Por Sandra Aguilera, Coordinadora General Colectivo Muévete.
El Colectivo Muévete, creado en 2013, está integrado por personas y organizaciones vinculadas al uso de la bicicleta y comprometidas con la movilidad sustentable. La mayoría nos conocimos rodando en las calles o en actividades que invitaban a reflexionar sobre cómo este sencillo medio de transporte ha crecido y aporta a la vida de los individuos y al crecimiento de nuestras ciudades.
En las calles fue donde aprendimos una forma de movernos, pero fue también ahí donde comprendimos las potencialidades que tenían los espacios públicos y de tránsito, para transformarse en equitativos y sustentables; así comenzamos a reconocer su crecimiento natural y orgánico, hacia nuestra propia territorialidad. Esa visión transformó nuestro rol y nos llevó a comprender la importancia de tener un papel más activo como ciudadanos.
Tal y como dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano: «Ningún gobierno latinoamericano, civil o militar, de derecha, centro o izquierda, se ha atrevido a desafiar al poder motorizado». Razón tenía. No sólo la disposición de los gobiernos de turno ha sido continuar fomentando su uso y el desarrollo de infraestructura asociada, sino que continúan sin comprender sus beneficios transversales en diferentes problemáticas de la vida moderna en el país: Chile posee un índice de 34,4% de obesidad (OCDE, 2018), los niveles de emisión de CO2 no han logrado reducirse y los altos niveles de estrés están dañando severamente la calidad de vida de los chilenos, particularmente en las grandes ciudades, como en nuestra capital Santiago.
Un reciente estudio de la “Journal of Clinical Sleep Medicine”, de este año, ubicó a los habitantes del Gran Santiago como los que más tienen mal dormir en comparación con cuatro ciudades latinoamericanas: Ciudad de México, Montevideo y Caracas. Lo que afecta directamente a la salud mental. Por otro lado, el ítem de alimentos y transporte acaparan casi el 34% del desembolso mensual de las familias del país. Los siniestros viales cobran miles de vidas anualmente. Y así seguimos y sumamos.
La movilidad activa por sobre la motorizada, es un enfoque que puede colaborar en estos diversos ámbitos de nuestro país, pero también es una perspectiva con miras al futuro que esperamos para nuestras ciudades.
Entonces, ¿cómo el ciudadano de a pie, o sobre dos ruedas, puede proponer y hacer valer su voz?, ¿cómo pueden ejecutarse proyectos de forma justa para todas las personas? Con constancia, principalmente y apoyando proyectos como el Mapocho Pedaleable –actualmente estancado en Contraloría-, o la Ley de Convivencia Vial, con los que nos hemos involucrado como colectivo, junto a otras agrupaciones. Han sido años de presión constante, de búsqueda de alternativas, de gestión, sobre todo de voluntad.
Es por eso que cuando vemos que se reduce el presupuesto para movilidad sustentable desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en aproximadamente 55%, que la Mesa Santiago Pedaleable, instancia de trabajo de movilidad regional, está en el congelador para sus avances, confirmamos que lo que más ha faltado es voluntad política de las autoridades de turno.
El trabajo integrado y vinculado entre sociedad civil, entidades públicas y privadas, es la mejor alternativa de evaluación de propuestas y de seguimiento de avances. Genera espacios comunes de conversación y acuerdo, integra todas las voces que conviven en una sociedad, colabora a la eficiencia de las medidas a implementar y direcciona el futuro de las ciudades.
La movilidad activa, es necesaria. Además de los aportes a la salud de las personas, reduciría los siniestros de tránsito y de paso aportaría a redirigir ese gasto médico o de programas de salud, en mejoras en la calidad de vida de las personas, como parques y espacios públicos para la ciudadanía.
Es ahí cuando se hace evidente lo necesario del trabajo en políticas públicas dirigidas hacia la movilidad activa y sustentable, como un eje fundamental para un desarrollo equitativo. Pero ese trabajo se ve fortalecido cuando integra a todos y todas las personas que nos movemos por las calles.
Cómo colectivo sabemos que el tráfico continúa en movimiento, que las sociedades están en constante cambio, que en las calles los ciclistas nos seguimos desplazando y, más importante aún, que las personas nos seguimos encontrando.