El domingo 26 de septiembre se realizó –nuevamente- un evento de reactivación provisoria del conocido “Mapocho Pedaleable”. Éste estará abierto hasta aproximadamente abril del 2022, para cuando se inicie la construcción con el diseño del proyecto ya licitado.
Por Eduardo Inostroza Villarroel
En la ribera del Río Mapocho se congregaron ciclistas y autoridades locales para reabrir la ciclovía que se extenderá provisoriamente por 2 kilómetros, desde el Puente Loreto en Santiago, hasta el sector de Andrés Bello con calle Huelén en Providencia. La comunidad ciclista de la capital ha sido testigo de la inestabilidad de la iniciativa, ya que se ha reinaugurado en múltiples ocasiones por distintas autoridades. Por esto conversamos con uno de sus creadores y con quien está encargado de la administración del espacio en la actualidad.
En palabras del Gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego “este es un proyecto muy querido para la ciudad, y también para mí como autoridad regional, ya que surgió de la ciudadanía hace muchos años. Hace tres, dejamos aprobados los recursos, pero por distintas razones esto se postergó, y hoy se retoma este “Mapocho Pedaleable y Caminable” con un amplio proceso de participación ciudadana”.
El nuevo proyecto se titula esta vez, “Mapocho Pedaleable y Caminable”. En su diseño tendrá 4,3 kilómetros de extensión, con cinco accesos al Río Mapocho en La Concepción, Huelén, Purísima, Recoleta y Parque de los Reyes. Éstos contarán con horarios de acceso, guardias de seguridad, baños públicos, bicicleteros, comercio y espacios donde se aprovechará el agua del río para refrescarse. Este es el resultado de diversos diseños al proyecto que ha pasado por diferentes etapas, nombres y presupuestos.
Repasando la historia
Esta iniciativa fue creada en 2010 por Tomás Echiburú y Osvaldo Larraín, quienes en su tesis de Arquitectura en la Universidad Católica (UC), abordaron la importancia del Río Mapocho en la ciudad de Santiago. Así en 2011 bajaron a la ribera del río, junto a cerca de 500 ciclistas que sin permiso pedalearon instalando esta idea en el debate público.
Para el presidente Sebastián Piñera el Mapocho podía ser navegable, pero para las organizaciones de ciclistas era más factible que fuese pedaleable. Lo mismo identificó, en 2012, el Centro de Políticas Públicas de la UC, que junto a sus creadores presentaron el proyecto para licitarlo, a la Secretaría de Planificación de Transporte (SECTRA). De esta forma en 2013, se empezó a hacer el evento “Yo vivo Mapocho”, que se replicó en 2014 y 2015, congregando a más de 4.000 ciclistas y asegurando un financiamiento inicial para la iniciativa.
Pero el hito más relevante para el proyecto sucedió en 2016, cuando mientras se realizaba el Foro Mundial de la Bicicleta en Chile, la presidenta Michelle Bachelet desde La Moneda anunció la prioridad presidencial para el plan de ciclovía, lo cual se hizo realidad gracias a la constante presión de las organizaciones ciclistas y la gestión del entonces Intendente Metropolitano, Claudio Orrego. Es así como en 2017 se dispuso de un presupuesto de 6.000 millones de pesos, con la iniciativa ya licitada.
Sólo faltaba empezar a construir, cuando hubo cambio de gobierno y asumió como Intendenta Karla Rubilar. De esta forma se estanca el proyecto durante el 2018, por cuestionamientos de la autoridad regional a la viabilidad de éste, y en 2019 se presenta el “Paseo Fluvial Río Mapocho”, iniciativa en la cual se aprobó un diseño para ser ejecutado a fines del 2020, pero que no vio la luz. Es así como en el año de la pandemia, y producto del aumento de ciclistas en Santiago, el Intendente Felipe Guevara, reabrió el sendero con las mínimas condiciones sanitarias y de infraestructura. Así estuvo abierta y mantenida por la ONG Map8, hasta que en septiembre de 2020 se robaron parte importante de la estructura de las rampas de acceso.
¿Qué debe suceder para que sea definitivo?
