Por Daniela Suau Contreras. Periodista, activista movilidad sustentable y feminista.
Fotos: Javier Álvarez M.
En pleno siglo XXI, hablar de discriminación racial no sólo debiese encender nuestras alarmas sobre aquellos temas que no debemos permitir que se reinstalen, sino invitarnos a reflexionar acerca de lo absurdo que a estas alturas es pretender clasificarnos en base a razas. Un debate que incluso diversos científicos han planteado como problemático para entender la diversidad genética humana pero, más importante aún, como nocivo en términos sociales.
Pero el fruto no cae muy lejos del árbol y si nuestros pueblos originarios han padecido una discriminación histórica, lo mismo viven las y los migrantes de origen latinoamericano al igual que la población afrodescendiente presente en Chile la última década, desde el aumento de la inmigración.
Según estudios del Instituto Nacional de Derechos Humanos, un tercio de la población piensa que la mayoría o gran parte de los chilenos considera ser “más blanco que otras personas de países latinoamericanos” y frente a la pregunta “¿está de acuerdo con medidas que limiten el ingreso de los inmigrantes a Chile?”, el 68,2% de la población responde de manera afirmativa. En pocas palabras, un fenómeno social normal que ocurre en todo el mundo, como es la migración, aquí sigue siendo considerado como un problema.
Sobre este tema, bien sabe Orlando Hamilton, chef, ciclista y cofundador de Street Riders NYC, quien en entrevista con Revista Pedalea desde Nueva York, Estados Unidos, nos dice que “la experiencia de ser negro en EEUU hoy, es la misma que hemos tenido desde el primer día”.
Todo comenzó el fatídico 25 de mayo pasado, cuando George Floyd murió a causa de la violencia policial de cuatro oficiales en Minneapolis, Minnesota. El hecho generó indignación y una oleada de manifestaciones a lo largo de EEUU, en contra de la brutalidad policial y la injusticia racial. En Manhattan, las protestas fueron acompañadas por muchos ciclistas que hoy forman parte del colectivo Street Riders NYC.
“Empezamos yendo a protestar. Protegiendo y guiando a los manifestantes y eventualmente creció tanto que tuvimos que comenzar a hacer nuestra propia protesta”, cuenta Orlando Hamilton. Comenzaron siendo siete ciclistas que apenas se conocían y en pocas semanas se encontraron liderando un movimiento que convoca a más de 10.000 personas. Hoy se han constituido en una de las mayores protestas sobre dos ruedas en Nueva York.
A su juicio, la gente tomó la bicicleta porque: “Es un poco más seguro para todo el mundo. Además, podemos llegar a más vecindarios en un solo viaje que si estuviéramos caminando. Casi como una valla publicitaria en movimiento para la causa”.
Bajo el lema “Nosotros pedaleamos, tu pedaleas… Ven y únete a nosotros”, la cuenta en Instagram de Street Riders NYC comenzó a registrar sus encuentros y ya suma más de 15.000 seguidores, convocando a miles de ciclistas que se reúnen para expresarse y exigir cambios, haciendo rutas de más de 20 kilómetros en la ciudad.
Le preguntamos si supo del rol de la bicicleta durante el Estallido Social en Chile en octubre de 2019, dando vida a la Revolución Ciclista que convocaba a miles de ciclistas cada domingo y si bien no estaba al tanto, le pareció increíble y manifestó que: “Apoyamos plenamente cualquier protesta que esté exigiendo justicia e igualdad de derechos”.
Como ciclista en una ciudad como Nueva York, Orlando Hamilton dice que en su experiencia es estimulante pero, al mismo tiempo, extremadamente peligroso dependiendo del vecindario en el que pedalees. Para él, el ciclismo urbano: “Creo que va a seguir creciendo. Es un modo clásico de transporte. La bicicleta está aquí para quedarse”.