Alfred Jarry (Laval, 1873 – París, 1903) fue un dramaturgo y poeta conocido por sus hilarantes piezas de teatro y su excéntrico estilo de vida. Es uno de los precursores del dadaísmo y el surrealismo, siendo figura imprescindible en la evolución de las vanguardias del siglo XX tanto en las tablas como en la narrativa experimental.
Por Nicolás Celis Valderrama, ciclista e historiador
La dramaturgia grotesca de Jarry denunciaba la hipocresía, la absurdidad y la violencia que estaba detrás de las máscaras de la sociedad burguesa, de la que fue un crítico cruel y despiadado. Su experimento teatral y literario culmina en la invención de la patafísica, una ciencia que propone estudiar las leyes que regulan las excepciones. Su obra teatral más conocida es Ubú rey, escrita en 1896, a la que le seguirá Ubú encadenado, escrita en 1900; ambas son feroces y burlescas parodias del poder a través de las deformaciones grotescas. Ubú en bicicleta es un libro que recoge los escritos velocípedos que Jarry escribió a lo largo de su breve e intensa vida literaria. La edición que reseñamos es la del año 2012, de la editorial Gallo Nero.
La relación vital de Jarry y la bicicleta tiene algunos momentos claves. El 30 de noviembre de 1896, unos días antes del estreno de Ubú rey, adquirió una bicicleta “Clement Luxe 96” de pista, cuya enorme transmisión lo movilizó hasta el día de su muerte. Incluso se indica que Jarry dormía junto a su bicicleta y que nunca llegó a pagar por completo a su vendedor. Sin duda, su Clement Luxe, así como la absenta y su revólver eran los materiales y artilugios con los que Jarry vivió intensamente su vida.
Los escritos ciclistas de Jarry, a través de sus personajes (Sengle, Marcueil, Ixión, Jesús y Sísifo), muestran a buscadores de lo absoluto, donde se encontrará en un principio la alienación del movimiento perpetuo, del gesto circular indefinidamente repetido, para buscar después liberarse por la tangente de manera ágil y astuta. La bicicleta es la herramienta mañosa que permite el escape habilidoso de los obstáculos de la vida; Jarry se encarga de narrar esos obstáculos de una manera velada pero delirante. Así, en los cuentos de Jarry podremos ver cosas tan grotescas y extraordinarias como las siguientes: Jesús de Nazaret en una competencia a toda velocidad contra Barrabás y en derrapada en ascenso por las 14 curvas en el Gólgota; a Ixión –rey de Tesalia y seductor de la diosa Hera– atado a su rueda de bicicleta por la eternidad; y una quíntupla de ciclistas borrachos y dopados, lanzados en carrera a toda velocidad contra el tren que atraviesa Europa, recorriendo el periplo París-Siberia por exactamente 10.000 millas, entre otros relatos.
Esta recopilación de 12 cuentos responde a una época en que la alta sociedad y burguesías europeas estaban inmersas en su propia decadencia, donde la aparición de las obras grotescas de Jarry supuso un ataque frontal y certero a la línea de flotación de las capas más privilegiadas de la sociedad. A más de 100 años de la muerte de Jarry, este libro nos permite mirar cara a cara su silueta. Estamos frente a un texto breve con una edición muy cuidadosa y de tamaño bolsillo. Si actualmente los cuentos ciclísticos de Jarry nos parecen hilarantes y escandalosos, imaginémonos a fines del siglo XIX ante una sociedad ultra conservadora. Los escritos de Jarry friccionan, tal como lo hace la cadena contra el piñón en cada pedaleada.