Harto se ha hablado del proyecto del nuevo eje Alameda. Pero ¿cómo se inserta este plan dentro de un contexto mundial? ¿va en la línea correcta para tener ciudades más eficientes? ¿Es necesario incorporar realmente estas obras a la avenida más importante de la capital?
Por Michelle Raposo
Foto: Victor Rojas
Estos fueron algunos de los puntos que se hablaron en el seminario “Movilidad Sostenible y su impacto en la calidad de vida” que organizó el Gobierno Regional, y que tuvo por panelistas a Mike Lydon, CEO de Street Plans New York y experto en urbanismo táctico; Jennifer Lenhart, Líder Global de Ciudades de WWF; y Amarilis Horta, directora de Bicicultura y representante de la sociedad civil.
La primera parte del seminario contó con la presencia de autoridades como la Ministra del Interior Carolina Tohá, el Ministro de Transporte Juan Carlos Muñoz, la Subsecretaria de Desarrollo Social Francisca Perales, además de representantes del Gobierno Regional.
La mirada política
A veces es difícil ver la foto completa de lo que implica rehacer la Alameda. En su participación en el seminario, la ministra Tohá hizo un claro análisis destacando la importancia histórica y simbólica de esta avenida, como un eje central de la capital, señalando el deterioro y la necesidad de mejoras en su infraestructura.
Cabe recordar que Carolina Tohá no es ajena a las políticas de movilidad, ya que en su tiempo como alcaldesa de Santiago, impulsó varias iniciativas dedicadas a ciclistas y peatones. Incluso cuenta como anécdota que fue en una mesa de trabajo de 2012 por este mismo tema donde conoció por primera vez a Juan Carlos Muñoz, en ese entonces académico de la Universidad Católica.
“No nos olvidemos que esto no es, como algunos creen, un problema del estallido. Cuando empezamos a hablar de esto en el año 2012, todos los problemas que tiene el eje ya estaban planteados. Tener en el eje central ese deterioro, esa mala calidad de la infraestructura pública, es un problema de, primero, de identidad y de autoestima para un país. Es un problema de competitividad económica y de imagen país. Por algo todos los países del mundo, incluso países que tienen muchos más problemas y muchas más carencias que nosotros, se encargan de que sus zonas centrales sean de alguna manera el reflejo de lo mejor de ellos mismos y no la expresión de lo peor de ellos mismos, como nosotros lo hemos arreglado para que suceda”.
También menciona la importancia de lograr acuerdos políticos y sociales duraderos para garantizar la continuidad y efectividad de iniciativas como esta, destacando la necesidad de colaboración y equidad en su desarrollo.
Aunque quizás es lo menos importante de la ecuación, “ha sido lo más difícil de lograr en este proyecto”, cuenta, y agrega que “hemos aprendido todos que hay que lograr acuerdos, hay que lograr transversalidad, hay que actuar rápido. Porque los acuerdos duran lo que duran. Para que uno tenga un acuerdo rápidamente, hay que sacar las cosas porque a los seis meses, capaz que ya no lo tenga”.
Otras aristas que abordó la ministra Tohá, es la inequidad socioeconómica y la fragmentación urbana como desafíos a superar en la planificación y ejecución de proyectos de esta envergadura. Se subraya la necesidad de promover una convivencia equitativa entre distintos medios de transporte,
priorizando el transporte público y las necesidades de los peatones. La sostenibilidad, tanto ambiental como financiera y política, se presenta como un criterio fundamental para evaluar el éxito y la efectividad de este tipo de intervenciones urbanas.
“Cuando tenemos una ciudad como la nuestra, fragmentada en múltiples comunas, que tiene situaciones financieras tan dispares, y dejamos entregado el espacio a esas comunas. servicios básicos de la ciudad, lo que tenemos es una reproducción de las desigualdades en cosas que perfectamente podíamos evitar”.
Finalmente, reconoce que el proyecto no será perfecto y enfrentará desafíos, pero destaca el aprendizaje y la colaboración como elementos clave para superar obstáculos y lograr mejores resultados en proyectos de transformación urbana y social a nivel nacional.
La mirada táctica
Desde su mirada del urbanismo táctico, Mike habló sobre los desafíos para implementar cambios a gran escala debido a las complejidades políticas y al progreso lento de los grandes proyectos.
En ese sentido, señala la importancia de transformaciones rápidas y tangibles a través de intervenciones tácticas, citando ejemplos de diferentes ciudades como el proyecto de peatonalización de Broadway en Nueva York y sus propias experiencias en Miami, donde los proyectos temporales evolucionaron hacia cambios permanentes e impactantes. Al involucrar a las comunidades directamente y utilizar proyectos temporales para recopilar datos y retroalimentación, resaltan la efectividad del urbanismo táctico en crear cambios duraderos que se alinean con las necesidades cambiantes de las personas.
Destaca el caso de Jersey City, donde las intervenciones tácticas allanaron el camino para transformaciones significativas en movilidad, espacios públicos y seguridad, para alcanzar su meta de cero fatalidades. A través de procesos iterativos de prueba, aprendizaje y adaptación, demostró cómo se puede cerrar la brecha entre visiones a largo plazo y proyectos concretos impulsados por la comunidad que conducen a cambios positivos duraderos en las ciudades.
En cuanto al proyecto de la Nueva Alameda, desde su visión cuenta que hay que “estar dispuesto a cambiar de rumbo, estar dispuesto a probar diferentes versiones, avanzando para intentar encontrar una forma óptima de incluir el ciclismo en un corredor que necesita ser mucho más, que se trate de mucho más que solo movilidad. Ese corredor debe ser sobre las personas, el orgullo en la ciudad, el comercio, los empleos, la vivienda. Tiene que ser un verdadero corazón palpitante de la ciudad, y en este momento no lo es. Y gran parte de eso se debe al tráfico. Pero creo que hay oportunidades para repensar realmente cómo Santiago implementa el cambio con el tiempo y ser audaz al respecto”.
