oregon, EE.UU. y con el paso de los años, el evento comenzó a desarrollarse en otras ciudades estadounidenses, como Los Ángeles, Nueva York, Seattle, Portland, Washington y Buffalo. En Europa, se ha ampliado a Alemania, donde se inició en 2017, siendo Colonia quien lidera la convocatoria con gran éxito.

En la edición 2020, más de 22.000 niños, jóvenes y familias de más de 100 ciudades de Alemania, Bélgica, Reino Unido, Noruega, Austria y Suiza participaron de esta iniciativa. El pasado domingo fue la primera versión para Barcelona, España.
La Kidical Mass es un movimiento global para animar tanto a niños y niñas, como a personas adultas, a usar la bicicleta en sus desplazamientos cotidianos, así como a exigir la mejora de la infraestructura ciclista y la pacificación de las calles, especialmente, en los entornos escolares.
En la capital catalana, la actividad se desarrolló este domingo 15 de mayo y bajo el cántico “En bici a la escuela, eso sí que mola”, llegaron cerca de 2.000 asistentes, lo que superó todas las expectativas de sus organizadores, quienes esperaban 500 personas.

Conversamos con Adrià Arenas del Bicicleta Club de Catalunya (BACC), una de las organizaciones que participó, quien nos cuenta que fue “una concentración al estilo masa crítica de niños y niñas pequeñas, para reclamar que las calles sean espacios donde ellos y ellas tengan un lugar seguro para recorrerlas en bicicleta, ya sea para ir a la escuela o quehaceres cotidianos. Es un movimiento que reivindica que haya más infraestructura ciclista, que las calles sean más seguras y saludables, con la visión 4/80, es decir, que tanto niños y niñas, como gente mayor, puedan moverse con seguridad y tranquilidad y que la planificación urbana sea vista para este conjunto de edades, que hasta el momento no se han tenido en cuenta”.
En Barcelona, la idea de hacer esta masa crítica de niños y niñas, se unió junto a las distintas iniciativas de Bicibus que se realizan desde hace más de un año en diferentes ciudades y municipios de la región, para sumar fuerzas, tener más presencia y reivindicar ciudades para las edades más tempranas: “Que los carriles bici no sólo se construyan en cantidad, sino en calidad, pensando en la seguridad de niños y niñas. Actualmente, son estrechos, no permiten una buena circulación y es difícil que un padre o una madre lleven cómodamente a sus hijos o manden solos a aquellos que puedan ir por su cuenta en bicicleta”, cuenta Adrià Arenas.
Si bien el propósito es reivindicar ciudades para las personas y no para los coches, afirma Adrià, el encuentro fue una manifestación festiva a la que se invitaba a que las familias fueran en bicicleta, que las niñas y niños pudiesen pedalear y a disfrutar de las calles sin automóviles. Hubo música en vivo, globos, pancartas con lemas y dibujos hechos por las y los más pequeños, y actividades previas a la pedaleada.
Le preguntamos cómo fue la organización entre los distintos actores que convocaron y no duda en responder que el mayor crédito se lo llevan los niños y las niñas que asistieron, y el mérito, es para sus padres y madres. “La organización partió desde la ciudadanía, personas involucradas a movimientos sociales ciclistas, colectivos, asociaciones, movimientos de bicibus, madres y padres que vieron que la posibilidad de hacer una fiesta y una reivindicación al mismo tiempo de la bicicleta, sobre todo con esta mirada infantil, podía llevarse a cabo. Llegaron bicibuses de fuera de Barcelona, lo que fue muy bonito, porque fueron varias las columnas que fueron pedaleando desde distintos barrios hasta el punto de encuentro”, relata.
Acerca de la conciencia ciudadana de respeto hacia niños y niñas que se movilizan en bicicleta en Barcelona, Adrià comenta que existe, pero afirma que no hay una visión de que estos puedan moverse con seguridad: “Las calles son espacios en los que los niños y niñas no tienen cabida, antes podían jugar en las calles y había espacios para ellos. Hoy la presencia de las y los más pequeños jugando, es ínfima”.

Es por esto que, a juicio de Arenas, el llamado también es a que otras ciudades, de distintos lugares del mundo, se sumen a esta reivindicación: “Aunque sea una vez al año, que motiven a más gente a ir en bici y generen presión en las autoridades a cargo de la movilidad, para que adapten las ciudades para las y los niños. Cuando se hacen ciudades para las y los más pequeños, se hacen ciudades para todas las personas, especialmente aquellas que necesitan más atención, como la niñez y la tercera edad”.
Dentro de las reivindicaciones de Kidical Mass, destacan más espacio público dedicado a la bici y la movilidad activa, carriles bici anchos, segregados del tráfico y con intersecciones seguras, entornos escolares seguros y sin contaminación y la visión cero, es decir, ninguna muerte a causa del tráfico.