Tomás Echiburú es ahora Concejal reelecto en Providencia. Él junto a Osvaldo Larraín fueron los que iniciaron esta idea de darle un uso ciudadano a la ribera del Río Mapocho. Años después, para impulsarla, fundaron la Corporación Pedalea, quienes junto a las organizaciones ciclistas se empezaron a coordinar para hacer presión a las autoridades. Pero Tomás dejó el ego a un lado y aseguró que “en el fondo nosotros somos dueños intelectualmente de la propuesta, pero honestamente, eso es una tontera. ¿Cuántos ríos en el mundo tienen la misma condición? No es que inventé la cura del cáncer, estamos diciendo que esto se hizo en Barcelona, se hizo acá y se hizo allá, entonces ¿por qué no lo podemos hacer aquí? Es así de sencillo, la innovación no es gigante, lo interesante es el proceso, la forma de cómo esto se puso en la discusión pública. También hay que asumir que el Estado debe hacerse responsable de ejecutar la iniciativa”.
En la misma línea está Victorino Goldberg, dirigente y coordinador en la ONG Map8, quien declaró que “es el primer proyecto ciudadano en Chile, levantado por la sociedad civil y apoyado por las instituciones del Estado, que se empieza a trabajar. Todo depende de la voluntad política de los actores de turno, porque la voluntad ciudadana ha estado durante diez años y ha dado un trabajo enorme, gracias a miles de voluntarios, dirigentes y organizaciones”.
Actualmente “Mapocho Pedaleable y Caminable”, ya superó la etapa de acceder a los permisos y sólo resta ver la disponibilidad presupuestaria, la licitación y la ejecución. Sobre esto Victorino, dijo que “antes tiene que pasar por la habilitación de los dos municipios involucrados y el Ministerio de Obras Públicas con su Departamento de Dirección de Aguas, es clave. Ellos son los que más han exigido para que este proyecto se construya bajo estándares de calidad y sea digno para la ciudad. No porque tengamos que construir una ciclovía por debajo del río, después nos inundemos en Santiago, esa es responsabilidad de este departamento gubernamental”.
Para Echiburú en 2017 con el plan de ciclovía con presupuesto y licitación aprobada, no pensó que se retrocedería nuevamente. Así expresó que “no voy a poner las manos al fuego por nadie, pero pareciera que ahora sí que sí. Orrego acaba de asumir como gobernador, le queda harto tiempo. No necesita mucho del gobierno central para esto, ya que los recursos en el Gobierno Regional los tienen. Este es un proyecto que a él le interesa y ahora no hay que hacer nada más, simplemente se tiene que terminar el diseño y saber perfectamente cuánto cuesta, y si tienes la plata, hay que licitar y construir. Si esto no se empieza el próximo año, nos vamos para la casa y nos olvidamos, pero ahora están todas las piezas en el puzle”.
Sobre la reactivación
Victorino Goldberg ha estado ligado al proyecto desde aproximadamente cinco años, desde ahí ha visto algunas mejoras, pero reconoce que ha sido un desafío mantener la higiene y seguridad del espacio, así como lo fue preparar todo para la reinauguración el pasado domingo. Por esto opinó que “de nuevo volvemos a reabrir algo que no está como el parque que queríamos. De hecho, ayer (26 de septiembre) tuvimos que abrir teniendo más del 60% del proyecto en muy malas condiciones de higiene. Uno como dirigente quiere que las cosas se hagan y que el proyecto se desarrolle, pero no en las condiciones que se hace, lamentablemente siempre tenemos el mismo problema con las diferentes autoridades”.
El presidente de la Comisión de Urbanismo del Concejo Municipal de Providencia, Tomás Echiburú, también es crítico a la reapertura, ya que para él “las activaciones de abrir el río me parecen irrelevantes y creo que es un arma de doble filo. El espacio no está correctamente acondicionado y se puede perder lo que se ha ganado en legitimidad. Pero me quedo con la idea de que el próximo año empezará a construirse, lo que quiere decir que el esfuerzo que hemos puesto todos estos años, al fin valdrá la pena”.
La participación de la población ha sido trascendental en este proceso. Según el primer taller donde participaron actores de la sociedad civil, expresaron que sus principales deseos es que este espacio urbano sea mantenido limpio, iluminado, seguro y amigable con el ecosistema. Además impulsa el turismo y beneficia al bajar los tiempos de traslado. Ya no se espera que esta sea la “autopista de las bicicletas”, primero porque suena incongruente y además, porque la recuperación de este territorio público debe ser dispuesta como un parque no solo para ciclistas, sino que también para peatones que desean realizar actividades de paseo y dispersión.