La mirada global
En el bullicioso mundo de los paisajes urbanos y la ciudadanía global, Jennifer Lenhart se erige como un faro de experiencias cosmopolitas y liderazgo ambiental. Como Líder Global de Ciudades para WWF, su trayectoria abarca más de 25 ciudades en ocho países. Actualmente vive en Santiago, por lo que además una mirada como residente local, suma su visión como ciudadana global. Actualmente, la perspectiva de Jennifer entrelaza narrativas que la apasionan con iniciativas globales expansivas, acercando la brecha entre experiencias individuales y acciones colectivas.
Jennifer profundiza en el intrincado baile entre grandes datos, procesos de políticas y el impacto monumental que las ciudades ejercen a escala global. Con las ciudades albergando más de la mitad de la población mundial y soportando la carga de las emisiones de carbono y el consumo de recursos, su trabajo en el Desafío de Ciudades de un Planeta de WWF amplifica la necesidad urgente de acciones climáticas colectivas. Colaborando con más de 900 ciudades en todo el mundo, incluyendo una presencia significativa en Chile, los esfuerzos de Jennifer subrayan el poder transformador de las asociaciones en la creación de un futuro urbano sostenible.
Más allá de los reinos de la política, la visión de Jennifer se extiende a las mismas calles que recorremos diariamente. Desde la recuperación de espacios públicos para personas y naturaleza hasta abogar por el ciclismo como un modo de transporte consciente del clima, su mensaje resuena con el pulso de ciudades que luchan por un mañana más verde. A través de distintas, ella defiende el renacimiento de nuestra conexión intrínseca con la naturaleza dentro de los paisajes urbanos.
“Creo que debemos comenzar donde estamos. Tengo muchos amigos que vienen a Chile, a Santiago, y quedan impresionados por la infraestructura existente. Lo menciono porque a veces puede resultar abrumador. Como, ¡Dios mío, tenemos tanto por hacer! Lo cual es cierto, pero ya se ha hecho mucho. Así que siente orgullo de eso, apropíate, muéstralo. Presúmelo a nivel global, porque siempre escuchamos sobre algunas ciudades, ¿por qué no escuchamos sobre otras? Aquí está ocurriendo tanto que inspira a la gente cuando viene y conecta desde ahí. Y como dijo Mike, sabes, las cosas van a salir mal a veces. Está dispuesto a fallar, acepta tus fallos, muestra tus fracasos tanto como tus éxitos. Así que comienza pequeño y sueña en grande”, concluye.
La mirada ciclista
En un discurso cargado de pasión y dedicación por el cambio urbano, Amarilis Horta, directora de Bicicultura expuso la lucha constante que han enfrentado durante años desde la sociedad civil para lograr transformaciones significativas en las ciudades. Incluso, agradeció la rara oportunidad de participar en un evento representativo, destacando cómo, a pesar del esfuerzo invisible de la sociedad civil en la incidencia de políticas públicas, a menudo son excluidos de los reconocimientos en los momentos clave.
Uno de los puntos clave de su intervención fue la Ley de Convivencia Vial, una reforma vital en el marco legal chileno que por primera vez consideró a la bicicleta como un vehículo distinto, con necesidades específicas en la infraestructura y regulaciones viales. Sin embargo, señaló las deficiencias en la implementación de esta ley, como la falta de señalización adecuada o la comprensión limitada de los derechos de los ciclistas por parte de otros usuarios de la vía. Esta falta de armonización en la convivencia vial ha desencadenado conflictos y tensiones en las calles.
Para cerrar, Amarilis hizo hincapié en la necesidad urgente de fomentar el uso de la bicicleta como una solución integral para problemas sociales, ambientales y económicos en las ciudades. Parte de eso es el proyecto «Compartir para Convivir» como un ejemplo de colaboración entre la sociedad civil, empresas e instituciones para mejorar la seguridad y la convivencia en las vías urbanas. Su discurso destacó la importancia de reconocer y apoyar iniciativas que promuevan un cambio positivo en la movilidad urbana y la calidad de vida en general.
Como análisis final, cuenta que hay que “hacer que la población de Santiago conozca la Ley de Convivencia Vial, la nueva Ley de Tránsito, primera cosa. Me parece fundamental que si va a haber en la principal arteria convivencia entre modos, todos conozcamos la ley. Segundo, que si la velocidad ya es baja en el centro de Santiago, veamos una manera de que sea zona 30. Zona 30 permite realmente un perfecto intercambio convivencia entre modos y va a hacer que la bicicleta sea el vehículo más rápido, más efectivo, más eficiente. Tercero, en todo ese eje hay mucha gente que trabaja en oficinas públicas, en oficinas privadas y en comercio. Desarrollamos proyectos para apoyar el cambio modal en esas personas. Que hay millones de personas en Chile que querrían moverse en bicicleta. Cada ciclista que está aquí experimenta constantemente lo mismo. Su entorno le dice, a mí me encantaría irme en bicicleta, yo aquí, yo allá. Pero no puedo por esto, pero no puedo por este otro, no me atrevo. Veamos, trabajo por trabajo, lugar por lugar, que necesitarían esas personas como apoyo y hagamos programas de en bici al trabajo, en bici a clase, que realmente hagamos de que este proyecto no solamente sea un proyecto de infraestructura, sea un proyecto de cambio y transformación de la ciudad de Santiago”.