Por Myriam Salazar
Fotos Víctor Rojas
Cristian Guerra (38) periodista y oriundo de Los Andes, se define como cicloviajero y en vías de ser un verdadero maestro cervecero.
El uso de la bicicleta en localidades rurales es una tradición que no pasa de moda. Cristian Guerra es un fiel reflejo de ello ya que desde su infancia la utilizaba para pasear con amigos, como también para ir y volver del liceo y desde ese entonces le entusiasmaba la idea de recorrer largas distancias.
Luego de estudiar periodismo en Santiago, llegó a trabajar a la Municipalidad de Los Vilos. Las ganas de hacer un viaje largo y a bajo costo coincidieron con su otra pasión, el fútbol. La Copa Mundial de la FIFA 2014, lo llevó a realizar -la hasta ahora- su mayor aventura en bicicleta: “Travesía Cicloviajera, del pedal al Mundial”.
“En Los Andes se puede llegar a todas partes en bici, aunque se viva en los extremos de la comuna, incluso trasladarse a otras comunas de la provincia, como la comuna de San Esteban donde trabajo actualmente”. Cuando estaba en Río Hurtado ya había hecho algunos viajes de larga distancia como el Valle de Elqui. Soy muy fanático del fútbol y cuando supe que el Mundial 2014 sería en Brasil dije esta es mi posibilidad de hacer un viaje largo en bicicleta. Tenía que armarme una bicicleta, no era llegar y hacerlo. Ahí comenzó un proceso de planificación para llegar en la fecha precisa. Tenía que ver con coordinar los tiempos con mi hija, mi trabajo, mi familia. En el fondo no era una idea al azar sino que había que hacerlo bien”, cuenta.
“Escribí el proyecto y se lo presenté al alcalde quien era mi jefe en ese tiempo y me apoyó. Además de dos marcas que me auspiciaron con equipamiento, como la implementación de energía solar para poder ir generando electricidad mientras pedaleaba, lo que me sirvió de mucho. El viaje duró 6 meses, hubo tramos que los pedaleé con franceses que me encontré en el camino”.
Para Cristian este viaje lo marcó para siempre. “Fue lo más maravilloso que me pudo pasar, me hizo cambiar mucho personalmente. Tomar mis propias decisiones en cuanto a seguir o parar en la ruta, estuve lejos de mi familia harto tiempo, un semestre completo. Hubo momentos en que se flaquea, siempre me preguntan cómo fue mi preparación y mi respuesta es que la parte física es relevante pero la mental es lo más importante”, afirma.
El objetivo era Brasil y llegar al Mundial. “Estuve en el partido de Chile Australia en Cuiabá, me la lloré toda con el himno nacional, me junté con varios amigos chilenos que viajaron. Todo fue bien mediático, cuando volví me nombraron “Andino destacado” en el ámbito deportivo por representar a la comuna”.
Magrela
A regreso a Chile tuvo que comenzar el proceso de buscar trabajo de nuevo, pero las ganas de independizarse fueron más. “Toda esta locura que me dejó este viaje y mi gustó por la cerveza me motivaron a hacer una cerveza en honor a la bicicleta, a la magrela como le llaman en Brasil, que me acompañó y fue fuente de inspiración y perseverancia”.
La idea estaba clara, hizo un curso en Santiago y luego se concentró en el diseño.
¿Cómo fue el proceso para llegar a la cerveza que querías lograr?
-El tema de la cerveza es bien experimental y de harto aprendizaje. Hemos tenido la suerte de que las recetas han salido bien, porque hay mucha dedicación y pasión en su preparación.
Se parte teniendo los insumos que son las maltas, el agua, el lúpulo. Ocupo el de agua de Los Andes que pasa por un proceso de ablandarla, porque a pesar de que son aguas bastante puras, contienen mucho mineral. Mediante la exposición al sol se desclorifica, es muy artesanal el proceso. Las maltas las muelo con el típico molinillo de campo con que se muele el choclo, para una receta son cerca de 7 kilos de malta que debo moler y luego se macera.
Al mismo tiempo que se iniciaba Magrela, Cristian se instaló en una casa que no tardó en inscribir en Warm Showers una comunidad mundial de hospedaje para cicloviajeros que descubrió en su viaje. “Aquí recibo a los pedaleros que están en ruta y les presto un espacio donde pueden ducharse, comer, dormir y claro tomar Cerveza Magrela”.
¿Cómo ha sido la recepción de la gente y en qué lugares se vende Magrela?
-La recepción ha sido sorprendentemente buena estoy muy contento por eso. Como es una mini cervecería, por ahora se distribuye en dos bares de Los Andes, uno es Artesanos Bar ubicado en una edificación patrimonial y el otro es un bar nuevo que se llama Garden Beer, que pertenece a una nueva tendencia que consiste en crear jardines cerveceros con diferentes tipos de cervezas belgas, alemanas y entre esa oferta está también Magrela.
¿Cuáles son las variedades de cerveza que preparas?
-Varía según la estación, en invierno preparo la cerveza negra y la café, las que se consumen a temperatura ambiente y en verano preparo recetas británicas que son más livianas, refrescantes y se toman bien frías.
¿Qué planes tienes para Magrela?
-Tenía muchas ganas de participar de algún evento ciclista y ya estuvimos en Expo Pedalea donde nos fue excelente. Otro objetivo es empezar a embarrilar, lo que requiere de una inversión en equipamiento, ya hice el curso de embarrilado con CO2 para que Magrela siga siendo en formato botellín pero que pueda estar también en barril, cosa de estar a fin de año con nuestras propias máquinas dispensadoras y ofrecer shop en la Casa Ciclista y en eventos.
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