Hasta 2021 se han construido 426 kilómetros de carriles para bicicletas en la capital.
Por Eduardo Inostroza Villarroel
Fotos Gentileza +CICLO
Producto de la pandemia aumentaron las y los ciclistas que se movilizan por las calles de Santiago y por consecuencia, entre 2020 y 2021 la red de ciclovías creció en 57 kilómetros. Pero según un catastro realizado por +CICLO en 34 comunas capitalinas, en 20 de ellas más del 40% de su infraestructura para ciclos sería reprobada, según estándares mínimos de calidad nacionales e internacionales.
¿Qué dice la normativa?
Según el Artículo N°1 de la Ley de creación, fomento e integración de ciclovías en Chile, se define a un carril de bicicletas como “infraestructura pública u otras áreas destinadas de forma exclusiva o compartida para la circulación de bicicletas”. Asimismo se indica en el Artículo N°2 que “se debe reformar la red vial y la planificación urbana incorporando a las ciclovías como parte integral del sistema de transportes de una ciudad, dando cumplimiento a su vez a los estándares promedio que establecen los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la normativa sugerida por la (OMS) Organización Mundial de la Salud”.
Para que los territorios y gobiernos locales construyan ciclovías según la normativa, la Secretaria de Planificación de Transporte (SECTRA), publicó la “Guía de composición y diseño operacional de ciclovías”, en la se estipularon que las medidas en casos unidireccionales son aceptables con un ancho de entre 1,5 y 1,8 metros, mientras que para carriles bidireccionales se recomienda un ancho de 2,4 metros. Aunque todo esto queda en el aire cuando en el mismo documento se aseguró que “se podrán aceptar anchos menores a los señalados, que en ningún caso serán menores a 1,2 m para ciclovías unidireccionales y 2,0 m para ciclovías bidireccionales”.
Del dicho al hecho hay mucho trecho
Conversamos con Gabriel Oyarzún, arquitecto, estudiante del Magíster de Desarrollo Urbano de la Universidad Católica y uno de los dos fundadores de +CICLOS, un estudio académico apoyado por el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC (CEDEUS), que busca identificar como se reparte la infraestructura de ciclovías respeto de los niveles socioeconómicos en la ciudad. Así con esos datos influir en una mejor toma de decisiones con procesos participativos.
Gabriel, junto a su socio en la investigación, ha hecho catastros in situ en 2020 y 2021, analizando más de 30 variables de los carriles para bicicleta. Sobre esto dijo que, “nos dimos cuenta investigando que no hay datos fiables sobre ciclovías, porque los datos que tiene el Ministerio de Transporte son alejados de la realidad, de los 369 km de ciclovías que habían en el 2019 – 2020, aproximadamente 100 km estaban mal catastrados”.
Con las medidas para las ciclovías que se proponen desde la normativa, se puede decir en palabras simples que éstas deberían ser bidireccionales y ocupar el ancho de una pista de autos. Pero en el papel, la realidad es otra. Y así lo ha consignado Oyarzún, quien señaló que “está lleno de casos de ciclovías ultra angostas y que se pierden, ya que no deberían contarse como tal. Una gran parte de las ciclovías, no son ciclovías en un sentido estricto. Es como darse cuenta que en realidad no eran la cantidad que decían que eran, y eso para nosotros es sorprendente”.
Para Jimena Hevia, quien es geógrafa y hasta hace algunos meses era parte de la Colectiva Callejeras, la calidad y la seguridad de los carriles de bicicletas en Santiago es deficiente “es un peligro en sí misma, cuando no tiene una capa asfáltica adecuada, cuando su carpeta no es la adecuada, cuando está llena de hoyos, cuando llega a ninguna parte, cuando no está iluminada, cuando no tiene una segregación con los vehículos, se puede tornar muy peligroso”.
“En lo personal, creo que una ciclovía es segura cuando una niña o un niño puede moverse fácilmente en ella, ese puede ser un buen indicador de seguridad en los traslados”, dijo Hevia quien es madre de una niña con la cual se moviliza en bicicleta por la ciudad.
Para la geógrafa no es posible hablar de una sola red de ciclovías en Santiago, sino de tramos aislados. “Es un problema que tengamos ciclovías tan diferentes entre comunas y entre sectores al interior de la comunas. Vemos ciclovías de mejor calidad, con estándares muchos más altos, en lugares donde hay más parques y áreas verdes, donde hay más acceso a los aspectos recreativos de la ciudad, donde hay más seguridad, hay más iluminación y eso nos habla de una injusticia territorial. No todos nos movemos por ciclovías iguales”.
Entonces volvemos a la pregunta del titular, donde la respuesta para algunas personas es si y para otras definitivamente es no. De forma recreativa se pueden usar ciclovías que cumplen con la norma, pero debes vivir cerca de ellas, porque si eres de una comuna periférica y te diriges al centro, te hará mucho más sentido moverte por la calle, porque la mayoría de los carriles dificulta la movilidad de las y los ciclistas.