Desde el 2011 que el taller La Bicindad se instaló en una casona en Maturana 579. Con un espíritu de barrio, Isaías Guzmán abrió este espacio no solo para arreglar y armar bicicletas, sino que para sentirse acogido, y qué más acogedor que un cafecito cuando se tiene frío o se necesita una dosis de energía.
Por Michelle Raposo
Fotos Nicolás Villa
A través de una gran ventana que da a la calle las personas que transitan cerca de la Plaza Brasil se pueden pedir un rico café de grano al paso y seguir con sus rutinas. “Acá hay varios colegios, entonces transita harta gente, pero en horarios claves. Entonces la cafetería funciona en la mañana de las 7 a las 8.30 de lunes a viernes, y luego en la tarde en el horario del taller de las 14 a las 19 horas”, cuenta Isaías.
Pero hay una gracia extra con la cafetería de La Bicindad. Esta tiene la capacidad de llegar a distintas partes, ya que Isaías sube una de sus máquinas italianas a la cargo y está listo para servir café donde sea, siempre que haya una toma de corriente cerca para enchufar la cafetera.
La carta se compone de las preparaciones más populares: espresso, capuchino y cortado, entre otras opciones más actuales con syrup de distintos sabores. “Como es un barrio donde la gente toma café muy temprano en la mañana, tenemos esta oferta. Pero cuando vamos a eventos también ofrecemos opciones que tienen alcohol”, comenta. Como el café irlandés.
Servicio de tradición británica
Curiosamente, Isaías ha trabajado más tiempo en el rubro gastronómico que en el de las bicicletas. Cuando llegó a Santiago a los 19 años a estudiar (es oriundo de San Fernando), se dedicó a trabajar en el mundo de la hotelería para solventar sus gastos, y llegó a uno de los hoteles más icónicos del centro: el Hotel Carrera, que dejó de funcionar el 2004 para convertirse en la nueva sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que tuvo como huéspedes a la reina Isabel II y al Papa Juan Pablo II.
“Era el hotel más antiguo de Chile, el primer hotel 5 estrellas chileno, y una connotación súper especial de ese lugar, es que ese hotel era del grupo The Leading of the World, que es una asociación inglesa, no gringa. ¿Por qué recalco esto? Porque la escuela que nosotros teníamos era la inglesa, y todo, desde cómo te paras, cómo te relacionas con los huéspedes, cómo mover una caja, cómo contestar un teléfono tiene un protocolo”, recuerda.
Con el Hotel Carrera cerrado, fue el momento de Isaías de emprender con su proyecto de cafetería siguiendo este legado británico de servicio que aprendió en sus primeros años de trabajo, hasta el 2011 que empieza con las bicis. “Ahí dije yo, tiene que haber alguna forma de que pueda unir estas dos cosas que me encantan, que es la gastronomía y el tema de las bicicletas. Y un amigo me decía por qué no tienes la tienda y un restaurante. Pero en mi cabeza no pegaban, porque andas con las manos sucias, con grasa, no pegan”.
Afortunadamente, el cambio de estación abrió una puerta. “Cuando hace frío pasa esto que todo el mundo se baja de la bici, no la andan arreglando. Y me pregunté qué hago en los inviernos, y me dije: si yo sé vender café, puedo hacer un proyecto que lleve café en esta época, y en verano arreglo bicis. Y ahí junté las cosas, un poco por necesidad inventamos la bici cafetería”.
La cultura del café
Así, Isaías comenzó a ir a distintos eventos, fiestas electrónicas, festivales veganos, actividades ciclistas y municipales. “En un principio vendía como cinco cafés y estaba como saliendo un poco para atrás con el negocio, entre la máquina y comprar el café a la tostaduría. Pero la cosa se fue moviendo, también ayudó la llegada de gente de centroamérica que tomaban café de grano y como que los chilenos se fueron educando y adquiriendo el hábito”.
“Los chilenos también fuimos abriéndonos un poco a salir del nescafé. Yo recuerdo que de niño lo que más conocí fue el café Ecco, que es de cebada. No teníamos el bagaje que tenemos hoy en día, con cafeterías especializadas, hay más empresas que se han dedicado a traer granos y se han capacitado en el tueste y la molienda”.
Dicho eso, los cafés más vendidos por Isaías son el espresso y el cortado. “Pero seguidito a ellos, es el chocolate caliente. Es impresionante la cantidad de chocolate que la gente pide. Yo no era un fan, pero mi polola fue a México y trajo chocolate con alto porcentaje de cacao y me convenció. Y de ahí he depurado la receta para llegar al que hacemos nosotros, que es con cacao en polvo, leche y luego le echamos unas monedas de chocolate amargo”.
Para el verano ya están pensando qué bebidas heladas en base a cafeína pueden ofrecer, aprovechando también que es la primera vez que la cafetería fija va a estar disponible en el primer piso del taller.
Mientras tanto siguen disponibles para ir a eventos a vender café de grano. Se pueden contactar a través de su instagram @bicindad_bicicafeteria.
“La idea de nosotros es que la gente conozca esto y también de alguna forma, el sueño de nosotros es que haya cada día más bici emprendimientos. Hay una chica que se pone a vender plantas en bicicletas, hay otra que vende distintos tipos de té en frasco, y así hay un montón de bici emprendimientos que la gente no se atreve mucho, pero pienso que así como los food truck, se va a dar que la gente se instale con sus bicicargos”.